
Es considerada un ícono de la primera época del Rock and Roll en México, gracias a la herencia musical de su padre Arnold Frederick Hartman, conocido y reconocido en la Unión Americana. Multifacética, abrazó al cine y luego la televisión, donde se consolidó hasta convertirse en La Novia de México. Hoy, a los 72 años, Angélica María agradece seguir vigente.
“No he pensado en retirarme”, dice con su característica voz amable, en entrevista telefónica. Angélica María Hartman Ortiz está convencida de su misión en la vida y por eso no está dispuesta a abandonarla: “Nací para cantar, no tengo cómo agradecer que a los 72 años todavía me planto en un escenario para sentirme querida.
“Que me aplaudan, poder entregarme y dar todo lo que llevo dentro. Nací para entretener al público, cantar me da esa oportunidad, es maravilloso poder seguir haciéndolo”, abunda emocionada. Eso sí, acepta que desde el inicio de su carrera, en los sets de la cinta Pecado (producida por Gregorio Wallerstein), se prometió mantener su imagen intacta.
“He tratado de hacer una carrera honesta, bonita, limpia, para entretener sin morbo o escándalo, sólo cantando o actuando”, enfatiza. Por eso, ante la posibilidad de realizar una serie respecto a su vida, está dispuesta a aceptar, siempre que sea un retrato fehaciente de lo ocurrido a lo largo de 72 años, que no siempre han sido fáciles.
“Desde hace mucho me pidieron hacer la historia de mi vida, pero no me pareció el momento. Creo que ahora lo es, en un año o dos. Sería muy digna y la verdad, porque la vida de un artista no es fácil. Es difícil y bella, las dos cosas. Esta carrera es de paciencia, de mucha disciplina, siempre la tuve para esperar el papel, mi momento, el show y el éxito”, comparte.
La experiencia de evolucionar de niña actriz a diva del séptimo arte y de la pantalla chica, así como talentosa intérprete, le enseñó a Angélica María a “aprovechar cuando llega el momento, me doy completamente”, asegura, al tiempo que revela la consciencia de que “todo cuesta trabajo, si quieres lograr algo, hay que luchar por ello.
“Yo no he hecho otra cosa más que luchar por lo que he querido: divertir al público y lo seguiré haciendo mientras tenga salud”, se escucha convencida. Con ello en mente la intérprete planea compartir pronto escenario con uno de los pilares en su vida, su hija Angélica Vale, con quien tiene una relación de absoluta complicidad.
“Voy hacer un show con Angélica, mi hija, ojalá que se logre a fin de año. Estar con mi niña, con mi amor. Un par de viejas locas en el escenario, tenemos tanto que contar, cantar, imitar y bailar, nos vamos a divertir mucho y esperemos que el público más”, adelanta.
La cita será en el Lunario del Auditorio Nacional, donde promete un espectáculo íntimo. Hará, se comprometió, “un repaso por todas mis canciones de joven, pero también con piezas que nunca he cantado. Cosas que le dan un cambio al show, ahí se presta para otra clase de interpretaciones, eso me emociona.
“Pasan los años y con la experiencia entiendes más las canciones, las puedes interpretar mejor, porque las haces tuyas (…) Entiendo a las madres perfectamente, las quiero, apoyo y les canto, trato de hacerlas felices, como a todo el público. Hacer este show en un lugar tan íntimo, es más bohemio, puedo verlos a los ojos y saludarlos de mano”, acepta Angélica María.
La situación, lejos de molestarla le permitió reflexionar y estar lista para cuando la oportunidad llame a la puerta una vez más. “Hicieron capítulos larguísimos y cortaron muchas cosas, obviamente fue mucho de lo mío, porque soy la sirvienta y no es tan importante en la vida del presidente.
“Seguramente en la segunda y tercera temporada irán mejorando poco a poco. Ahí sigo dándole, estoy feliz y lista para cuando me llamen”, finaliza la histrión.
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