
De acuerdo con cifras del organismo, en México residen 123.5 millones de personas en 2017, de las cuales más de la mitad (65.2 millones) tiene menos de 29 años. Del total de población, el 51.2 por ciento corresponde a mujeres y el restante 48.8 por ciento a hombres, señaló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en conmemoración del Día de la Población.
Si bien es cierto que poco más de la mitad de la población total son jóvenes, su participación relativa ha disminuido en el transcurso del tiempo. El INEGI recordó que entre 1990 y 2017, el porcentaje de la población infantil pasó de 37.9 a 27 por ciento, mientras que la proporción de jóvenes disminuyó de 29.7 a 25.8 por ciento.
Asimismo, el organismo explicó que factores como la reducción ininterrumpida de la fecundidad desde finales de la década de los 70 y el aumento de la esperanza de vida han generado una base piramidal cada vez más angosta, además de una proporción cada vez más alta de adultos (30 a 59 años) y adultos mayores (60 y más años).
Entre 1990 y 2017, los adultos incrementaron su porcentaje de 26 a 36.7 por ciento, mientras que en las personas de 60 y más años acrecentaron de 6.4 a 10.5 por ciento en igual lapso, y se espera que en 2050 su monto aumente a 32.4 millones (21.5 por ciento de la población total).
Es por eso que alertó que el aumento de los adultos mayores implica desafíos importantes en materia de política pública, debido a sus consecuencias en el mercado laboral, financiero y la demanda de bienes y servicios, así como para la estructura familiar y los lazos intergeneracionales.
Otro reto también es el de las pensiones, que serán insuficientes para garantizar un retiro digno. Justamente por esta razón, especialistas del sector privado se han preocupado por impulsar una iniciativa de reforma de ley de pensiones, que aumente la edad de retiro y eleve el nivel de aportaciones obligatorias, con el fin de que las jubilaciones tengan más recursos.
Por otro lado, el INEGI señaló que otro proceso demográfico vinculado a los cambios en la estructura por edad tiene que ver con el aumento relativo de la población en edades potencialmente activas, lo que se conoce como bono demográfico.
Esto se puede percibir cuando se analiza la tendencia a la baja de la razón de dependencia demográfica, la cual expresa el número de dependientes económicos (cero a 14 años y 60 y más años) por cada 100 personas en edad de trabajar (15 a 59 años).
Indicó que entre 1970 y 2017 la razón de dependencia demográfica pasó de 107.6 a 59.9 dependientes por cada 100 personas en edades activas, y se prevé que en los próximos años este indicador baje, al hacer más patente el incremento relativo de la población en edad productiva.
“Los desafíos que presentan ambos procesos (envejecimiento y bono demográfico) deben constituir una coyuntura para que a la población se le garanticen los derechos sociales imprescindibles para generar capacidades y oportunidades de desarrollo”, subrayó.
Expuso que la mayor sobrevivencia de la población es consecuencia de los avances tecnológicos y una mejor cobertura en los servicios de salud, y para 2017 la esperanza de vida al nacer es de 75.3 años, de acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Más de la mitad de la población mexicana es joven (menos de 29 años), aunque en el futuro los adultos mayores son los que predominarán y enfrentarán retos económicos como pensiones insuficientes y otras carencias en materia de políticas públicas, informó.
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