Escenario

Las hijas de Abril: La maternidad perversa

La hija de Ana
La hija de Ana La hija de Ana (La Crónica de Hoy)

A hora podemos hablar de un cine de Michel Franco: contenido, incómodo, desafiante de la moral y con personajes marcados por el dolor del pasado. En su más reciente filme, Las hijas de Abril, con el que conquistó el Festival de Cannes con el Premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada, hay un estancamiento y, hasta cierto punto, un retroceso con la falta de credibilidad.

La película pretende un realismo que conforme pasa la historia va perdiendo naturalidad y se inclina por mostrarnos una perversión forzada. Es un filme que sin llegar a ser de lo mejor de Franco, sí es de lo mejor del cine mexicano del año.

No se trata de una película mala, sobre todo porque Emma Suárez demuestra por qué es una de las principales actrices de habla hispana en el mundo en la actualidad (a pesar de su Julieta, de Almodóvar), sin embargo, Michel Franco no supera el nivel devastador ni emocional que consiguió con Chronic (2015), y tampoco genera empatía ni odio como Después de Lucía (2012). Su error es ser demasiado persuasivo con el espectador.

El argumento de Las hijas de Abril es muy interesante. Se trata de un drama familiar en torno a tres generaciones. Valeria (Ana Valeria Becerril) tiene 17 años y está embarazada, ha dejado la escuela para holgazanear con su novio Mateo (Enrique Arrizon). Ella representa a toda una generación de jóvenes que han padecido el fenómeno social de los embarazos no deseados y la indiferencia y despreocupación por la situación. Ella vive en Puerto Vallarta, con su hermana Clara (Joanna Larequi), una mujer que redondea su edad en los 30 y que representa a una mujer que ha reprimido sus pasiones por ser la figura materna de su hermana; ella es una mujer frustrada y triste. Cuando la relación entre ellas se sale de control, Clara llama a Abril (Emma Suárez), su madre ausente por mucho tiempo, quien llega de nuevo a sus vidas para tratar de poner las cosas bajo control, pero es ella la que se vuelve la principal razón por la cual la relación materna cobre giros perversos en torno a la obsesión por la maternidad y por no aceptar el paso de los años.

Una de las principales virtudes del cineasta es no tomar atajos con el lenguaje cinematográfico, no utiliza el close up para remarcar las emociones dramáticas, ni de la música para crear atmósferas superficiales.

Franco nos presenta a tres personajes complejos que impactan en la pantalla por sus acciones. Franco le ha dado al poder de decisión un peso malvado y con este filme trata de profundizar en el lado más oscuro de la maternidad, al mostrarnos a una Abril con un nivel de maldad que contrasta con las buenas intenciones con las que parece actuar. Es un personaje fascinante que nos presenta a Emma Suárez de una forma sensual y carismática, así como manipuladora e ingenua. Tan compleja que parece no caber ni en ese mundo creado por el propio Michel Franco.

Director: José Julián Vázquez Martínez (México, 2017)

Dentro del abanico de diversidad de propuestas del cine mexicano, llega a las salas de cine una que figura por el pincelazo del viaje en el tiempo. Fausto es un exitoso pintor de 64 años, que justo en la cumbre de su carrera es destinado a vivir el dramático suicidio de su esposa, siendo ella su única familia. Este suceso inexplicablemente llevará a Fausto a viajar en el tiempo, con la posibilidad de cambiar la suerte de la mujer que amó toda su vida. El filme tiene momentos brillantes, sobre todo en cuestión de las atmósferas que puede lograr con los recursos fílmicos, sin embargo, los otros momentos desilusionan un poco cuando se cae en el convencionalismo y el melodrama. Destaca la reflexión sobre la diferencia de sueños en una relación amorosa y me parece tediosa la forma en que busca la redención de sus personajes. Un filme que está entre el bien y el mal… como el amor del que se habla.

Director: Svyatoslav

Podgayevskiy (Rusia, 2017)

Este filme de terror se ha llevado hasta el momento el premio al bostezo del año. Se trata de un filme de terror ruso que quiere parecerse al cine gringo, sobre todo intenta imitar a estilo del cineasta malayo James Wan que ha conquistado con filmes como El conjuro (2013), en las cuales se recurre mucho al susto repentino. El filme ruso nos cuenta la historia de la joven Nastya, quien acepta ir al pueblo natal de su novio Ivan para conocer a su familia, sin embargo, descubre de a poco que sus familiares son muy extraños y el lugar está lleno de espeluznantes fotografías. El terror llega cuando la familia la prepara para una misteriosa ceremonia que debe llevarse a cabo antes de la boda. Un filme completamente olvidable, con actuaciones inverosímiles, incluso podríamos decir caricaturizadas de forma ridícula. Se trata de una película que apostó a la fórmula para abrir mercado al cine ruso, pero es una pena.

Directora: Stella Meghie

(Estados Unidos, 2017)

El dulce de la semana. Basada en una novela homónima escrita por Nicola Yoon (2015), Todo, todo se centra en Maddy, una chica de 17 años que posee una enfermedad inmunológica grave que no puede salir de su hogar. Pero su vida cambiará cuando Olly se mude a la casa de al lado. Se trata de un filme que sigue la fórmula de la sensiblería que alcanzaron otros como Yo antes de ti (2016) o Bajo la misma estrella (2014), y que ya se ha abordado antes en otros filmes con un tenor más intenso como Mi vida sin mí (2003) en torno a las historias de amor que surgen en la adversidad de la enfermedad. Esta ocasión el filme tiene una buena construcción de la historia, y destaca la química que comienzan a tener los protagonistas en la primera media hora del filme, sin embargo la resolución del filme resulta un tanto patética. Una película que no exige mucho. No apta para los no cursis.

Copyright © 2017 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México