Opinión

Malestar por escultura Coatlicue-Guadalupana en Guadalajara

Carlos Villa Roiz, el hombre que revolucionó la crónica en México
Carlos Villa Roiz, el hombre que revolucionó la crónica en México Carlos Villa Roiz, el hombre que revolucionó la crónica en México (La Crónica de Hoy)

Una escultura puesta en público Guadalajara, Jalisco, titulada “Sincretismo”, en donde el autor mezcla los iconos propios de la Virgen de Guadalupe con la feroz imagen de Coatlicue, la Madre Tierra pagana, ha causado indignación entre los católicos que ven alterada la simbología mariana de la tilma de San Juan Diego y del maternal relato de las apariciones expresadas en el Nican Mopohua.

La palabra sincretismo no se debe aplicar a la ligera sin haber hecho un estudio profundo sobre el tema, y bajo la óptica cristiana, la palabra está mal usada puesto que Coatlicue y Guadalupe muy poco o nada podrían tener en común.

Hay autores de enorme peso como Robert Ricard, en “la Conquista Espiritual de México”, que ha escrito sobre el “sincretismo Religioso” y dice: “En resumen, si hay algo que aprovechar de la teoría de la religión mixta, hay más que hacer a un lado”. Para el historiador, el sincretismo guadalupano se manifiesta en las danzas que aún se practican en el atrio de la Basílica, y sobre las cuales ha dicho: “Qué importa que hoy, para honrar a la Virgen de Guadalupe, el indio haga los mismos movimientos y los mismos pasos que cuando sus antepasados veneraban a Tonantzin, si él tiene la intención de honrar a María”.

La gran diferencia entre Huitzilopochtli, deidad guerra de los mexicas cuya madre mitológica fue Coatlicue, y Jesucristo es que el primero exigía sangre humana para alimentar al Sol, y Cristo entregó su propia vida y sangre por la humanidad. El Hijo de Dios fue el Cordero del Sacrificio.

La monstruosa Coatlicue, imaginada por los indios sin ningún parecido humano como atinadamente lo señaló Carlos Fuentes, fue representada con su falda de serpientes que simbolizan ríos de sangre; en cambio, en el cristianismo, de acuerdo al Apocalipsis, la Virgen aplasta la cabeza de la serpiente, el mal. ¿En dónde está el sincretismo? La escultura de Guadalajara exhibe cráneos humanos como parte del adorno de Coatlicue; la Virgen está ataviada con estrellas, flores y ángeles.

El Dr. en historia, Eduardo Chávez, autor de varios libros y Postulador de la Causa de San Juan Diego ha explicado que si algunos llaman a la Virgen de Guadalupe Tonantzin: “Nuestra Madrecita”, solo es por el significado de este nombre, pues no hay relación entre la deidad pagana y La Morenita. Fray Bernardino de Sahagún sospechaba en los primeros años de la colonia que los indios veneraban a Tonantzin bajo la figura de Guadalupe, pero no lo pudo probar y nada hizo por reprimir a Antonio Valeriano, autor del Nican Mopohua, el relato de las apariciones. Los mensajes y símbolos de la imagen del ayate y del texto de Valeriano son contradictorios a la feroz figura de Coatlicue. ¿Qué sincretismo puede haber entre los portadores de mensajes de muerte y de vida?

Por otra parte, la Virgen pisa la luna, que para los indígenas era una deidad desmembrada por Huitzilopochtli al momento de nacer, o bajo la visión teotihuacana, la mutación de un dios acobardado que fue el segundo en arrojarse a una hoguera de donde emergió el Sol que demandaba sangre humana.

Se puede hablar de sincretismo, por ejemplo, en la costumbre indígena de atar los huipiles durante las bodas prehispánicas, costumbre que derivó en el lazo que usan los contrayentes en las iglesias. No se puede aplicar el término a la cruz indígena que simbolizaba los cuatro puntos cardinales y a la cruz cristiana. Sincretismo no es el mejor nombre para esa escultura, me queda claro.

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