Metrópoli

Llegan tarde pelícanos y patos norteamericanos a Aragón

El cambio climático retrasó el arribo masivo de aves provenientes de EU al bosque. Ayer, los deportistas y visitantes fueron testigos de un espectáculo natural en la GAM

Pelícanos en el lago
Pelícanos en el lago Pelícanos en el lago (La Crónica de Hoy)

El cambio climático ha estropeado las migraciones de aves, y este 2020 las altas temperaturas que se registran en el planeta retrasaron la llegada masiva de estas especies a México.

El Bosque de San Juan de Aragón de la Ciudad de México vio este miércoles el arribo más nutrido de sus migrantes de largo pico amarillo y blancas alas que buscan refugio en sus cálidas aguas ante la época invernal, aunque su llegada tiene dos meses de retraso o incluso debieron cambiar de área.

Son más de una docena de pelícanos que comenzaron su acuatizaje en este pulmón verde de la capital del país procedentes del norte del continente americano, principalmente de California y Ohio, ambos estados de la Unión Americana.

Su llegada maravilló a niños, acompañados de sus padres, jóvenes y adultos que usan los espacios del bosque para ejercitarse o para el esparcimiento familiar.

El avistamiento comenzó poco después de las diez de la mañana, cuando una parvada de pelícanos blancos apareció en medio del lago, ubicado en la alcaldía de Gustavo A. Madero, en el que habitan patos procedentes, muchos de ellos, también de Estados Unidos.

En su desplazamiento a la gran metrópoli, las decenas de aves que emprenderán el vuelo de regreso hacia abril o mayo, tuvieron que burlar a depredadores en la frontera norte de México, que durante estas fechas tienen permiso para cazar, además de que la mancha urbana cada vez les complica más el hábitat.

La bióloga Miriam Beatriz Vargas Ortega, encargada de atender estas migraciones en el Bosque de San Juan de Aragón —que administra el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema)— alerta que el cambio climático retrasó la llegada masiva de pelícanos, que huyen de los lagos congelados del norte de este continente.

“Las aves vienen, particularmente, del norte del Continente Americano, y comienza a finales de septiembre y el pico máximo de diversidad —o de especies acuáticas que tenemos— se da entre diciembre y enero. Lo que más vemos aquí son las aves acuáticas, debido al tamaño y que están en el lago, lo que es de muy fácil acceso”, dice la experta egresada de la FES Acatlán en entrevista con Crónica.

Destaca que no sólo los pelícanos son un espectáculo animal o los que sobresalen por su tamaño y sus características.

Vargas Ortega señala que a este lago —ubicado al norte de la capital del país— lo visitan muchas aves pequeñas, las más comunes son los llamados chipes, que vuelan desde América del Norte y pasan el invierno en México.

“La razón de que estas aves migren es que buscan las mejores condiciones de alimento y de resguardo, dado que en aquellas partes del continente los lagos se congelan o hay menos disponibilidad de alimento”, dice la bióloga.

Advierte que estas condiciones se presentan por la pérdida de flores o frutos en los árboles. México ofrece esto para la sobrevivencia a costa de viajes tan largos y extenuantes para las aves y las distancias son difíciles de medir, porque, así como ocurre incluso con los propios seres humanos, las aves migratorias también enfrentan condiciones adversas para arribar a territorios que las acojan de manera “amable”.

“Podemos identificar —algunas veces— de dónde se desplazan, porque desde sus hábitats, para investigaciones, las anillan. Por eso sabemos que algunos pelícanos, por ejemplo, proceden de Ohio. De acuerdo con el anillo, identificamos con ese número de dónde vienen. Y esto se contrasta con el avistamiento en las bases de datos de las aves, entre éstas de los patos”, explica la experta. La mayoría de los patos que se sumergen en las aguas cálidas del lago de San Juan de Aragón, que tiene una extensión de aproximadamente 12 hectáreas, en las que se ubican cuatro isletas, procede de las partes bajas de Estados Unidos.

La bióloga enfatiza que la administración capitalina y, por supuesto, la del bosque realiza un trabajo integral para dar cuidados a los árboles, lo que incluye todo el saneamiento a la paleta vegetal.

Advierte que el compromiso es extremo con estas aves, especies que las políticas de desarrollo urbano–obras, construcciones y desarrollos inmobiliarios, entre otras— ha puesto al borde de la muerte al expandirse la mancha urbana.

En invierno, el lago tiene entre 800 y 900 huéspedes de diversas especies, por lo menos la mañana de este miércoles 8 de enero.

Los humedales, un oxígeno. Se visita el humedal artificial, que le da oxígeno, a su vez, a este pulmón.

“El humedal de San Juan de Aragón se convierte en la casa de por lo menos diez especies de aves del mes de noviembre hasta finales de abril, entre ellas el pelícano blanco americano, el pato cucharón norteño, el pato tepalcate, pato carita de luna, gallina de agua de frente roja y aves playeras”, de acuerdo con la propia Sedema.

El humedal genera beneficios como la generación de agua de calidad y conservación de peces, así como diferentes tipos de aves, anfibios y flora. Todo esto requiere una limpieza constante de este espacio.

Las autoridades del bosque incluso explican a niños y acompañante la inconveniencia de proporcionar alimento a las aves, por ejemplo, a los patos, porque al encontrar empatía con el humano los hace vulnerables a los cazadores.

“Las aves tienen que retomar su migración, y esto mantiene el equilibrio de las poblaciones de las aves, tanto para Estados Unidos como para México”, señala la bióloga.

Copyright © 2020 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México