La vez que el maestro se convirtió en alumno
Alfredo Nateras Domínguez*
Roberto García Corona**
Se ha cumplido poco más de un año (marzo, 2020) de que el mundo fue sorprendido por una terrible pandemia que prevalece en nuestros días. Se sabe que todo comenzó en diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, China. La Ciudad de México no fue la excepción al sumarse México a los países alcanzados por dicha pandemia, a fínales del mes de febrero del 2020. El SARS-CoV-2, llegó a un mundo que no estaba preparado para él, mostrando todas las deficiencias neoliberales del sector salud a nivel local–mundial, desnudando crudamente las diferencias e injusticias sociales, entre los que pueden vivir una pandemia desde la comodidad de su casa y los demás, que a pesar de la situación deben salir para poder seguir sobreviviendo. También el coronavirus de una u otra forma impactó a todas las instituciones y ámbitos de la vida social, la economía, los gobiernos, la religión, la familia y la educación. Aún siguen sin cuantificarse los estragos por dicha circunstancia, en este sentido, la educación es una de las más trastocadas en forma y fondo, dejando en claro entre otras cosas la falta de preparación para manejar en muchos sentidos las tecnologías digitales.
A pocos días de que se celebró el 15 de Mayo “día del maestro” en nuestro país, decretado en 1917, por el presidente Venustiano Carranza, se confirma que la educación ha sido y seguirá siendo el pilar fundamental del horizonte de presente y de futuro de un país, las dificultades que enfrenta la docencia por las circunstancias pandémicas actuales, son una oportunidad invaluable para la “imaginación educativa”, que se alimente del ímpetu de seguir aprendiendo, la actualización hacia esta forma de enseñanza a distancia será su fortaleza y generara -esperemos– grandes alternativas en la educación, aunque hay que decirlo fuerte y claro: la educación a distancia jamás sustituirá a la vivencia social de lo presencial. Este gran esfuerzo y responsabilidad de una gran parte de los profesores por aprender lo más rápido posible el uso de las plataformas, es tomada por los alumnos como una acción noble y no de vulnerabilidad, la convergencia actual de ambos actores sociales se basa en una reciprocidad donde el intercambio de aprendizaje es tal, que se asumen entre alumnos y profesores, maestros y aprendices, al mismo tiempo. Las clases en línea es el lugar donde ambos deben reflexionar sobre el papel que le toca a cada cual y que puede ir de un lado a otro sin actos presuntuosos de ambas partes.
En conclusión, podemos mencionar que todos los aconteceres, que trastocan a la cotidianidad, siempre serán el territorio donde se abra la oportunidad para expresar: ¿será el lugar tal vez en donde los patos le ayuden a las escopetas?
* Alfredo Nateras Domínguez, profesor–Investigador del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana
** Roberto García Corona, estudiante de la licenciatura en Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México