Cultura

Me interesa el cuerpo con sus conflictos, desórdenes y miserias, dice Gustavo Aceves

ENTREVISTA. La gente necesita una sacudida y por qué no creer en la espiritualidad, no la del fanatismo, sino despojarse de mitos y sueños que el vulgo ha vuelto comunes…, a México lo puede salvar creer más en el espíritu de un pueblo, añade el artista plástico

Me interesa el cuerpo con sus conflictos, desórdenes y miserias, dice Gustavo Aceves

Me interesa el cuerpo con sus conflictos, desórdenes y miserias, dice Gustavo Aceves

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En sus cuadros, Gustavo Aceves (Ciudad de México, 1957) se muestra como un pintor firme en su búsqueda, su discurso estético fluye con un tinte teológico… Desde sus títulos, el artista intenta una comunicación entre lo temporal y lo intemporal. Su pintura abre las puertas de la vigilia, hay en ellas un reflejo del vacío, de la penumbra de la realidad: mantener sus ideas y soltura en el trazo, así como la transformación de los colores, en un universo de grandes posibilidades. La figura humana aparece como un elemento consecuente que funciona como hilo conductor en la composición. Los cuerpos pierden sentido en cuanto objeto, para ser una reflexión o exploración constante de su funcionalidad. Actualmente vive y trabaja en Pietrasanta, Italia. A partir de la década de los 70 sus obras han sido exhibidas en diversas partes de México, Europa y Asia: Museo del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, la Bienal de Venecia y la Bienal de Beijing; y en diferentes galerías. En 2019 recibió en Italia el premio "Lorenzo el Magnífico" a la Carrera Escultórica, en el marco de la XII edición de la Bienal de Florencia.

Una constante en el arte contemporáneo es el retomar paisajes bíblicos para integrarlos en el contexto de la pintura, por ejemplo como Antoni Tápies y José María Sicilia, que trabajan en un silencio místico-abstracto, ¿cómo se refleja esto en tus cuadros?

-Me llevas a pensar mucho en el pasado de mi obra; por ejemplo, en mi exposición Resurrección-Auferstehumg que presenté en Casa Lam. El título tenía que ver con la segunda sinfonía que escribió Gustav Mahler, y los temas de los cuadros están tomados de las siete últimas palabras de Cristo que Handel retoma para hacer una obra. Mi concepto tiene otros aspectos diferentes, me gustan aquellas obras en las que se percibe cierta relación con lo sagrado. Me gustan aquellas obras en las que se percibe cierta relación con lo sagrado. Me gusta la música sacra y esta relación me motivó a que me entregara al estudio del cuerpo humano. Este interés lo hago no desde un estudio anatómico, porque no me interesa el cuerpo en el concepto clásico de los griegos, pues me gusta la belleza, y en ese aspecto el Renacimiento se apoyó, es decir, el cuerpo ideal e incorruptible desde todos los puntos de vista.

- La figura humana es constante en tu trabajo, ¿cuál es tu intención al explorarla de diversas maneras y de diferentes ángulos?

-Me interesa el cuerpo con sus conflictos, desórdenes y miserias. En este tratamiento sí encuentro una parte donde la persistencia de lo sagrado se manifiesta en la desnudez. Considero que ese concepto no crece con las ideas, con las convicciones, ni con las ideologías, sino en las entrañas. Por eso en la lectura de muchas de mis exposiciones se pueden ver obras en las que se repite constantemente un fragmento del cuerpo donde no existe la cabeza. Hay una ausencia de la razón, que impide que pueda pintar cabezas, pues no me interesa. En la única obra que aparece una cabeza, está alejada del cuerpo, es una cabeza en soledad, con una herida debajo de ella.

- Podríamos decir que ese aislar la cabeza del cuerpo es una testificación o simplemente es para ti que la razón esta extraviada?

-¡Claro!, vivimos en un momento de convulsiones donde no hay verdades reales. Cuando aparecen se hacen miles de desastres en su nombre, es por ello que no creo en absolutos o ideales que impongan otros. En la actualidad, la gente necesita una sacudida y por qué no creer en la espiritualidad, no la del fanatismo, sino despojarse de mitos y sueños que el vulgo ha vuelto comunes. Considero que lo que distingue al hombre son sus sueños y miserias. En este momento, a México lo puede salvar creer más en el espíritu de un pueblo, que se da mucho cuando la gente comienza a tomar distancia de directrices políticas.

- ¿Cuéntame de aquel proyecto de París que querías exhibir o exhibiste en un hospital psiquiátrico?

-El proyecto se centraba en hacer una exposición en un hospital psiquiátrico, donde Charcot empezó a hacer los primeros estudios de la neurosis y donde Freud desarrolló su hipótesis. En los muros del edificio se percibe esa carga histórica. La arquitectura está diseñada para evitar que grupos de locos no se vieran con otros. Es un espacio diferente, por ello las obras estaban colgadas para respetar la arquitectura. Me llamó la atención este espacio y su carga histórica, también porque era un lugar donde artistas contemporáneos han hecho diferentes propuestas y, por lo mismo, se ha convertido en un espacio abierto a múltiples propuestas artísticas. Un artista francés, a partir de fotos de judíos y asesinados en el holocausto, llenó la capilla con fotos, velas y bombillas eléctricas, logrando una instalación realmente conmovedora.