Opinión

Las clases sociales del arte

Eduardo Egea, el CEO de Cronica.
Eduardo Egea, el CEO de Cronica. Eduardo Egea, el CEO de Cronica. (La Crónica de Hoy)

En el mundo del arte en México se desdibujan los límites entre movilidad social y profesional con rasgos de una sociedad de castas y racista con una baja expansión de la productividad laboral, alto desempleo juvenil y PIB estancado. ¿Cómo está dividido socialmente el escenario del arte en México?

Clase Alta: Se conforman por curadores, directores de museos, artistas, coleccionistas y galerías mexicanas globales; son quienes privilegian artistas, definen exposiciones influyentes y representan la élite que hace dinero en ferias y controlan su mercado. Se cotizan en el mainstream internacional profesional y viajan en avión para dirigir bienales globales e introducen artistas a México y llevan pocos fuera. Su cáncer son los Juniors del arte y su fracaso en realizar aportaciones.

Clase Media: Su movilidad es nobiliaria y cortesana, dominan el mercado de favores y el del currículum académico con doctorados y maestrías estériles que carecen de discursos sólidos; viven de un cheque institucional, de dar clases o recibir becas, —siendo esto a veces su único mérito—. Las galerías suelen estar desinformadas, no toman riesgos, exponen arte obsoleto y se mueven sólo en el mercado del arte local. Detentan una mentalidad de izquierda y utilizan sus becas mayormente para tener hijos, pagar la renta o el Uber; cuchichean en Facebook pretendiendo formar su propia “élite”, desprecian el mercado del arte y fundan espacios independientes. Difícilmente concretan sus proyectos artísticos, comerciales o de gestión.

Precariado o Clase Baja: Son casi anónimos, carecen de poder e información y están atascados en un círculo vicioso de sobrevivencia, suelen trabajar sin cobrar, realizan chambas eventuales en ferias y museos o trabajan en otra cosa. Muchos son artistas principiantes sin becas, visibilidad y legitimación; administran blogs de arte o sitios en Facebook, son desechables o intercambiables; se les subestima. Si tienen algún logro, no lo conocemos, están sepultados por la mediocridad y arribismo de los otros. Viajan en Metro. Y tú ¿A qué clase social del arte perteneces?

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