
Jorge Guzmán Meyer es un nombre que no le dirá mucho a los cientos de miles de conductores que transitan por las autopistas del país, pero fue el último gran renovador de la Policía Federal de Caminos, la que, al integrarse a la extinta PF, se denominó División de Seguridad Regional.
Guzmán Meyer murió este martes, así que no verá la destrucción de su obra.
En los tiempos de la 4T, que en una frase soltada sin sustento se anuncia el fin de la violencia o la corrupción, es difícil explicar cómo un trabajo constante, de picar piedra y poner granito a granito de arena, puede significar la construcción de la seguridad ciudadana.
El Jefe Meyer, como se le conocía, era uno de muchos que querían prolongar para bien el futuro de la Policía de Caminos dentro de la PF, pero en él recayó especialmente la exploración de nuevos métodos de trabajo sobre las vías federales que unen al país.
Si hoy la Guardia Nacional puede seguir prácticamente en tiempo real la ruta del fentanilo o de la droga cristal por el territorio nacional es gracias a comisarios como el Jefe Meyer.
Cada reporte policial, georreferenciado, expuso esas rutas desde hace tiempo, sus cambios y por supuesto la aparición de las nuevas auto adscripciones que transportistas, burros, procesadores y sicarios de guardia a nuevos grupos emergentes del narco (“yo soy Jalisco Nueva Generación, en realidad no significará nada en un par de años y esos mismos personajes se auto identificarán con la nueva nomenclatura emergente).
Como se dijo previamente, Guzmán Meyer no fue el único, así que otros comisarios, más propensos a la vieja guardia, querían motores más potentes en las patrullas, mayor capacidad de fuego, número suficiente para que nunca fuese un policía solo a bordo de una unidad y una verticalidad en la obediencia inquebrantable. Ambas visiones no eran incompatibles, sino complementarias.
Al final de sus días como policía, pues hace poco se jubiló, estuvo al frente de la Unidad de Informes de Gestión, una oficina que trató de dar orden al caudal de información policial que se producía a lo largo del país. Muere justo cuando regresa al territorio la idea de que los patrullajes lo resuelven todo. El Jefe Meyer no verá destruido lo que creó. Descanse en paz.
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