Opinión

No más mujeres perfectas

No más mujeres perfectas

No más mujeres perfectas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

He visto a las mujeres más brillantes de mi generación destruidas por falta de confianza en sí mismas, inseguras, temerosas por llenar las expectativas de los otros, pretendiendo cumplir una lista de características para ser perfectas. Subestimándose.

Creyendo que algo está mal en ellas por no ser lo suficientemente inteligentes, bonitas, delgadas, atléticas, graciosas, agradables y exitosas. Eligiendo entre su vida profesional y personal. Tienen que ser tan buenas madres como trabajadoras. Con el cabello, piel y uñas radiantes, una casa reluciente, hijos educados; tienen que ser esposas y novias amorosas con una sonrisa y siempre atentas a las necesidades de los otros.

Mujeres que tratan de demostrar todo el tiempo, en cualquier circunstancia, que merecen estar en donde están. Si, por fin, después de años de trabajo, lograron un ascenso o consiguieron un nuevo empleo con una mejor posición y sueldo, serán cuestionadas: ¿Por qué están ahí? ¿Cuáles son las verdaderas razones? ¿Quién es su padre, hermano o esposo? ¿Son amantes del jefe? ¿Por qué hay una mujer ocupando ese puesto? Serán juzgadas de forma distinta a los hombres en una posición laboral. Ellos serán grandes líderes, firmes y exigentes; ellas mandonas, mal cogidas, que están en sus días, histéricas.

En una conferencia de Ted Talks, Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook y la primera mujer en formar parte del comité ejecutivo del monstruo tecnológico, explica a partir de su experiencia y lo que ha visto: “¿por qué tenemos tan pocas dirigentes mujeres?”. Enfatiza que más allá de los problemas estructurales, de las desigualdades entre hombres y mujeres, de lo que deben hacer empresas, gobiernos y sociedad general, hay también otros factores que recaen en lo personal y particular.

Cabe recalcar que no es una charla de autoayuda o que crea que todo depende de una misma para “salir adelante”. Ni mucho menos es alguien que ignora los problemas estructurales, sólo que se enfoca en algo que me parece fundamental y es hablar de la educación tan distinta que reciben las mujeres y los hombres y cómo esto influye para que las mujeres construyan sus personalidades.

Sheryl Sandberg señala que las mujeres subestiman sistemáticamente sus capacidades. Mientras que los hombres las sobreestiman. En estudios los hombres se atribuyen el éxito a sí mismos. Las mujeres se lo atribuyen a factores externos: buena suerte, ayuda de otros, se esforzó mucho. Para la directora operativa hay tres factores para que las mujeres permanezcan en el mercado laboral: Sentarse en la mesa de negociaciones,  hacer de su pareja un verdadero compañero, no se den por vencidas antes de abandonar el trabajo.

El primer punto es que realmente nadie consigue un trabajo, un aumento, un ascenso si no cree verdaderamente merecerlo o reconociendo su esfuerzo y talento. A las mujeres les falta confianza. Muchas mujeres son educadas para no tenerla. Para desconfiar siempre de ellas.

Reshma Saujani, fundadora de una organización que enseña a las niñas a realizar código “Girls Who Code”, también coincide con Sandberg, en su conferencia  “Enseñemos a las niñas valentía, no perfección”. Saujani menciona que a las niñas se les enseña a evitar riesgos y fracasos; a sonreír bonito, jugar seguro, sacar excelentes notas. A las niñas se les educa para ser perfectas y a los niños, valientes. Eso hace que las mujeres estén socializadas para aspirar a la perfección y provoca que sean excesivamente cautelosas y hasta inseguras. Y que también estén infrarrepresentadas en todos lados.

Por ello es importante que las niñas y las mujeres crezcan y aprendan a estar cómodas con la imperfección, que busquen su mayor esfuerzo y perseverancia. Que aprendan que no tienen por qué cumplir una lista de requisitos. Que confíen más en sí mismas.

@wendygarridog

wengarrido@gmail.com