
Conocer la creatividad y habilidades de las mujeres en torno a los bordados en México, desde el siglo XVIII hasta el XX y abrir la posibilidad de nuevas investigaciones al respecto, es posible con la recopilación de 70 textiles para la muestra Dechados de virtud. Bordados y deshilados.
La exposición, que se inaugura hoy en el Museo Franz Mayer, reúne textiles de colecciones particulares y nueve del Museo de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, que además permiten entender el concepto “dechado” como un bordado hecho a modo de ejemplo o modelo para replicar en prendas como blusas o faldas.
Entre los materiales que se pueden ver en estas telas donde bordaban mujeres y niñas en colegios o conventos como parte de sus tareas, son el algodón, seda o lino que con el paso del tiempo evolucionaron e incorporaron el estambre.
Así lo explicó ayer la curadora e investigadora del Museo Franz Mayer, Mayela Flores, quien detalló cómo el uso de materiales advierten la transformación en las técnicas, cuyo dechado más antiguo tiene su registro en el año 1800.
“En ellos (dechados) se da cuenta de la evolución de esta práctica, cuyos textiles eran teñidos con grana cochinilla en algunas comunidades indígenas a las que llegaron algunas de las prácticas que se hacían en escuelas y en casas”, destacó la investigadora.
“Nuestro objetivo ahora es seguir ampliando la información sobre estas telas y seguir la búsqueda de colecciones que tengan dechados, a través de los familiares, pues esto es algo de lo que tenemos todavía mucho por conocer”, añadió Flores.
Aunque dijo que la tarea no es fácil, pero el reto es también investigar sobre fechas de elaboración y establecer si hubo más antes de 1800 y exactamente tratar de registrar hasta qué año se hizo el más reciente.
“Tenemos todavía que conocer de ellos, sus fechas y sus procedencias, así como aprender más sobre las técnicas y variantes por región o escuela en donde se ofrecía la enseñanza de estas prácticas, una metodología y si había edades específicas”, concluyó Flores.
Por su parte, la antropóloga e investigadora de arte popular, Marta Turok, subrayó la necesidad personal por encontrar respuestas sobre cómo es que se utiliza sólo un tipo de técnica en el arte popular textil, cuando existen al menos 15.
“En los textiles indígenas por ejemplo, sólo se utilizaba un tipo de las muchas que existen para hacer sus prendas, entonces mi interés en ese sentido es conocer los criterios de selección para bordar con una sola técnica”
Asimismo, la investigadora tiene la inquietud por conocer cómo es que estas técnicas que se practicaban en las escuelas o en las casas, llegaron a las comunidades indígenas, como la Sierra Norte de Puebla, Yucatán o la zona mazateca.
De esta manera la primera parte se llama “Regla y ejemplo”, concentrada en los orígenes y antecedentes del dechado en México y su relación con la tradición católica y la incorporación de materiales en su creación.
En el segundo apartado, titulado “Labores en hilo y aguja”, se muestra la etapa de consolidación de estas obras en los lugares de enseñanza, como en escuelas y conventos, pero también al interior de las casas.
Por último “Virtudes mujeriles” presenta una selección de obras en diversas etapas de su creación, otras que permiten apreciar la influencia del dechado en las culturas indígenas y piezas que transformaron la práctica.
Dechados de virtud y deshilados estará hasta el 24 de julio en el Museo Franz Mayer. Avenida Hidalgo 45. Centro Histórico. Martes a viernes de 10:00 a 17:00 horas y sábados y domingos de 10:00 a 19:00 horas. Admisión: 45 pesos.
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