Cultura

López Obrador convoca a ese populismo lejano que será una desgracia: Roger Bartra

El gobierno del populista conservador y reaccionario, que es el de López Obrador, refleja esta imagen de retorno a un tiempo que no solamente está marchito, sino que desapareció. Intentar volver a él puede ser una verdadera locura y provocar una enorme desgracia en los próximos años e, incluso, meses, explica

López Obrador convoca a ese populismo  lejano que será una desgracia: Roger Bartra

López Obrador convoca a ese populismo lejano que será una desgracia: Roger Bartra

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En su obra Tiempo mexicano, Carlos Fuentes nos abre una puerta a la época en que el populismo priista gobernaba el país, aquellos tiempos mexicanos tan lejanos, pero que vuelven a ser convocados por un gobernante que invoca la dimensión mítica indígena como una fuerza nacional opuesta a la modernidad capitalista, una modernidad a la que ve simplemente como una maligna expresión del neoliberalismo, expresó el sociólogo Roger Bartra en la VIII Cátedra Interamericana Carlos Fuentes.

“El gobierno del populista conservador y reaccionario, que es el de López Obrador, refleja esta imagen de retorno a un tiempo que no solamente está marchito, sino que desapareció. Intentar volver a él puede ser una verdadera locura y provocar una enorme desgracia en los próximos años e, incluso, meses”.

La matanza del Jueves de Corpus de hace 50 años, junto con su entrono turbo y amenazador debería ilustrar sobre los peligros de una restauración del viejo tiempo mexicano, añadió. “El capitalismo de hoy es, sin duda, deplorable, pero el capitalismo de hace 50 años era aún más lamentable a pesar de la presencia de un poderoso interventor o, tal vez, a causa de esa misma aplastante presencia autoritaria”.

Durante la primera mesa, Tiempo histórico, el también antropólogo y académico explicó que, según Carlos, Fuentes México había pasado del Tiempo de Quetzalcóatl al tiempo de Pepsicóatl, como escribía: “al tiempo mítico del indígena, se sobrepone el tiempo del calendario occidental, tiempo del progreso, tiempo lineal”.

“A Fuentes le desagradaba el tiempo de lo que llamó nuestra señora Pepsicóatl, el tiempo de plástico industrial y brutalmente urbanizado de la sociedad de consumo, aspiraba Fuentes a un modelo propio desarrollo creado en México, pero reconocía que aún no había cristalizado. El Tiempo mexicano estaba marcado por la imposible vía de Quetzalcóatl y la indeseable ofrecida por la serpiente de cola, así que proponía inventar un modelo nacional de vida como síntesis novedosa de los flujos temporales que habían empapado a México”.

En su libro, publicado en 1971, mezcló recuerdos juveniles con las evocaciones históricas. “Lo peculiar del tiempo mexicano son sus objeciones míticas por reciclar, simultáneamente, todos los pasados para usarlos, no se sabe si, racional o estoicamente”.

“Para Fuentes había llegado la hora de fortalecer la intervención nacionalista en la economía, la nacionalización de los servicios públicos, la planificación racional a largo plazo, la justa distribución del ingreso, el cumplimiento de la Reforma Agraria, y el sometimiento de la burguesía a los planes nacionales”, pero la democracia política no estaba incluida, ni por Fuentes ni por el presidente Echeverría.

Fuentes advertía que el socialismo democrático no era una opción previsible o posible en México, que lo que él quería era una apertura política del gobierno nacionalista revolucionario que frenara la represión. No obstante, sabía que no era posible “por su atraso y la dependencia de Estados Unidos”. “De hecho, muy pocos en la intelectualidad de aquella época creían posible una alternativa democrática con diversidad de partidos y elecciones no corruptas”.

MITOS. En 1985, cuando Bartra escribía La jaula de la melancolía, el sociólogo volvió a releer el libro de Fuentes, pues incluiría un capítulo con reflexiones sobre las nociones del tiempo asociadas a la identidad nacional del mexicano. “Cité la idea expresada por Fuentes sobre los dos tiempos sobrepuestos: indígena y occidental, para comentar que así era, efectivamente, pero con una importante salvedad: el tiempo occidental también es un tiempo mítico, sus mitos son diferentes a los de las culturas prehispánicas y son los del progreso, la línea, el futuro y el calendario Gregoriano”

“Desde mi perspectiva el libro de Fuentes formaba parte de la mitología moderna, junto a los libros sobre la identidad mexicana de Octavio Paz, Samuel Ramos y muchos otros; la idea de un tiempo indígena era, desde mi punto de vista, un invento de la modernidad que no reflejaba la realidad vivida en las sociedades prehispánicas, cuyas visiones del tiempo fueron múltiples, aunque la destrucción de sus culturas había dejados pocos rastros”.

De lo anterior, concluyó que la cultura del hombre moderno requiere mitos, uno de los cuales es el mito del hombre primigenio “que fecunda la cultura nacional y, al mismo tiempo, sirve de contraste para estimular la conciencia de la modernidad y progreso nacionales”, aunque éste debe estar marcado por la melancolía.

“Tiempos mexicanos tiene una inquietante actualidad, pues nos abre la puerta de aquella época en que el populismo priista gobernaba el país, aquellos tiempos mexicanos tan lejanos, vuelven a ser convocados”. “El libro de Fuentes nos recuerda una época de nacionalismo exaltado con fe revolucionaria en la que la democracia no logró pasar por la apertura que se abrió, fue necesario esperar un largo y penoso cuarto de siglo para que esta vez una transición y no una rendija abriese paso a una nueva época”.