Cultura

La pintura, otro de los senderos de Dylan

El compositor publicó los libros Tarántula y Crónicas: Volumen I y una serie dedicada a su obra plástica, realizada durante las últimas cinco décadas

Un hombre y una mujer se preparan para salir
Un hombre y una mujer se preparan para salir Un hombre y una mujer se preparan para salir (La Crónica de Hoy)

Bob Dylan es un funambulista. Es un artífice de la caminata sobre un hilo tensado de extremo a extremo, que bien podría ser la cuerda de su guitarra o el fundamento de la telaraña que en su cabeza dio a luz a su obra Tarántula, así como la delgada línea entre poesía y composición.

Para andar por ese camino, le ha sido necesario equilibro, que estuvo a punto de perder muchas veces. Por ejemplo, con el cambio de la guitarra acústica por una Fender Stratocaster, cuando se hartó de temas profanos, abordó los religiosos y finalmente volvió a las canciones seculares o el incidente en aquel verano de 1966, cuando perdió el control de su motocicleta, que lo dejó convaleciente más de un año pero le permitió salir del atolladero en que estaba metido.

El accidente tampoco le permitió publicar, cuando más lo deseaba, Tarántula. Poco importó que su única novela circulara primero en versión pirata y luego publicada en 1971, la crítica destrozó ese monólogo interno, esa prosa experimental influida por la Generación Beat. Cuando se percató que no tenía madera de prosista, él también odió el libro pues lo suyo era la poesía.

Sin embargo, tenía material suficiente para un compendio. Escritos y dibujos es una colección de imágenes pintadas por el artista estadunidense, letras, poemas y algunas anotaciones. Aunque ya no se publica, dio pie a cuatro libros más que reúnen las letras de sus canciones (Letras: 1962-1985; Letras: 1962-2001; Letras: Desde 1962; Letras: 1962-2012), considerados auténticos poemarios.

Hubo quienes pensaron que nada más saldría de la pluma de Dylan hasta que la editorial Simon & Schuster le ayudó a revisitar la prosa mediante la autobiografía Crónicas: Volumen I (2004), la cual abunda en su llegada a Nueva York en 1961, la grabación de “Bob Dylan” y la creación de otros álbumes como “New Morning” (1970) y “Oh Mercy” (1989). También plasma su amor por el folk, mientras cuenta veladamente la historia de la música americana de la época.

Es imposible pensar esa historia musical sin él pues ha “creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, como dijo la Academia sueca al anunciar el reconocimiento.

No es un motivo exagerado porque varias de sus canciones, son poesía. Logra hacer convivir imágenes crudas, juguetonas y cotidianas con alegorías y metáforas filosóficas, baste tan solo el llamado al umbral en “The Times They Are a Changing”.

Como ha declarado el poeta chileno Nicanor Parra, solo por tres versos de “Tombstone Blues”, del álbum Highway 61 Revisited, es acreedor del galardón. “Mamá está en la fábrica / no tiene zapatos / papá está en el callejón / está buscando un fusible / yo estoy en las calles /con el blues de Tombstone”, donde en lugares transitorios los padres buscan necesidades que no lograrán ser llenadas pero el joven al menos se ha hecho de algo, del blues, de la música y,  ahora, del Nobel.

DYLAN, EL PINTOR. El letrista ha tenido tiempo de sobra durante más de cinco décadas para plasmar en imagen lo que observa e imagina. Los dibujos y las pinturas del reciente premio Nobel en Literatura se han reunido en tres libros: Drawn Blank Series, The Asia Series y The Brazil Series.

La primera serie es de 2013, sin embargo, abarca bocetos hechos desde 1989. En ella papel y lápiz son sus materiales preferidos porque acompañan a sus piezas con caligrafía mientras que tela y tinta en acrílico se han puesto a su servicio desde que expresamente un museo alemán le pidió en 2008 entintar algunos de sus dibujos. Como si fueran viejas canciones con versiones de una misma interpretación, el formato de algunos dibujos ha sido alterado. Después de pasar por un escaneo, las dimensiones permiten una mejor apreciación. Al resto de las piezas suele respetársele la textura porque es parte de la escena intimista y cotidiana que refleja el artista.

Con la misma línea burda, gruesa y cromática viva pero franca, ha realizado las otras dos series con corte impresionista.

La producida tras un viaje por países orientales como Japón, China, Vietnam y Corea, tiene paisajes, personas y situaciones vistos a través del ojo del compositor y su razón de ser es plasmar detalles culturales o sucesos que lo han dejado intrigado. Fue recogida después de una exposición en Nueva York. A diferencia de la anterior, el libro de la serie carioca ha sido producido luego de la exhibición en un museo de Copenhague en 2008.

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