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Esta semana falleció uno de los líderes religiosos más destacados de México: don Antonio Chedraui Tannous, Arzobispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía para México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe, cuya influencia sobre asuntos de Oriente Medio se dejó sentir, no tan sólo en América Latina, sino en países de Europa y Asia.
Proveniente de una familia humilde, ingresó al seminario a los 13 años; su formación sacerdotal tuvo lugar en la Universidad de Atenas donde estudió filosofía y teología, y en poco tiempo se convirtió en secretario particular del Arzobispo de Tripoli y del propio Patriarca.
Para atender a la comunidad ortodoxa que comenzó a llegar a México procedentes del Líbano desde las últimas décadas del siglo XIX y a sus descendientes, designaron a Mons. Chedraui como obispo y quiso adoptar la nacionalidad mexicana para involucrarse mejor en la vida nacional y estar más cercano a los fieles superando algunas limitantes jurídicas al ser extranjero.
Don Antonio Chedraui entabló amistad con varios mandatarios y funcionarios mexicanos y de otros países, y de igual modo estrechó lazos con personalidades de todos los ámbitos. Apoyó las causas justas, la libertad religiosa y la solidaridad con los pobres. Su relación con la prensa siempre fue buena. Antonio Chedraui fue una voz autorizada a favor de la paz en Oriente Medio, principalmente en relación con su natal Líbano, y frente a las guerras y conflictos en Siria e Iraq, sobre todo, durante la Guerra del Golfo Pérsico.
Muy cercano a la Iglesia Católica, entabló una sincera amistad con el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y fue miembro fundador del Consejo Ecuménico de México.
La Iglesia Ortodoxa de Antioquía, al lado de la Ortodoxa Griega, la iglesia conocida como OCA y la rusa, tienen presencia en varias entidades de nuestro país, y aunque sus fieles son minorías religiosas con gran afinidad a la Iglesia Católica Romana, han ganado un sincero aprecio por la buena dirección de sus obispos y la respetuosa actitud de sus fieles.
Don Antonio Chedraui también formó parte de otras importantes instituciones religiosas e intelectuales, como la Academia Nacional de Historia y Geografía.
Los funerales de don Antonio Chedraui tuvieron lugar en la Catedral de San Pedro y San Pablo en Huixquilican, Estado de México, que se construyó bajo su gobierno pastoral, dado que la antigua Iglesia de San Jorge en la colonia Roma resultaba demasiado pequeña para albergar a la comunidad. A sus funerales asistió el presidente de México, Enrique Peña Nieto, entre otras personalidades. El Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Primado de México, también estuvo presente y otros líderes religiosos.
Tras su fallecimiento, el Patriarcado Ortodoxo de Antioquía designó el pasado 15 de junio al Archimandrita Fadi Rabbat como Vicario para México y Centroamérica, y al obispo Ignacio Samaan como Vicario para Venezuela y las islas del Caribe.
El Dr. Fadi Rabbat era muy cercano y apreciado por Mons. Antonio Chedraui; en distintas ocasiones lo representó en eventos públicos. Él está plenamente familiarizado con la vida religiosa y política de México y Centroamérica, tiene óptimas relaciones ecuménicas con las demás iglesias y con la comunidad libanesa y Siria que radica en nuestro país. De igual modo, se puede decir que hereda las buenas relaciones que Mons. Chedraui tenía con distintas personalidades de la vida pública de México.
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