Opinión

La pandemia por COVID-19 se prolongaría hasta abril de 2021

La pandemia por COVID-19 se  prolongaría hasta abril de 2021

La pandemia por COVID-19 se prolongaría hasta abril de 2021

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Roberto Gutiérrez Rodríguez*

Marco Antonio Pérez Méndez**

La evolución de la curva epidemiológica del COVID-19 ha tomado un giro muy diferente al que arrojaron los primeros ejercicios de modelación matemática del número de personas contagiadas y fallecidas por dicho padecimiento. En una corrida del modelo tipo Gompertz COVID-19-UAMI llevada a cabo recientemente, se observó que en los seis días que concluyeron el 26 de junio de 2020 se habría llegado en promedio diario al nivel absoluto más alto de incidencias por COVID-19: 6,698 personas contagiadas y 713 fallecidas. A partir de esas cifras, la traza del modelo muestra la factibilidad de que se inicie un descenso leve pero sostenido de ambas variables, hasta alcanzar posiblemente su control —cero contagiados y fallecidos— en abril de 2021, 14 meses después del primer caso, reportado por las autoridades de salud el 28 de febrero de 2020.

La curva señala que el número acumulado de personas contagiadas y fallecidas hasta la conclusión del ciclo epidemiológico ascendería a 605,344 y 44,630, respectivamente, con lo que se obtiene una tasa de letalidad acumulada de 7.4%. Sin embargo, si ésta se mantuviera en el nivel actual de 12%, sólo superada por cuatro países europeos, Italia, España, Reino Unido y Bélgica, el número de fallecidos podría llegar a 72,600. Se trata de un rango muy amplio, cuyo nivel exacto va a depender del aprendizaje del sistema de salud respecto al manejo de la enfermedad, así como de los recursos que las autoridades estén dispuestas a invertir para que se tenga una mayor credibilidad sobre el sistema: número de médicos y enfermeras especializados en enfermedades respiratorias; abasto oportuno de medicamentos que han probado su eficacia para contener los efectos de la enfermedad; suficiencia de equipo altamente especializado, sobre todo camas, respiradores y monitores; manejo adecuado de las condiciones sanitarias de los nosocomios, y alto número de pruebas (tests) a la población en general, no sólo a la que se sospecha pueda haber contraído el virus. Esto por supuesto incidirá en una más pronta recuperación de la economía en su conjunto y en una mayor capacidad del país para atraer inversión.

Las predicciones toman en cuenta el comportamiento histórico de las variables, lo que quiere decir que para alcanzar las cifras que éste arroja para el periodo julio 2020-abril 2021, al menos deberían mantenerse los patrones de distanciamiento social, lavado de manos, sanitización y otros observados por la población entre marzo y junio de 2019. Empero, se observan enormes presiones para el relajamiento de los controles y una alta disposición a la apertura de la economía por parte de las autoridades; los pequeños productores y comerciantes, incluyendo los informales, y por supuesto los medianos y grandes productores y exportadores.

Asimismo, como en otros países, la población joven ya no está dispuesta a sacrificarse en casa y quiere salir a los restaurantes, los bares, los estadios y arenas deportivas, los espectáculos, las manifestaciones públicas, las discotecas, o simplemente a disfrutar en las playas sus vacaciones de verano. Esto se observó durante junio en el estado de Texas, Estados Unidos, y dio lugar a que las autoridades tuvieran que regresar al semáforo rojo, con las implicaciones sociales, emocionales y económicas que tienen la apertura y cerrazón alternadas de la actividad económica. Ahora, como en los países de Europa, particularmente Alemania, la reapertura podría quedar condicionada a que se hagan pruebas masivas y a rastrear los contactos de las personas infectadas, no importa si son asintomáticas. Eso por supuesto implica inversiones que el gobierno parece estar postergando.

Un momento crucial del proceso de expansión de los contagios, de acuerdo con la traza de la curva Gompertz, se daría a mediados de agosto de 2020, cuando deberá observarse un segundo descenso, por demás evidente, en la tasa de crecimiento de los contagios (última inflexión de la curva), el cual continuará de manera gradual hasta abril de 2021. Si no llega a consolidarse, y la tasa de crecimiento sigue siendo alta, traslapándose esto con la entrada del otoño, seguramente México padecerá una segunda ola de contagios, a la que tanto temor internacional se tiene, y toda la estrategia deberá reconsiderarse.

Siempre se dijo que una ventaja para México y en general América Latina respecto a la pandemia era que ésta llegó al subcontinente dos meses después que a China y uno después de Europa y Estados Unidos. Es momento de sacar provecho de esa circunstancia y no repetir los errores cometidos en otras latitudes. Recuérdese que en América Latina se concentra la mayor parte de los contagios y defunciones acumulados en el mundo, superando a Europa y Estados Unidos. La vulnerabilidad de la región radica en que, aún cuando las grandes concentraciones urbanas empiezan a acusar descensos en las tasas de crecimiento de personas contagiadas y fallecidas, la enfermedad se ha diseminado hacia las comunidades más alejadas, muchas de ellas indígenas y sin infraestructura de salud. Por ejemplo, en la región conformada por la Ciudad de México y los estados de México, Puebla, Morelos e Hidalgo, no sólo se concentra la mitad del total nacional de contagiados y fallecidos del país, sino también la parte más importante de la infraestructura hospitalaria. Algo similar sucede con las regiones metropolitanas de Lima, Perú; Santiago de Chile; Quito, Ecuador, y Buenos Aires, Argentina. La pandemia ha tomado en América Latina un nuevo rostro, el de la pobreza extrema, al que las autoridades de salud de la región y del país no deben aludir.

*Jefe del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa y

**Profesor-Investigador del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana