La joven activista y premio Nobel de la Paz 2014, Malala Yousafzai, atacó el domingo en Twitter el desinterés del gobierno de Myanmar, de mayoría budista, por evitar los abusos que, denuncia, sufre la minoría musulmana rohinyá en el país. Más concretamente, Malala exige a la líder del país, la también Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, que tome alguna medida.

En el mensaje, la activista paquistaní denuncia que “vemos imágenes de niños pequeños asesinados por las fuerzas armadas de Myanmar; estos niños no atacaron a nadie, y aún así han quemado sus casas”.

La joven de 20 años también denuncia la situación legal de los rohinyá en el país, a quienes el gobierno birmano niega la ciudadanía, catalogándonos de ser migrantes ilegales pese a llevar generaciones viviendo en la provincia de Rakaín. “Si su casa no está en Myanmar, donde han vivido durante generaciones, entonces ¿dónde está?”, se lamenta Malala antes de exigir a Suu Kyi que conceda la ciudadanía al cerca de un millón 300 mil miembros de la minoría musulmana.

La activista, que esta pasada semana estuvo en México, donde dio una charla a alumnos de preparatoria y universidad y participó en un foro empresarial, llama a Myanmar, y también a Pakistán, a seguir “el ejemplo de Bangladés, que ofrece comida, refugio y acceso a la educación a las familias rohinyá que huyen de la violencia y el terror”.

“Todavía espero que mi compañera Nobel Aung San Suu Kyi condene esta trágico y vergonzosa situación. El mundo espera y los musulmanes rohinyá esperan”, concluyó la laureada de 2014.

DENUNCIAS. El gobierno birmano reprime brutalmente al pueblo rohinyá por los ataques de algunas facciones armadas de la etnia a puestos del ejército del país. La crisis se ha recrudecido en las últimas dos semanas, con al menos 100 muertos de la minoría musulmana a manos de soldados birmanos.

Sin embargo, la crisis es cíclica, con brotes de violencia tanto en 2016 como en 2012 que han provocado la huida de decenas de miles de personas, generalmente, a Bangladés o Malasia.

La ONU ha denunciado la situación, que ha definido como cercana al genocidio, y Humans Rights Watch ha denunciado que el gobierno que lidera Suu Kyi en la sombra impide a periodistas independientes y a ONGs acceder y trabajar en el terreno.