Academia

No apoyar y no dar libertad a la ciencia condena a nuestro país: Susana Lizano

La astrofísica, presidenta de la AMC, relata algunos detalles de su trayectoria académica y expone cómo la organización detuvo sus programas debido a la falta de financiamiento

No apoyar y no dar libertad a la ciencia condena a nuestro país: Susana Lizano

No apoyar y no dar libertad a la ciencia condena a nuestro país: Susana Lizano

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El viaje de Susana Lizano ha sido toda una aventura, no sólo por el recorrido que ha realizado desde la capital de nuestro país hacia California, donde realizó su posgrado, para después regresar y establecerse en Morelia, sino porque además ha “viajado” a través de nuestra galaxia para estudiar cómo nacen sus estrellas, a través del espacio interestelar, entre el gas y el polvo donde se originan nuevos astros.

Este viaje tuvo uno de sus puntos de partida en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde estudió física. En entrevista, enfatiza la importancia de su formación en la máxima casa de estudios, que le abrió todas las oportunidades que ha tenido en su desarrollo académico y científico.

Hacia el final de su carrera en física aún no sabía qué especialidad llevaría a cabo, no obstante, Jorge Cantó –su profesor y más tarde colega, astrofísico Premio Nacional de Ciencias– y su clase optativa detonó el interés de Lizano por la astronomía y el medio interestelar: el gas que hay entre las estrellas, las nubes de polvo donde nacen las estrellas y se desarrollan otros fenómenos del Universo, explica.

“Esto es lo que me encanta”, expresó la actual presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), investigadora emérita de la Universidad Nacional y galardonada con el Premio Crónica 2020. “Cuando conocí este campo de la astronomía, donde se conjuntaban cosas que ocurrían en el Universo, con matemáticas y ecuaciones diferenciales, supe que era lo que quería hacer”.

Así es como la joven científica decidió dedicarse a la astronomía teórica, por lo que solicitó su ingreso a diversas universidades estadunidenses, puesto que en esa época en México no existían posgrados en astronomía. “Había que salir al extranjero y regresar, así lo habían hecho todos los astrónomos mexicanos hasta el momento”. De esta manera, continuó su formación en la Universidad de California Berkeley, donde tuvo la fortuna de formarse con el astrofísico Frank Shu, con quien estudió el proceso de formación de estrellas, un área muy novedosa en su momento, pero que actualmente congrega alrededor de mil 500 expertos en el mundo. “Parecen pocos, pero tampoco tenemos tantos astrónomos en el planeta”.

MORELIA. 

Al finalizar su posgrado, regresó al país y a la UNAM para integrarse al grupo de Luis Felipe Rodríguez, “padre” de la radioastronomía en México y con quien comparte membresía en la AMC y El Colegio Nacional. La astrofísica desarrolló su trabajo teórico sobre el nacimiento de las estrellas en nuestra galaxia, el cual fue acompañado de las observaciones con radiotelescopios. La también ganadora del Premio Nacional de Ciencias ha desarrollado modelos teóricos, pero ha estado de cerca con su comprobación observacional.

A lo largo de su carrera académica, Lizano Soberón también ha participado en el desarrollo institucional. Con Felipe Rodríguez Jorge y otros universitarios, fue pionera en el desarrollo del polo científico y astrofísico de la UNAM en la ciudad de Morelia, el cual inició como una unidad académica del Instituto de Astronomía, que después se convirtió en el Centro de Radioastronomía y Astrofísica que, finalmente, se erigió como instituto, trabajo que se consolidó bajo su dirección.

“Actualmente, este grupo en Morelia tiene un reconocimiento nacional e internacional y es satisfactorio haber participado en ello. Es posible hacer cosas en México que valen la pena”. Crear instituciones importantes para la investigación y la educación en un país como el nuestro, refiere, aún es posible.

ACADEMIA. 

Debido al reconocimiento de su obra académica, así como por su notable participación en el desarrollo institucional, Susana Lizano obtuvo la vicepresidencia y posterior presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias, la principal organización y representante de la cultura científica de este país.

La Academia se compone actualmente por dos mil 900 investigadores consolidados en las áreas de conocimiento que se cultivan en el país, acota, desde las ciencias naturales y exactas, hasta las ciencias sociales y humanidades. A lo largo de seis décadas, la institución ha promovido el impulso de la investigación en el país. Además, ha llevado a cabo programas de divulgación de la ciencia muy exitosos, así como programas para la promoción de vocaciones científicas.

Pero la tarea de Lizano al frente de ésta no pudo ser más complicada: la mayor parte de su gestión ha ocurrido a la par de la pandemia por Covid19. Sin embargo, la dificultad más grande ha sido mantener la existencia de la AMC con muy pocos recursos, puesto que anteriormente los recursos para la operación y las actividades provenían de fondos públicos otorgados por el CONACyT.

Debido a ello, reducir o detener la maquinaria de programas de la AMC ha sido inevitable: Domingos en la Ciencia –charlas de divulgación impartidas por sus miembros–, Verano de la Investigación Científica –que becaba a jóvenes de todo el país para realizar estancias veraniegas en instituciones y universidades receptoras–, así como talleres de robótica para niños y jóvenes y la preparación de estudiantes para las olimpiadas de ciencia. Otro de los proyectos más exitosos y con efecto multiplicador que debió parar es La Ciencia en tu Escuela, dirigido a profesores de educación básica, quienes obtenían una formación adecuada para enseñar ciencia en las aulas.

“Desafortunadamente, en la AMC vivimos tiempos complicados por razones económicas, así es la reciente política gubernamental en el sector. Obtuvimos algunos recursos en 2019 y 2020 con muchas restricciones y agradecemos el esfuerzo del CONACyT, pero la Academia, como otras A.C. no se encuentran dentro de la política de Estado”.

Mantener a la AMC no es fácil y aunque han revisado otros modelos fuera del país, la gran mayoría de las academias en el mundo son apoyadas directamente por sus gobiernos, agrega; algunas otras se autogestionan desarrollando proyectos para éste, lo cual tampoco ha ocurrido para el caso mexicano. Sólo un financiamiento constante puede asegurar la continuidad y gratuidad de sus programas para beneficio de la población.

“Tenemos a todos los miembros que donan su tiempo, pero las actividades requieren de organización que se debe pagar, sin ello, no se pueden llevar a cabo (…) Todo este esfuerzo, y con un costo muy bajo, llegaba hasta a un millón de niños, jóvenes y adultos, sin embargo, los problemas de financiamiento los han detenido, como ha ocurrido con otras asociaciones científicas. Ha sido una situación muy difícil en la AMC, pero no sólo nos afecta a nosotros, sino a todos los beneficiados por los programas de impulso a la investigación, educación y divulgación en el país”.

POLÍTICA CIENTÍFICA. 

A lo largo de su historia, la AMC no ha sido ajena al desarrollo de la política científica del país; de hecho, su antecesora, la Academia de la Investigación Científica, fue clave para la creación del mismo CONACyT. Actualmente, la institución, al igual que el grueso de la comunidad científica del país, se ha pronunciado contra la acusación y persecución de científicos y ex funcionarios de CONACyT y del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT).

La AMC sostuvo también su postura contra la desaparición de fideicomisos y mantiene su preocupación por la legislación y elaboración de la Ley General de Ciencia, apunta Lizano.

Será esta ley general la que establezca el curso de la política científica durante los próximos años, más allá de este sexenio, por lo que la participación de la comunidad académica es fundamental. Una preocupación es la definición de áreas prioritarias para este gobierno que se apoyarán, lo cual muy probablemente será en detrimento de otras áreas, así como de la ciencia básica.

La astrofísica recuerda que el Anteproyecto de Ley, aprobado por CONACyT y que se deberá discutir por el Poder Legislativo, establece la existencia de una Agenda de Estado que dicta las actividades científicas que se apoyarán y financiarán, la cual tiene connotaciones más políticas que científicas. Dejar de lado la investigación básica y otras áreas, enfatiza, nos condenará a no estar preparados ante las emergencias y eventos no previstos, como la pandemia por Covid. “No apoyar y no dar libertad a la investigación científica condena a nuestro país a no tener elementos para afrontar los retos del siglo XXI”.

Estoy agradecida por el Premio Crónica

Por su destacada trayectoria científica e institucional, Susana Lizano es reconocida por el grupo editorial de La Crónica de Hoy con el Premio Crónica en el área de Ciencia y Tecnología. “Estoy agradecida por esta distinción, la cual han recibido también colegas y amigos, muchos de ellos de El Colegio Nacional. Es un aliciente para seguir trabajando en el desarrollo científico del país y realizarlo de manera renovada”.