Escenario

Luis Buñuel se reencuentra con la Mostra de Venecia

Especial. Ensayo de un crimen (1955) compite en el festival italiano en la sección Venice Classics, que otorga el premio a la mejor película restaurada. El cineasta estrenó antes, allí, cuatro filmes antes

Especial. Ensayo de un crimen (1955) compite en el festival italiano en la sección Venice Classics, que otorga el premio a la mejor película restaurada. El cineasta estrenó antes, allí, cuatro filmes antes

Luis Buñuel se reencuentra con la Mostra de Venecia

Luis Buñuel se reencuentra con la Mostra de Venecia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Cuenta en una entrevista el reconocido novelista y guionista Jean-Claude Carrière, uno de los grandes colaboradores del aclamado Luis Buñuel, que uno de sus filmes surgió del desprecio y curiosidad en el cine de Jean-Luc Godard luego de ver una de sus películas en la Mostra de Venecia.

“Me dijo que le gustaría hacer una película sobre las herejías. Un día estábamos en el Festival de Venecia y vimos una película de Godard. Iba al cine a ver películas subtituladas; si no, no las entendía bien. Buñuel estaba un poco irritado por ese trabajo del francés y al mismo tiempo interesado”, dijo Carrière, en una entrevista para una revista española.

“De vuelta al hotel me dijo: ‘¿Sabe?, si eso es el cine de hoy, creo que vamos a poder hacer nuestra película sobre la herejía’. Al día siguiente hablamos durante el almuerzo de la posibilidad de no respetar el espacio y el tiempo tradicionales, como si se tratara de un vagabundeo. Y a partir de ahí Luis tuvo la idea de un peregrino, primero uno y después dos, que salían de París (…) Poco a poco, las cosas se ajustaron de tal forma que los seis grandes misterios de nuestra santa religión constituyen la base de La vía láctea”, añadió.

Sin embargo, más allá de ser y encontrar inspiración en el aclamado festival italiano, Buñuel y la Mostra han tenido una historia de grandes momentos para la historia del séptimo arte, ya que fue el certamen de la ciudad italiana la que albergó el estreno mundial de cuatro de sus legendarios filmes. De hecho, la primera vez que compitió lo hizo por dos de sus filmes, en uno de los pocos casos de filmes que compitan por partida doble.

Por un lado estrenó El río y la muerte (1954), basada en la novela Muro blanco en roca negra, de Miguel Álvarez Acosta, que reflexiona sobre la venganza en la historia de dos familias enfrentadas en un violento pueblo de nuestro país. Por el otro presentó su versión de Robinson Crusoe, una de las obras más famosas del célebre escritor inglés Daniel Defoe, en Las aventuras de Robinson Crusoe (1954). Ambas compitieron por el León de Oro, un premio que ganaría más tarde.

Once años después de esa primera experiencia regresó con Simón del desierto (1965), una sátira religiosa que encandiló al festival, que le otorgó el León de Plata al Premio Especial del Jurado y que además cautivó a la prensa especializada, que le dio el Premio FIPRESCI. El filme protagonizado por Claudio Brook y Silvia Pinal fue un mediometraje del que se dijo que estuvo inacabado por causa de presupuesto pero la misma actriz se encargó de desmentir esa versión:

“No es cierto que Simón del desierto fue un medio metraje por problemas económicos de Gustavo Alatriste (productor). Fue un problema de producción. Iban a ser tres historias con distintos directores. La de Buñuel era una. Alatriste y yo fuimos a Europa y buscamos a Federico Fellini, que hubiera filmado encantado con Buñuel, pero propuso de actriz a su esposa Giulietta Masina. Vimos a otro, Jules Dassin, que también aceptaba si llevaba a Melina Mercouri, su mujer. Le dijimos que no, porque se trataba de que las tres historias las hiciera yo”, dijo y añadió que en su momento sugirió a Vittorio de Sica y a Orson Welles, sin éxito.

El éxito mayor se dio con Bella de día (1967), que le dio el León de Oro con la historia de una joven que descubre la existencia de la prostitución diurna, y que en palabras del mismo Jean-Claude Carrière se dio a partir de una proposición: “Por entonces, yo estaba trabajando en Le voleur con Louis Malle, que me advirtió de la posibilidad de que Buñuel no realizara la película porque era adaptación de una novela insignificante y facilona (Belle de jour, del argentino Joseph Kessel). Ahora bien, se nos ocurrió añadir ensoñaciones, inexistentes en el libro, lo cual daba gran fuerza. Buñuel incluyó una parte onírica hasta lograr que lo marginal no se distinguiera de lo real”, dijo.

En 1969 la Mostra le otorgó el gran premio de homenaje por el conjunto de su obra y en 1982 le volvió a entregar otro León de Oro a la trayectoria cinematográfica. Este lunes Luis Buñuel regresa a Venecia, de la mano de Ensayo de un crimen (1955), que se proyectará en la sección Venice Classics, en la que Costanza Quatriglio, directora y guionista, será la presidenta de un jurado de 22 estudiantes de distintas universidades italianas, quienes otorgarán el premio a la mejor película restaurada.

En el caso de la cinta de Buñuel el trabajo de restauración corrió a cargo de la Cineteca Nacional en colaboración con el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, como parte del proyecto de preservación del cine mexicano que lleva a cabo la Cineteca Nacional por medio del Laboratorio de Restauración Digital Elena Sánchez Valenzuela, y que este año presentó otro título del mismo director (Nazarín, 1959) en el Festival de Cannes.

La cinta competirá al lado de trabajos de instituciones, archivos y productoras de todo el mundo, como El jeque blanco (Lo Sceicco Bianco, 1952), de Federico Fellini; El paso del Rhin (Le passage du Rhin, 1960), de André Cayatte, o New York, New York (1977), de Martin Scorsese, de la cual MGM realizó una nueva impresión de 35mm.

Ensayo de un crimen se proyectará este 2 y 3 de septiembre en el Palazzo del Cinema de Venecia.