Lobo es un pueblo al que llega Berenice, una joven que aspira obtener una plaza de investigadora en la universidad, pero durante su estancia en esa comunidad casi fantasma descubre que el proyecto que realizaría con la reconocida académica Felicia es ficción, porque ella sólo vive de glorias pasadas. Ese es el argumento de la novela Lobo, novedad editorial escrita por Bibiana Camacho (Ciudad de México, 1974).

“Quería retratar a dos personajes femeninos en contraposición, quería retratar a la investigación con sus manías, obsesiones, media loca, y a una mujer aspirante a ser investigadora. Ya en la marcha de la escritura fue saliendo la crítica hacia la academia”, señala la autora, quien narra cómo Felicia ya no investiga nada, sólo comete plagios, pelea con su novio y disfruta de la bebida.

Camacho precisa que además de confrontar a sus dos personajes, le interesaba sacar a esas dos mujeres de su zona de confort, que sería Ciudad Universitaria.

“Las ubico en Lobo para que se confronten con ellas mismas, pero también porque es lugar mítico de mi infancia. Ahí fui muchas veces con mi mamá y mis abuelos, era un lugar que me causaba extrañeza y en el que me divertía, pero además me causaba miedo porque en ese entonces no había servicios, e incluso sigue sin haber cura, policía y medico”.

Durante la creación de la novela editada por Almadía, la autora reflexionó que lugares como el Lobo hay muchos en todo el país con personajes peculiares, como las Belugas, tres mujeres que hablan al mismo tiempo y que cuidan a un niño con discapacidad motriz.

“Son pueblos que se han quedado casi fantasmas por la migración, entonces la poca gente se queda con códigos muy pequeños, con historias muy secretas y una historia de vida, no me atrevería decir pobre, pero sí limitada por las limitaciones geográficas”, señala.

Por último, Camacho resalta que cada uno de sus personajes aparenta estar feliz o bien, cuando la realidad es otra y ese elemento le permitió crear una novela de misterio.

“Somos sociedades de simulaciones, siempre pretendemos estar bien cuando sabemos que no es así, porque sabemos que algo le ocurrió a tu hermana o a tu mamá. El misterio existe, pero también nosotros lo provocamos porque mantenemos los asuntos medio ocultos y eso en vez de crear confianza, crea inseguridad”, indicó.