Opinión

Los animales sienten dolor, sí, pero emociones también. Para nuestra muestra reciente ahí esta Juan

Los animales sienten dolor, sí, pero emociones también. Para nuestra muestra reciente ahí esta Juan

Los animales sienten dolor, sí, pero emociones también. Para nuestra muestra reciente ahí esta Juan

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Estos tiempos pandémicos nos han resultado duros, crudos y rudos a todos, no quedando librada mi querida CRÓNICA de las afectaciones económicas correspondientes, razón por la que sus directivos y hacedores han debido programar algunos cambios que nos permitan seguir llegando con gusto y responsabilidad informativa a todos sus lectores y lectoras, lo que necesariamente implicará una serie de

ajustes que me incluyen, y por los que mi año 23 de escribir esta colaboración semanal lo habré de celebrar, DM, apareciendo en adelante los días jueves en lugar de nuestros ya tradicionales miércoles, sí, “nuestros", porque este espacio ha sido desde su inicio eco de todas las inquietudes y perturbaciones que día a día y en todo lugar afectan al prójimo animal no humano y que a muchas personas nos preocupan y ocupan, dado lo cual, ¡que conste!, será menester seguirnos encontrando aquí a partir del próximo 8 de abril. Tras ello…
Pregunto qué poder decir nuevo sobre los perros, que los que tenemos uno o muchos desde el inicio de nuestra vida no hayamos ya descubierto. Sin embargo, aún así no dejan de sorprendernos a diario con acciones que además de ponernos el Ojo Remi, de tan conmovedoras parecen irreales, como tal sucedió hace apenas unos días con JUAN, un pequeño Schnauzer de manto gris que como muchísimas personas de aquí y acullá se enteraron, con total dignidad, prestancia y preocupación rayada en la angustia reflejada en su cara, no se separó ni un instante de su compañero humano lesionado a grado de requerir urgente rescate y posterior traslado en ambulancia al Hospital General de Iztapalapa, donde permaneció desde el pasado domingo en la madrugada y hasta el lunes siguiente en que fue dado de alta. Al no permitírsele al perrito el ingreso al nosocomio, la criatura aguardó mansamente por “su paciente" un tiempo que de seguro le pareció una eternidad, pero aún así, cuentan, no despegó la vista de las puertas de acceso al lugar con la espera de encontrarse con su amigo, que por ahí había entrado. Tan tierna actitud conmovió al personal, que de tiempo en tiempo salió a tranquilizarlo y a informarle, sí, como leyeron, el estado y condición de “su familiar", expresión esta última salida orgánicamente en voz de los paramédicos, que para mejor, no tuvieron empacho en expresar tampoco su preocupación por esta otra vida a la que, aseguraron, no podían haber dejado a la deriva, teniendo además la capacidad de leer en sus ojos la extrema necesidad de no ser separado de su humano. Es por ello que desde este humilde espacio hago un reconocimiento a Protección Civil de la Alcaldía de Iztapalapa, a los directivos y personal del HGI, pero más que nada a los paramédicos que tuvieron el valor de tomar entre sus manos el destino del perrito y eligieron lo correcto -Elisa Jiménez y Luis Enrique Yáñez- rompiendo paradigmas e incluso protocolos sanitarios en aras de salvarlo, permitiéndonos así disfrutar una bella historia que en esta época de batalla alimenta el alma y da esperanza de cambio. Escucharlos referirse con respeto y preocupación al bienestar de JUAN, y citarse como responsables a la par de su vida y por lo que pararon la unidad para que el animalito la abordara (confiados en su buen comportamiento), no tiene equivalente. ¿Dónde se había visto algo semejante en nuestro México reciente? Sólo recuerdo hace ya muchos años, cuando la policía del entonces Distrito Federal me ayudó a resguardar muchos puerquitos, por cierto de talla muy respetable, cuando el camión que los transportaba rumbo al matadero tuvo una avería en el Viaducto Miguel Alemán. Subí algunos a las patrullas y a otros en las motos, y como pudimos los trasladamos a lugar seguro, aunque ya después no pude librarlos de su cruel destino. Es por ello que…No quisiera cerrar el texto sin manifestar mi total inconformidad al traslado de ganado vivo por vía marítima. Si por tierra es cruel, por mar es poco peor, si se puede. Es tiempo ya de que la Organización Mundial de Sanidad Animal sólo permita el movimiento de productos cárnicos congelados. Con el reciente encallamiento del Ever Given en el Canal de Suez, quedó más que demostrado el infame sufrimiento de miles de animales amontonados dentro de contenedores, como indudablemente siempre sucederá y… a esas directrices sobre bienestar animal es a las que apuestan los diputados morenistas Gachuz y García Vidaña. Sin comentarios…producciones_serengueti@yahoo.com
marielenahoyo8@gmail.com