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Más gasolina para el impeachment: Un segundo espía delatará a Trump

El abogado del agente de la CIA que ha puesto al presidente al borde de un juicio político anuncia que otro informante anónimo revelará trapos sucios del republicano y la trama ucraniana

El abogado del agente de la CIA que ha puesto al presidente al borde de un juicio político anuncia que otro informante anónimo revelará trapos sucios del republicano y la trama ucraniana

Más gasolina para el impeachment: Un segundo espía delatará a Trump

Más gasolina para el impeachment: Un segundo espía delatará a Trump

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un segundo agente de la inteligencia de Estados Unidos está dispuesto a ofrecer al Congreso información de primera mano sobre las presiones Donald Trump a Ucrania para perjudicar a su potencial adversario demócrata en las elecciones de 2020. El anuncio acorrala aún más al mandatario y a los congresistas republicanos y echa más leña al fuego donde podría acabar ardiendo el presidente: el impeachment.

Marz Zaid, el abogado que representa al primer informante anónimo, un agente de la CIA en activo que “trabajó” un tiempo en la Casa Blanca, dijo que su firma está asesorando a un segundo agente de la inteligencia anónimo, aunque no detalló para qué agencia trabaja.

“No se pueden tomar represalias”. “Puedo confirmar las informaciones de prensa sobre que un segundo informante está siendo representado por nuestro equipo legal. También ha hecho un informe que está protegido por la ley y no se pueden tomar represalias contra él. Este informante tiene conocimiento directo”, subrayó el letrado.

La cadena ABC, la primera en informar de la noticia, detalló que el denunciante todavía no se ha puesto en contacto con los comités del Congreso que lideran la investigación sobre el juicio político.

El segundo informante no ha redactado una queja, como sí hizo el primero, y se ha limitado a conversar con el inspector general de la Inteligencia, una figura independiente de las influencias del Ejecutivo que se dedica a velar por el buen funcionamiento de la CIA y otras agencias, como la DIA, dedicada al espionaje militar.

Especialista en chivatos. El abogado Zaid trabaja para el grupo legal “Rosa de los Vientos” que se especializa en la defensa de los llamados whistleblowers o informantes, es decir, quienes tienen conocimiento de infracciones en su lugar de trabajo y deciden denunciarlas.

Desde que estalló el escándalo, Trump ha intentado cuestionar la credibilidad del primer denunciante.

“El primer informante con información de segunda mano entendió mi conversación telefónica casi completamente de manera equivocada, así que ahora lo ponen en el banquillo y otro informante llega desde el estado profundo, también con información de segunda mano”, se quejó Trump.

En su mensaje, Trump se refirió al “estado profundo”, un término que usa para avanzar una polémica teoría conspiratoria según la cual un grupo de burócratas intenta perjudicarlo y evitar que gobierne.

Sólo tres presidentes han afrontado hasta ahora procesos de destitución: Andrew ­Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), quienes fueron absueltos; y Richard Nixon (1964-1974), quien dimitió antes de que se produjera su juicio político.

El presidente será implacable con los republicanos traidores

La sarta de insultos de Donald Trump contra el excandidato presidencial y líder del sector moderado del Partido Republicano, Mitt Romney, a quien llamó “imbécil pomposo” por tachar de “equivocada” la llamada del mandatario a Ucrania, es, hasta la fecha, el mensaje más claro de que el presidente será implacable con los republicanos que no lo apoyen ciegamente y los señalará ante los votantes conservadores para que se venguen en las urnas.

Desde que estalló el escándalo, hace dos semanas, sólo los senadores republicanos Romney, Ben Sasse y Susan Collins dieron un paso adelante para expresar preocupación por la actitud del mandatario, aunque no han declarado en ningún momento que, ante un eventual juicio político en el Senado, vayan a votar por su destitución.

En el Senado, los demócratas son minoría y necesitan, al menos, el respaldo de 20 de los 53 senadores republicanos para poder destituir al presidente, algo que parece poco factible y que nunca antes ha ocurrido en la historia de Estados Unidos.