Inventar el caos, fue la premisa que siguió Manuel Felguérez (Zacatecas, 1928- Ciudad de México, 2020), artista que falleció la noche del domingo a los 91 años de edad, aparentemente a causa de COVID-19. El pintor y escultor que perteneció al grupo de La Ruptura fue un provocador del arte público, ser humano generoso e incansable promotor cultural.

“Mi teoría del arte es el caos como la creación del mundo. Una vez creado el caos ya hay un orden que nunca para de acomodarse y sigue en transformación. Leonardo da Vinci decía que el arte es mental, no es manual, no es artesanía ni oficio, es cabeza”, dijo Manuel Felguérez a Crónica en diciembre de 2019, sobre su proceso de creación.

El artista zacatecano será recordado por la Secretaría de Cultura federal a través de un homenaje digital y una vez que concluyan las restricciones sanitarias, éste se hará presencial.

“En atención a las medidas sanitarias y en estricto apego al semáforo sanitario, por la presencia de la COVID-19, se realizará un homenaje digital a través de la plataforma Contigo en la distancia (contigoenladistancia.cutura.gob.mx). En acuerdo con la familia, una vez reanudadas las actividades, se hará un merecido homenaje presencial”, expresó Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.

A esto se suma que Trayectorias, la muestra retrospectiva que inauguró el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) hace siete meses, se mantendrá hasta el 18 de octubre, indicó en entrevista la curadora Pilar García.

“Permanecerá hasta octubre en el MUAC para después viajar al Museo Amparo (Puebla), esperando que la pandemia no cambie demasiado los planes”, señaló.

Dicha exposición, además de reunir cien piezas de Felguérez y el rescate de los icónicos murales Muro de las formas mecánicas, Canto al océano y Mural de hierro, fue motivo para que el artista donara a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) 38 esculturas y su archivo personal, que contiene fotografías, cartas, reconocimientos y hemerografía en proceso de catalogación.

“Su archivo será pieza clave para hacer relecturas del arte contemporáneo. En realidad íbamos a comenzar con la revisión del material pero por la pandemia y el cierre del museo tuvimos que suspender el trabajo. Cuando sea prudente, lo retomaremos”, detalló García.

Manuel Felguérez expresó el año pasado que el mejor destino para su archivo era el MUAC. “Al final de la vida uno sabe que queda poco tiempo y eso genera preocupación sobre qué va a pasar con lo que uno ha producido. El MUAC es el museo más importante de México y para mí es un honor y ambición tener en la colección permanente algo de mi obra”, dijo.

En tanto, Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de la Ciudad de México, lamentó que la emergencia sanitaria impida realizar homenajes.

“Entendemos que la ciudad sigue en semáforo rojo y que las condiciones no son propicias para poder llevar a cabo ningún tipo de evento más que el consabido evento familiar y lo que el gobierno de Zacatecas, que está en naranja, pudiera generar”, declaró.

70 AÑOS DE TRAYECTORIA. Manuel Felguérez (1928- 2020) pensó su trabajo como una relación entre ciencia y arte, además miró en todos planos la posibilidad de volúmenes, formas y colores infinitos. Es por eso que en sus 70 años de trayectoria, se convirtió en uno de los máximos exponentes del arte en el mundo.

“Siempre ha existido una estrecha relación entre la ciencia y el arte ya que éste refleja inevitablemente la tecnología de la época. El oficio depende del uso de los materiales y de los instrumentos, de acuerdo a la capacidad artesanal del artista y de la correcta aplicación de la tecnología del momento”, escribió en el libro La máquina estética (1983).

Felguérez generó dicho proyecto después de obtener en 1975 la beca Guggenheim, comisionado por la UNAM para continuar en la Universidad de Harvard su búsqueda sobre el empleo de la computadora en el diseño artístico. Ahí trabajó con el ingeniero en sistemas Mayer Sasson.

Para ese año, el zacatecano ya era un artista reconocido, había ganado el Segundo Premio de Pintura de la Primera Trienal de Nueva Delhi, India (1968); fue nombrado miembro de la Academia de las Artes (1973), diseñó los planes de estudio de la Escuela Nacional de Artes Plásticas y contaba con una amplia experincia en exhibiciones individuales.

En la década de los 70 del siglo pasado resonaban las buenas críticas de su exposición El espacio múltiple, en el Museo de Arte Moderno, cuyo catálogo prologó Octavio Paz. El Premio Nobel de Literatura 1990 se refirió a la obra del artista como un espejo, “instrumento filosófico por excelencia: emisor de imágenes y crítico de las imágenes que emite”.

Algunas obras icónicas de Felguérez son: Mural de Hierro, hecho para el Cine Diana (1961) y considerado el primer mural escultórico del país, y Canto al océano del Deportivo Bahía (1963).

También destaca la escultura La máquina del deseo: un ensamblaje geométrico de metal sostenido por una compleja estructura, hecha para la película La montaña sagrada (1975), de Alejandro Jodorowsky.

“El arte en sí tiene la obligación de ser pretencioso en el sentido en que cada nueva obra que se haga tiene que ser la mejor del mundo. Cuando ves una obra, estás viendo la vida de alguien, una secretísima”, expresó Felguerez.

PROMOTOR. Manuel Felguérez inició sus estudios en la Academia de San Carlos, continuó su preparación en La Esmeralda como ayudante de Francisco Zúñiga y desde París, en la Academia de la Grande Chaumière y la Academia Colarossi, trabajó con el escultor francés de origen ruso Ossip Zadkine.

El zacatecano realizó desde 1959 más de 50 murales y escultura urbana en México, Colombia, Estados Unidos y Corea del Sur. Su obra actualmente se encuentra en museos y colecciones de México, Colombia, Estados Unidos, Cuba, Japón, Chile, Nicaragua, Argentina, India, España y Mónaco.

En 1998 Felguérez impulsó, con el gobierno del Estado de Zacatecas y el INBA, el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. En 2016 fue distinguido con el Premio Nacional de Artes y Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte.