Cultura

Las nuevas construcciones carecen de carácter, señala Manuel Larrosa

El arquitecto recibirá mañana la Medalla Bellas Artes por su trayectoria ◗ Es buen momento para recibir la presea y compartirla con quienes me contrataron, dice

El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura.
El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. (La Crónica de Hoy)

El arquitecto Manuel Larrosa recibirá la Medalla Bellas Artes 2016, máxima presea que otorga el Instituto Nacional de Bellas (INBA), y dice que el carácter ya no existe en las recientes construcciones, todas son iguales. “Una iglesia es igual a un banco y un banco es igual a una cafetería. Tenemos que recuperar el carácter de los espacios”.

Manuel Larrosa recibirá mañana el galardón al que se hizo acreedor por su amplia trayectoria profesional, académica y en la escritura. En entrevista, cuenta que la presea llega en buen momento porque podrá compartirla con quienes, en algún momento, solicitaron sus servicios. “Llega en el momento en el que la puedo compartir con mucha gente que me encargó trabajos y que gracias a eso pude hacer arquitectura”.

Entre los proyectos que realizó están los edificios en condominios y casas unifamiliares en las ciudades de México, Guadalajara, Cuernavaca, y Los Mochis; la aduana de Tijuana y el Teatro Casa de la Paz, cuyo mural fue elaborado por el pintor Manuel Felguérez.

Manuel Larrosa dice que en recientes construcciones existe cierta monotonía. “La actividad arquitectónica es muy diversa, según el cliente. Al estar solicitado en distintos estados, hay una demanda de carácter, el carácter ya no existe en las nuevas construcciones, todas son iguales. Una iglesia es igual a un banco y un banco es igual a una cafetería. Tenemos que recuperar el carácter de los espacios”.

Larrosa explica que las convergencias son causa de la globalización: “Se debe a la estandarización, que tuvo muchísimo éxito en la industria, pero que se trasladó a la cultura. Una cosa es la producción industrial, en la cual sí se beneficia la repetición y el mejoramiento por la repetición; y otra cosa es la repetición mecánica en los actos creativos”.

Con respecto a los proyectos donde no hay un respeto por el valor histórico, el egresado de la Escuela de Arquitectura de la UNAM dice que no es algo nuevo y narra lo que vivió con sus maestros cuando era estudiante. “Tuve profesores que me llevaban al Centro Histórico para decir que habían acabado con una casa del siglo XVIII y habían hecho un edificio horripilante de departamentos, ése era el error de los años 50, donde lo moderno exigía liquidar el pasado”.

Señala que se ha tomado conciencia en comparación con las actividades de épocas pasadas. “En aquella época, el pasado era visto como retraso, una cosa que había que desplazar porque lo nuevo era mejor que lo anterior, pero todos acarreamos el pasado, nadie inventa nada, nada más se le añade”.

“En arquitectura se hace con cemento y ladrillos. La escritura es un acto constructivo, cómo se levanta y organiza un texto es muy parecido a cómo se levanta una construcción”, señala.

Al inicio de su carrera, Manuel Larrosa estuvo asociado con el arquitecto Guillermo Rossell de la Lama, con quien realizó obras como la Capilla Abierta y la Plaza de los Abanicos en Morelos, así como el Palacio de Gobierno, la Casa de la Juventud y el Instituto Tecnológico del Noreste en Tamaulipas.

Recuerda a Guillermo Rosell como un mentor con quien inició a laborar como arquitecto y en la docencia: “Fue mi maestro en la Escuela de Arquitectura. Desde que yo estaba de alumno me nombró su ayudante y así empecé”.

Acepta que siempre ha tenido gran interés en dar clases porque desde muy temprano lo nombraron ayudante en la enseñanza, y más porque ahí encontró satisfacción por poder aprender al mismo tiempo que enseñaba.

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