Cultura

“Miguel León-Portilla nos enseñó a pensar, a luchar…, por eso estás en nuestra memoria”

HOMENAJE. Él supo darle voz a quienes les había sido arrebatada: a los indígenas que sufrieron la Conquista y que pudieron expresar su dolor ante la imposición de dioses ajenos, destaca Matos Moctezuma, Premio Crónica. Miguel León-Portilla se queda, es el universitario eterno: Enrique Graue.

HOMENAJE. Él supo darle voz a quienes les había sido arrebatada: a los indígenas que sufrieron la Conquista y que pudieron expresar su dolor ante la imposición de dioses ajenos, destaca Matos Moctezuma, Premio Crónica. Miguel León-Portilla se queda, es el universitario eterno: Enrique Graue.

“Miguel León-Portilla nos enseñó a pensar, a luchar…, por eso estás en nuestra memoria”

“Miguel León-Portilla nos enseñó a pensar, a luchar…, por eso estás en nuestra memoria”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

A una semana de su fallecimiento, el humanista Miguel León-Portilla (Ciudad de México, 1926-2019) fue despedido ayer en la Sala Nezahualcóyotl de Ciudad Universitaria con palabras de agradecimiento de sus alumnos y amigos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes lo recordaron como la persona que les enseñó a mirar las culturas antiguas de México y a aprender de ellas.

Al homenaje realizado por la máxima casa de estudios asistieron su viuda, Ascensión Hernández de León-Portilla; la hija del nahuatlato, Marisa León-Portilla Hernández, sus nietos Fabio y Miguel, así como su discípulo Patrick Johansson.

También llegaron los exrectores de la UNAM: José Narro Robles, Guillermo Soberón Acevedo. José Sarukhán —Premio Crónica— y Francisco Barnés de Castro; además de Alberto Vital Díaz, coordinador de humanidades de la UNAM; Francisco Xavier Soberón, presidente en turno de la Junta de Gobierno, y María Elena Vázquez, presidenta en turno de la Junta de Patronos.

Después de que se proyectara una videosemblanza de Miguel León-Portilla donde el filósofo recomendó a los jóvenes que su futuro es servir a México con entrega, el arqueólogo y Premio Crónica, Eduardo Matos Moctezuma digirió unas palabras:

“Hoy puedo decir, querido Miguel, que nos has enseñado a pensar, a luchar, a convivir y es por eso que te llevamos en la memoria. Después de nosotros vendrán nuevas generaciones que tendrán la oportunidad de conocerte por medio de tu legado, nos enseñaste a través de tus libros cómo el hombre prehispánico tenía su propia manera de concebir un universo en constante movimiento expresado por medio de sus mitos y cantos ancestrales, que analizaste con pasión”.

Matos Moctezuma reconoció que el autor de Visión de los vencidos supo darle voz a quienes les había sido arrebatada: a los indígenas que sufrieron la Conquista y que pudieron expresar su dolor ante la imposición de dioses ajenos.

“Uno de tus aportes fue cuando se celebró el llamado Descubrimiento de América. Expusiste con buenos argumentos para hacer ver que el término descubrimiento tenía una enorme carga eurocentrista y propusiste el Encuentro de dos mundos, más apegado a la realidad histórica. Lograste tu propósito”, comentó.

El arqueólogo y doctor honoris causa de la UNAM concluyó: “Te pregunto a ti ¿y tus logros? Como ves, son muchos. Tus palabras están escritas en el libro de la historia. Los grandes hombres nunca mueren, perduran en el tiempo a través de sus obras. Tú eres uno de ellos, Miguel”.

Al respecto el rector de la UNAM, Enrique Graue, destacó que León-Portilla fue un hombre entrañable y generoso con sus saberes. “Fue un humanista multifacético y un académico ejemplar, dotado de un inigualable espíritu inquisitivo al que sumaba una portentosa memoria y una pluma incansable que bordaba las hebras de la historia con una fuerza singular”.

El rector agradeció el legado del nahuatlato, como es el nombre de la Sala Nezahualcóyotl.

“En toda la Universidad, Miguel León-Portilla se queda. Se queda ese universitario eterno, el maestro de muchas generaciones y de muchas más que en el futuro él seguirá guiando, se mantendrán sus lectores leyéndolo y él continuará susurrando a sus oídos la verdad de nuestra cultura”.

PATRIMONIO. Durante el homenaje no faltó la lectura del célebre poema Ihcuac thalhtolli ye miqui (Cuando muere una lengua) a cargo de uno de sus mejores amigos: el nahuatlato Francisco Morales Baranda, quien antes de la declamación ofreció unas palabras de despedida a su maestro.

“Tú exprimiste las uvas de la vida y en la ciencia histórica, lingüista, filosófica, poética y la enseñanza del idioma náhuatl, trabajaste con entusiasmo y responsabilidad como misionero. Uso esta última palabra a sabiendas de tu credo y doctrina, de tus ideas porque, en el fondo, tu religión era la bondad, la belleza y fraternidad de los hombres y tu preocupación por orientar a los jóvenes de nuestra alma máter, nuestra Universidad”, dijo.

Morales Baranda recordó el amor de Miguel por el náhuatl y otras lenguas, y a manera de recordatorio expresó:

“¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que por fin se haga justicia al indígena?, ¿cuántas voces tendrán aún que escucharse? No son suficientes las voces que fueron y las voces que son. Mientras exista la pobreza, la explotación y la negación indígena seguirán escuchándose, desde el fondo de nuestra conciencia, las palabras ásperas y duras y las voces de los vencidos que tomaron cauce en los trabajos de don Miguel”.

El escritor Vicente Quirarte recordó que León-Portilla refrescó la memoria de todos los mexicanos al reconocer que hay 2 millones de hablantes del náhuatl en el país.

“Junto con Diego Valadés, desde la Academia Mexicana de la Lengua, libró una ejemplar batalla para elevar a rango constitucional las lenguas originarias como lenguas nacionales. Defender una lengua es conocerla y conocerla es ayudarnos a ser más fuertes y más libres como escribió alguien tan sabio como Miguel: cuando un pueblo cae en la esclavitud, si conserva bien la lengua propia es como si tuviera la llave de la prisión”, externó.