La sensación de caos y la cada vez más sofocante situación que vive Gran Bretaña a causa del brexit ha hecho acrecentar en las últimas horas las presiones sobre la primera ministra, la conservadora Theresa May, para que presente su dimisión.

Once miembros de su gabinete, integrados en el sector más antieuropeo, planean rebelarse contra su líder en la decisiva reunión de hoy para forzar su salida del Ejecutivo, publicó ayer The Times.

Dada la imposibilidad de someterla nuevamente a una moción de confianza en el Parlamento, por no haber pasado un año desde la moción a la que fue sometida hace un mes —y de la que logró salvarse por la mínima—, los amotinados le exigirán, por última vez, que no intente de nuevo una salida negociada con sus socios de la Unión Europea. En caso de que se niegue, según publica The Sunday Times, entonces estarían dispuestos a dimitir de forma masiva o a “pedir su cabeza” públicamente.

Los nombres que resuenan con mayor fuerza como favoritos para suceder a May son los de su “número dos”, David Lidington, así como los de los ministros de Medioambiente, Michael Gove, y de Exteriores, Jeremy Hunt.

Lidington, sin embargo, al conocerse estos rumores dijo a la BBC que respalda “al cien por cien” a May, rehusando así las insinuaciones que lo colocan como posible nuevo líder.

En esa misma línea se posicionó Gove, que subrayó su “absoluto” apoyo a la primera ministra y señaló que “no es el momento de cambiar al capitán del barco”.

¿SEGUNDO REFERÉNDUM? Por su parte, el ministro de Economía, Philip Hammond, admitió ayer que la opción de un segundo referéndum, como pidió el sábado un millón de británicos que se manifestaron por el centro de Londres, convencidos de que en esta ocasión ganaría con holgura en “no" al brexit, “es una opción perfectamente coherente".