Cultura

Nahui Olin, la loca perfecta, una reflexión sobre la libertad

Es difícil establecer si ella fue libre o no, señala Valeria Matos. La novela es una crítica a la sociedad que margina y pone calificativos despectivos a las mujeres, añade

Nahui Olin, la loca perfecta, una reflexión sobre la libertad

Nahui Olin, la loca perfecta, una reflexión sobre la libertad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Nahui Olin puso sobre la mesa que nuestro erotismo es algo fundamental de un goce propio y que nuestro placer es más importante que la forma en que nos enseñaron a seducir al otro. Es difícil establecer si Nahui fue libre bajo su necesidad de ser vista y el canon de belleza que representó, sin embargo, cuestionarla nos permite cuestionarnos a nosotras mismas, explicó Valeria Matos.

En entrevista a propósito de la novela Nahui Olin, la loca perfecta, explicó que aún en el siglo XXI, así como el erotismo, el cuerpo es muy importante y ante ello, como mujeres, tendríamos que cuestionarnos por quién y cómo queremos ser vistas, así como qué es lo que queremos decir con ello. “Nahui es un pretexto para reflexionar”.

La autora destaca que esta novela es un guiño para imaginar un tiempo específico, dar pistas históricas de mujeres que estuvieron en la revolución como las sufragistas, intentar darle voz a Nahui Olin y cuestionarla.

“Tenemos que bajar a estas mujeres a un plano más terrenal porque, desde un punto de vista de académico, nos sirven como comparativo para poder estudiar un sistema, es decir, estas mujeres que afortunadamente pudieron dejar registros en el arte se deben de comparar con las mujeres anónimas que quizá estuvieron en otros ámbitos —obreras, revolucionarias, periodistas, etcétera— para ampliar la lente y, ahora sí, estudiar un sistema que permitía ciertas condiciones a ciertas mujeres en ciertos momentos, sociedades y núcleos”.

No basta con visibilizar a estas mujeres dentro de una historia tradicional que establece que ésta avanzó sólo por ciertos personajes, sino que se tiene que mostrar que todas las mujeres, anónimas y no anónimas, hicieron avanzar la historia y que cada una de ellas es un producto sociocultural, añadió. “Todas tenemos un lugar en ella”.

Respecto a la construcción de estos personajes idílicos que rigen en nuestra historia, Valeria Matos señala que la sociedad los crea inalcanzables, se cuelga moños culturales y luego, los desecha. En el caso específico de Carmen Mondragón —nombre de pila de la escritora, pintora y musa del siglo XX— el hecho de que entrara en círculos artísticos e intelectuales a través de su físico, pero que cuando éste empezó a envejecer fue abandonada, es otro reflejo de cómo el sistema objetualiza la belleza y cuando no sirve, no se hace cargo.

El título de esta novela puede tener diferentes lecturas, pero no deja de ser una crítica a la sociedad que margina y pone calificativos despectivos a las mujeres que van en contra de lo socialmente establecido o que simplemente no comprende; pero también es un reconocimiento a que aquellas mujeres que rompen los cánones, que luchan y que son señaladas como locas perfectas porque “vamos derecho y no nos quitamos”.

NAHUI ¿LIBRE? El cuestionamiento de si fue libre o no lo fue sigue en pie y es algo que no se puede decir a raja tabla; pero sí podemos cuestionarnos en qué momentos fue libre y bajo qué panorama sociocultural, explicó Valeria Matos.

No obstante, algo que no se puede negar es que como mujer, rompió el canon al decir: este cuerpo erotizado, mío, lo saco de un ambiente específicamente pensado y dirigido a hombres y lo coloco en un ambiente artístico, como arte.

Nahui Olin se expresa a través de su cuerpo durante los años 20, cuando proliferaban las fotografías eróticas estrictamente para hombres, tal es el caso de las tiples o de las mujeres que salían en el periódico Ovaciones. En ese contexto, Nahui hizo exposiciones en su casa cuya invitación destacaba que la muestra era sobre sus fotografías de desnudo.

“La invitación era muy explícita y, aún así, la gente se escandalizaba. En ellas salía Nahui con posturas que recuerdan a estas mujeres erotizadas con el cuerpo tendido para ser admirado, así como ella haciendo gestos y expresiones que recuerdan al cine expresionista alemán”. Matos señala que sobre el erotismo de la mujer, Nahui rompió los cánones, pero que habría que cuestionar ¿qué tan libre se puede ser con la imperante necesidad de ser el deseo para otro bajo cánones de belleza hegemónicos?