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No hay obra en el mundo de la magnitud del Tren Maya que beneficie a la comunidad más vulnerable: Fonatur

Respeto a los beneficios que ya son palpables por habitantes de comunidades por donde se desarrollan las obras del Tren Maya, Gabriel Arellano, de Fonatur, apuntó que se han generado más de 40 mil empleos,

Maquinaria pesada trabajando en una carretera
Maquinaria pesada trabajando en una carretera Maquinaria pesada trabajando en una carretera (La Crónica de Hoy)

“El Tren Maya es un proyecto de clase mundial, es el proyecto de infraestructura en construcción más grande en el mundo en este momento y sus mismas características son un desafío, pero son este tipo de proyectos los que dinamizan países, los que dinamizan la economía, los que generan un parteaguas en el desarrollo de toda nación” y entre sus objetivos está el de beneficiar a la comunidad más vulnerable de la región, dijo en entrevista con Crónica, Gabriel Arellano Aguilar, subdirector de vinculación social del Tren Maya, del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).

El funcionario, quien aseguró que el proyecto avanza en tiempo y forma sin obstáculos en su semana 30 de construcción, de un total de 157, explicó que el proyecto “es muy amplio, con grandes desafíos, como son su propia extensión (de más de 1550 kilómetros). Es el proyecto de infraestructura en construcción más grande en el mundo en este momento y eso es importante. Contamos con los mejores técnicos, con los mejores profesionales para llevarlo a cabo. Todos los consorcios que están desarrollándolo e implementando, son profesionales con experiencia en el sector ferroviario y de la construcción, cuentan con los profesionistas más calificados de México y del mundo para hacerlo realidad. El gran desafío que se tiene son sus propias características, y es que si lo viéramos fuera del contexto nacional, es como casi darle la vuelta al Reino Unido, es una extensión sumamente amplia, es casi un tercio del país (México)”.

Gabriel Arellano dijo que uno de los objetivos del Tren Maya no es solo la construcción y desarrollo de éste, sino la participación y beneficios que tendrán las comunidades de los cinco estados por donde pasará (Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo). “El Tren no sólo será para beneficio del turismo, sino para las comunidades locales. El tren tiene una visión integral, por lo tanto tenemos que atender con el mismo nivel de importancia a las comunidades que están a un metro, que a 50 kilómetros”.

En el mismo tenor, indicó que “el Tren Maya comprende un sistema de integración regional, por lo tanto, la parte de vinculación social y comunitaria deben ser una garantía de derechos, lo que consideramos pieza clave para lograr la implementación del proyecto en benefició de los habitantes de la región”.

El representante de Fonatur subrayó que “sin una visión social transversal, no podríamos garantizar los objetivos que tiene el proyecto. Estamos en una zona sumamente compleja, con un nivel de marginación alta, con índices de desarrollo bajos, con un índice de mortandad infantil alto, con un 60% de su población viviendo en condiciones de pobreza y por tanto, la incorporación de un vehículo de desarrollo con bienestar, como el Tren Maya, es fundamental para detonar una serie de acciones que van muy ligadas al desarrollo integral regional de las comunidades más vulnerables, pero sobre todo, de la población que en estos momentos no tiene acceso a servicios básicos, no tiene acceso a una atención adecuada de salud, de desarrollo económico, y por lo tanto el tren, acompañado de toda una estrategia de vinculación social busca propiciar estas condiciones para que todos puedan ser parte de estos beneficios”.

Gabriel Arellano refirió que la misión del Fonatur con las comunidades locales con el proyecto Tren Maya apunta a una participación más directa, lo que se reflejará en gran medida un vez que el tren se ponga en operación. “El proyecto (desde su inicio) ha sido altamente aceptado, las encuestas dicen que 7 de cada 10 personas en la región están a favor de la obra, además de que hay un gran entusiasmo de que ésta se lleve a cabo. Se ha logrado trasmitir a la población en general que el proyecto es más que un tren y más que una infraestructura ferroviaria, por lo tanto, todo este acompañamiento interinstitucional que existe para la implementación del proyecto nos brinda esa posibilidad, de que la gente lo visualice como una oportunidad histórica. Tenemos de un lado la construcción de una vía férrea de más de 1,500 kilómetros, pero acompañando esto, se realizan una serie de acciones desde la perspectiva de planeación comunitaria en las que más de 35 instituciones a nivel federal “participan en cinco líneas de acción como son: Desarrollo económico inclusivo; Bienestar; Patrimonio cultural, ordenamiento territorial y medio ambiente e Infraestructura básica, parámetros que sirven como líneas de acción en mesas de trabajo con las comunidades locales para de esta forma brindar la atención de las solicitudes más sentidas de la población.”

En el mismo tenor, el funcionario destacó que “estamos claros de que si la gente no tiene agua potable, no tiene un suelo firme, si no tiene medicamentos o acceso a la salud, pues difícilmente podrán ser parte de los beneficios del tren, por lo que necesitamos generar piso parejo, para que todo aquel que quiera ser parte de los beneficios del proyecto pueda hacerlo, y que no esté precondicionada su participación a la resolución de cuestiones que son derechos sociales, por eso es que el proyecto tiene que verse desde esta perspectiva amplia, de garantizar derechos, y a partir de ahí la incorporación del proyecto detone un desarrollo con bienestar”.

Respeto a los beneficios que ya son palpables por habitantes de comunidades por donde se desarrollan las obras del Tren Maya, Gabriel Arellano apuntó que se han generado más de 40 mil empleos, “un impacto inmediato es la generación de fuentes de trabajo, y es que los consorcios que participan en la construcción de los cuatro primeros tamos iniciales del proyecto ya están contratando gente, un volumen importante de personas a todos los niveles de preparación, desde empleos básicos técnicos, hasta empleos muy sofisticados con una alta especialización, y es importante destacar que hay un compromiso de los consorcios que están construyendo el proyecto, de que el empleo se genere y se quede en las comunidades, que sean las personas que coexisten con la implementación del proyecto los que sean los primeros en ser contratados”.

El subdirector de vinculación social del Tren Maya subrayó que “la idea es que para el 2023 o 2024 cuando se concluya la obra, las condiciones en el territorio permitan tener una sociedad más equitativa, una sociedad donde hayamos disminuido sustancialmente las brechas de inequidad para poder dar pauta para que la operación del mismo proyecto permita que todo aquel que quiera ser parte de los beneficios pueda incorporarse, ya sea en factores de empleos, operativos, de emprendimiento comunitario, en programas de apicultura, generación de valor agregado en productos agrícolas, agropecuarios, en planeas de turismo comunitario lo que es fundamental. Queremos hacer un cambio sin rompimiento, es decir, que las personas puedan ser parte de los beneficios del tren, y que definen ellos con base en sus procesos que es lo que quieren realizar para ser parte y aprovechar que tengamos una infraestructura como la del Tren Maya”.

¿En qué va a radicar el emprendimiento de los lugareños cuando la obra se ponga en operación?

“El gran mosaico de realidades que tenemos en la Península nos hace prever un proyecto que atienda a todos estos grupos sociales. Tenemos a los grandes hoteleros de la Riviera Maya, del Litoral de Quintana Roo, empresarios de hoteles de alto valor como Boutiques que están en Campeche, en Yucatán, pero también tenemos un importante número de emprendedores comunitarios que están agrupados en diferentes asociaciones y en diferentes mecanismos como el turismo comunitario, turismo de aventura, turismo rural, turismo cultural. Es un turismo de bajo impacto que permite a las comunidades coexistir con su entorno sin renunciar a su cosmovisión, a su forma de concebir la realidad y permitirles también hacerse de ciertos recursos atrayendo a un turista muy específico, un turista muy interesado en conocer la realidad del día a día que se vive en las comunidades, conocer las diversas riquezas naturales entre las que se encuentran, sin romper las tradiciones de los pueblos indígenas”.

En el mismo tenor, señaló que “es por eso que tenemos que hacer un énfasis en el proyecto, en cómo podemos hacer que estos emprendimientos comunitarios tengan capacidades no solo para ofrecer un servicio de calidad, sino también que tengan acceso a herramientas tecnológicas que permitan recibir un volumen adecuado para genera cadenas de valor, de consumo o comercialización de estos productos cero kilómetros, es decir, que yo voy a un hotel comunitario y consumo productos locales que se producen en los traspatios y que los servicios los brinden las mismas comunidades para su sostenibilidad”.

Sobre la asesoría para estos emprendedores, Gabriel Arellano explicó que “estamos trabajando en el área de turismo comunitario, en las áreas de conservación, estamos trabajando con los apicultores, con los artesanos. Son cuatro actividades económicas que nos interesan mucho porque están muy interrelacionadas en el ámbito cultural, pero también en el tema de la ruralidad. Las comunidades más vulnerables se encuentran en las zonas rurales y es ahí donde tenemos que poner importante atención en este tiempo que nos resta para que el proyecto entre en funcionamiento”.

Asimismo, subrayó que “tenemos por el momento un universo de 1,140 localidades con las que estamos trabajando de manera puntual en estas líneas y sobre todo con el acompañamiento de actores clave para garantizar una visión de desarrollo; quienes son: El instituto Interamericano para la Cooperación de la Agricultura (IICA), el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), con la Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales), con Sader (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), con el Injuve (Instituto de la Juventud), entre muchos otros para que en cada línea de trabajo en las distintas comunidades, coordinar actividades para brindar capacitación, generar capacidades, incorporarlos a ciertos programas para generar infraestructura, asociatividad. Nosotros acompañamos a las comunidades y buscamos generar condiciones para que puedan potenciar las definiciones que ellos tengan en su propio beneficio”.

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