
Oaxaca es un vocablo indígena que significa “tierra de guajes”. El guaje es una semilla dentro de una vaina, fundamental en la alimentación de los pobladores en las diferentes regiones de la entidad oaxaqueña.
En este estado del sureste mexicano, las lenguas zapoteca, mixteca y mazateca son habladas por más del 70 por ciento de la población indígena. De 570 municipios, 418 eligen a sus autoridades por “usos y costumbres” y sólo 152 lo hacen a través de los partidos políticos.
De ese Oaxaca indígena y mestizo emergieron personajes para la historia de México, como Benito Juárez, Porfirio Díaz, Matías Romero, Ricardo, Jesús y Enrique Flores Magón. Escritores, filósofos y poetas como José Vasconcelos, Andrés Henestrosa y Natalia Toledo. Músicos de la talla de Macedonio Alcalá con “Dios nunca muere”, José López Alavez con “Canción mixteca”, Chuy Rasgado y Álvaro Carrillo. Mujeres destacadas como Margarita Maza, María Sabina, Patricia Reyes Spíndola, Aurora Clavel, Lupita Tovar y cantantes como Lila Downs, Susana Harp y Geo Meneses. Pintores y escultores de fama mundial como Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Rodolfo Morales y Sergio Hernández.
Oaxaca ofrece al mundo su riqueza prehispánica con Monte Albán, Mitla y Yagul entre otras. Sus playas de las Bahías de Huatulco, Puerto Escondido, Zicatela, Chacahua, Mazunte, Zipolite (nudista), San Agustinillo y Carrizalillo, entre otras. Las delicias oaxaqueñas en su gastronomía están en sus moles (negro, verde de espinazo, amarillo, chichilo, estofado), quesillo, tlayudas, chapulines y para beber su mágico mezcal “para todo mal, mezcal … y para todo bien, también”. Además está el Tejate de Huayapam y las horchatas acompañadas de nieves de tuna y leche quemada.
Pero lo más importante, es el carácter de los oaxaqueños, siempre atentos a que el visitante se sienta “como en su casa”, desde hace muchos siglos se acuñó la frase “merezca usted”, que es la invitación a probar el alimento o brindar con una copa de mezcal. La Guelaguetza fiesta principal de las ocho regiones, es para agradecer a los dioses o a la naturaleza lo que durante un año se produjo; ese agradecimiento se traduce en danzas y cantos, entregando al vecino parte de sus productos. El sincretismo entre las creencias indígenas y la religión llegada de España, ha permitido que esta fiesta, de los Valles centrales, la Sierra Juárez, la Cañada, el Papaloapan, la Mixteca, la Costa, la Sierra Sur y el Istmo hagan de su música, de su canto y de la indumentaria el orgullo de sus regiones, quedando grabada la alegría y el folclor, tanto de los oriundos como de los visitantes del país y del mundo. Cualquier visitante que conozca medianamente a Oaxaca, termina enamorándose de esta entidad y no la abandona sin llevar entre sus pertenencias una ropa típica, un tapete o un mantel de Teotitlán del Valle, un alebrije de Arrazola o una pieza de barro negro de San Bartolo Coyotepec.
Oaxaca está hoy lastimada en su cintura, el Istmo ha sido golpeado por un devastador sismo de más de ocho grados, centenas de miles de paisanos se han quedado prácticamente sin casa; como siempre, los más pobres son los que más están sufriendo. La solidaridad del resto de los mexicanos y de otros países es necesaria para reconstruir esa región istmeña; todo se necesita: alimentos, ropa, agua, medicinas, tiendas de campaña, etc. Manos solidarias de médicos, ingenieros, arquitectos, enfermeras, etc.
Un reconocimiento abierto hay que hacer a soldados y marinos que han estado en la primera fila de la solidaridad. Ojalá los diputados federales aprueben en el presupuesto recursos suficientes para ayudar a la reconstrucción de Oaxaca, pero también de Chiapas. Las escuelas, hospitales e iglesias, en muchos de los casos han quedado inservibles.
Los juchitecos, tehuanos y demás istmeños son mayoritariamente zapotecas y tienen en sus genes la grandeza de sus antepasados y sabrán, seguramente, sobreponerse a la furia de la naturaleza. Entre más solidaridad y apoyo reciban, más rápido saldrán adelante.
Hoy toca a todos los mexicanos celebrar la Guelaguetza a favor de los oaxaqueños. Ojalá así sea.
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