
Los niños trabajadores están por toda la Ciudad de México. La explotación infantil ocurre no solamente en la delegación Cuauhtémoc, también en la mayor parte del territorio de la capital.
A plena luz del día, niños provenientes de poblados de entidades como Puebla, Veracruz, Oaxaca y Chiapas son explotados laboralmente.
Algunos de los infantes —de seis hasta los 17 años— laboran más de 10 horas todos los días; venden dulces, son diableros en la Central de Abastos, boleros, limpiaparabrisas, vendedores de chicles y cigarros, ropavejeros y hasta albañiles.
Están los malabaristas, los payasitos de crucero y los traga-fuego, que sin importar los riesgos que corren, se exponen a fin de recaudar ingresos.
Otros sólo estiran la mano para pedir “una monedita”. También están los menores que utilizan cualquier artimaña enseñada por quienes los hacen trabajar para convencer a la gente y así obtener desde dinero hasta alimentos o ropa.
Incluso están los que trabajan en el Metro de la Ciudad de México, ya sea limpiando zapatos u ofertando cualquier mercancía que les llega a las manos.
Unos lo hacen con el consentimiento de sus papás, aunque la mayoría de ellos llegan solos a la capital del país y están bajo el cuidado de sus “patrones”.
Los menores de edad se han convertido en una fuerza laboral importante para la capital del país, ya que en la actualidad cerca de 80 mil niños se encuentran laborando, principalmente en el comercio, en calles de la urbe.
Crónica presenta una radiografía de las plazas públicas, hospitales, centros de abasto de alimentos, cruceros y colonias de esta ciudad, en las que se puede encontrar a menores de edad trabajando.
Están ahí, “buscando para la papa”. La gente los mira, algunos les compran y otros simplemente los ignoran; pero en la mayoría de los casos, nadie hace algo por ayudarlos.
La explotación laboral es un delito; de acuerdo con el artículo 123 constitucional, está prohibida la utilización del trabajo de los menores de quince años.
También establece que quienes están entre los 15 y 16 años pueden trabajar máximo seis horas; sin embargo, los menores de edad que laboran en la Ciudad de México lo hacen durante jornadas maratónicas que van de las 10 a las 16 horas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la Ciudad de México más de 18 mil infantes trabajan más de 45 horas a la semana.
Además el Instituto señaló que cerca de 33 mil niños, entre capitalinos y fuereños, trabajan jornadas similares a las de un adulto, pero su sueldo ni siquiera alcanza un salario mínimo.
Incluso hay menores que no reciben un salario, pues su pago es techo y comida.
Los menores cargan cajas, canastas e incluso jalan carretillas en las que llevan su mercancía y recorren las calles aledañas al hospital.
También están los niños que en el paradero Indios Verdes venden cigarros y chicles, así como los que se sientan en las calles a pedir limosna en compañía de sus padres.
Otro caso son los menores de edad que venden recuerdos en los alrededores de la Basílica de Guadalupe.
En Azcapotzalco, afuera de Plaza Parque Jardín, en la colonia del Gas, hay tres niños y una niña que se dedican a hacer malabares en el semáforo.
En Miramontes, entre Calzada del Hueso y Acoxpa es común ver niños pidiendo dinero u ofreciendo dulces a cambio de algunas monedas.
Mientras que en los embarcaderos de Xochimilco hay menores de edad trabajando como “viene viene”; además hay algunos que, a bordo de pequeñas chinampas, recorren los canales del lugar y piden desde un taco hasta una moneda.
En la Roma, Condesa y Juárez es común ver a pequeños recorriendo las aceras pidiendo limosna, así como los que acompañan a sus padres tocando la tambora o la marimba para conseguir dinero.
En la Alameda Central, Pabellón Madero y hasta en la explanada delegacional de Cuauhtémoc hay menores vendiendo cigarros, chicles y paletas.
En Avenida Revolución, desde el Metro Mixcoac hasta Barranca del Muerto, es regular que las esquinas estén llenas de pequeños haciendo malabares y trucos para entretener a los automovilistas.
Están los diableros, los que se encargan de descargar los camiones, los que cargan bolsas a la gente, los “viene viene”, los despachadores, los que recogen la basura.
Afuera del Metro Iztapalapa, hay un grupo de niños que con caja de chocolates en mano recorren las calles para vender la mercancía que tienen.
Copyright © 2017 La Crónica de Hoy .