Cultura

México ha sido objeto de atracción y repulsión de destacados escritores extranjeros

Les fascina y lo abominan. Es un México prejuiciado, señala el escritor Mauricio Carrera, cuya obra La vida endeble ganó el Premio Nacional de Novela Breve 2017

El escritor George R.R. Martin se sienta en el Trono de Hierro en una librería de Santiago de Chile
El escritor George R.R. Martin se sienta en el Trono de Hierro en una librería de Santiago de Chile El escritor George R.R. Martin se sienta en el Trono de Hierro en una librería de Santiago de Chile (La Crónica de Hoy)

La vida endeble, ganadora del Premio Nacional de Novela Breve 2017 “Amado Nervo”, convocado por la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), es una novela histórica pero no de cualquier historia, sino de la literatura del orbe occidental de la primera mitad del siglo XX. Mauricio Carrera, multipremiado narrador mexicano nacido en la Ciudad de México en 1959, acaba de publicar esta novela (UAN/Del Lirio) situada en la Cuernavaca de Malcolm Lowry y Alfonso Reyes y en la memoria de la Guerra Civil española. A propósito de su reciente presentación en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, charlamos con él.        

— Por tu novela, parece que los escritores y artistas mexicanos han estado más conectados con sus pares de otras latitudes y de otras lenguas, ¿cómo hallaste esta conexión entre tus protagonistas?

— El tema de los escritores extranjeros en México me fascina. Víctor Serge, Antonin Artaud, D. H. Lawrence, André Breton, Graham Greene, Jack Kerouac, William Burroughs, Malcolm Lowry, entre muchos otros, han visitado y vivido en nuestro país. Yo mismo he escrito un largo ensayo sobre uno de estos autores, se titula Un rayo en la oscuridad, Jack London en México. Nuestro país les atrae. Les atrae y les repele. Es un lugar de belleza y fealdad. Les fascina y lo abominan. Es un México prejuiciado, si se quiere, pero también más verdadero que el que nosotros imaginamos. Nos muestran una cara que no queremos ver. Graham Greene es un claro ejemplo. Amó y odió México. Le disgustó su violencia innecesaria, escondida en cacicazgos, borracheras, ideologías, patrioterismos. Lowry, lo mismo. Sufrió la violencia, la corrupción, la mordida. Evelyn Waugh nos llamó país de ladrones. Lo que ahora padecemos: corrupción, violencia, inseguridad, estos escritores nos lo mostraron antes. Lo interesante es que los leemos y seguimos su trayectoria, pero no al revés. Ellos no nos leen. El colonialismo cultural se impone. No les importamos. Otro de estos escritores fue Saul Bellow. El origen de mi novela La vida endeble tal vez podría rastrearse en uno de sus cuentos, “Memorias de Mosby”, donde cuenta el viaje de un académico universitario a Oaxaca. Otro germen importante lo es Bajo el volcán.

— Otro protagonista es Reyes. ¿Por qué rescatas a Reyes en tu novela?

— Martha Gellhorn vivió en Cuernavaca, Malcolm Lowry y Alfonso Reyes también. Este último acudía para encontrar un clima y una altura más benignas a sus afecciones cardíacas. Ahí escribió su Homero en Cuernavaca. Esas tres coincidencias construyen La vida endeble. Eso y el amor y el desamor, el ser humano enfrentado a sus anhelos amorosos y carnales, como una manera de enfrentar nuestra mortalidad. “No hay solución fuera del amor”, dice Lowry en Bajo el volcán (también en La vida endeble), y me apropio de un brindis suyo que me gusta: “Contra la muerte”. Entre ambas premisas transcurre mi novela. Alfonso Reyes es sin duda uno de los más grandes escritores mexicanos, pero quise bajarlo de su pedestal para mostrar tanto al gran hombre de letras como al sencillo hombre de carne y hueso. Reyes fue un seductor y un viejo rabo verde. Tuvo amores con muchas mujeres, entre ellas Kikí de Montparnasse (quien fue, otra coincidencia real y literaria, amante de Hemingway).

— Practicas, en esta novela y en otras, así como en varios cuentos, lo que tú mismo has bautizado como literatura referencial. ¿Qué es, en qué consiste la literatura referencial?

— Se basa en la utilización de personas reales en situaciones inventadas, o del uso metatextual de frases, escenas de cuentos o libros, anécdotas y biografía en un texto nuevo, donde el juego consiste en no saber si se trata de una apropiación o de una invención. En mi novela La derrota de los días, por ejemplo, mi protagonista vive lo narrado por Norman Mailer en Los desnudos y los muertos y por José Revueltas en Los motivos de Caín. Además, conoce a Hemingway, a Jack London, a los beatniks y a los asesinos de A sangre fría. En mi cuento “Infidelidad”, el protagonista es Carlos Fuentes, sus amores con Jean Seberg, ambientados en una situación real aunque ficticia, la filmación de la película, La leyenda de la ciudad sin nombre. En “Las hermanas Marx”, una hija de Carlos Marx protagoniza sainetes y actividades de espionaje en la Guerra Civil española. En otro cuento, “Aurora Boreal”, le invento amores dulces e ingratos a un otoñal José Revueltas. La literatura referencial se nutre de la realidad para reinventarla.

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