
Corría el año 2000 y nos encontrábamos comiendo en el Hotel Four Seasons de la Ciudad de México con don Manuel Camacho Solís, flamante candidato a la Presidencia de la República, postulado por el Partido Centro Democrático del cual era también fundador, inspirado un poco en la Unión de Centro Democrático fundado en España por Adolfo Suarez, padre de la democracia española.
En aquella época don Manuel quería que nos afiliáramos a su partido y nos sumáramos a su proyecto, me acuerdo que insistía en que el centro era un espacio que había quedado huérfano en México; en eso estábamos cuando se me ocurrió preguntarle a bocajarro quién según su experiencia era el mejor político vivo de México. Sin parpadear ni un segundo me respondió que Marcelo Ebrard y me dio sus razones: Marcelo es el mejor político que conozco porque entiende perfectamente la Geopolítica Mundial, pero también conoce a la perfección el suelo y el subsuelo de nuestra querida patria, me comentó en ese entonces.
Me viene a la mente ese recuerdo porque es muy actual en estos momentos, donde estamos viviendo momentos de incertidumbre total, la pandemia ya no sólo es sanitaria sino también económica y el canciller parece que se está despegando en la carrera de la sucesión presidencial. Actualmente, además de canciller, opera como vicepresidente de la República, es el nuevo Joseph Marie Córdoba Montoya de la 4T; los dos tienen ascendencia francesa e influencia española.
Hay que recordar que Marcelo estudió en El Colegio de México, el cual fue refugio de intelectuales españoles republicanos, don Daniel Cosío Villegas y don Alfonso Reyes fueron las columnas vertebrales de dicha institución, ahí es donde Camacho Solís conoce a Marcelo y se lo lleva de segundo de a bordo a la entonces Regencia de la Ciudad de México, donde empieza una destacada actividad en el servicio público, hasta llegar a ser Jefe de Gobierno de la Ciudad; fue electo en las urnas, lo que le permite contar con una base social fuerte en la capital del país.
En materia de seguridad pública, siendo secretario del ramo, acercó al jefe de Gobierno López Obrador con Rudolph Giuliani, quien con su tolerancia cero logró abatir los índices de violencia en la ciudad de New York, de la que fue alcalde, y quien les propone algo que casi nadie sabe: que aprueben la ley del aborto, porque está comprobado que un hijo no deseado es un criminal en potencia; sin embargo, Andrés Manuel se opone, temeroso a que el cardenal Norberto Rivera, con quien mantenía una alianza secreta, se fuera a molestar y le volteara el voto de los católicos, indispensable para su proyecto presidencial. Eso se tuvo que posponer hasta el 2007, donde Marcelo, con todas las canicas en la bolsa logra la aprobación de esta polémica ley que se fundamentó más en temas de seguridad pública que en protección a las mujeres. De hecho, esa ley debería llamarse la Ley Giuliani en honor al verdadero autor intelectual.
Para concluir veo a un Marcelo moderado con el sector empresarial y con mucho más experiencia, sin rival enfrente —quizá solo Ricardo Monreal le podría competir—, no lo pierda de vista por el lado de la oposición, si es que todavía existe; no veo a nadie, quizá únicamente el gobernador Alfaro, de Jalisco; PAN y PRI, por el momento, sin fichas con qué jugar.
Twitter @yayocasas
Copyright © 2020 La Crónica de Hoy .