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No, Trump: Terror no da el movimiento Antifa o Black Lives Matter; terror da la policía

RACISMO. Los uniformados de EU matan más que la suma de cualquier grupo armado, nacional o extranjero. Pero, para el presidente, los que ponen en peligro la seguridad nacional no son las fuerzas del orden ni las milicias supremacistas, sino grupos antifascistas y antirracistas, pese a que en 25 años llevan contabilizados cero asesinatos

No, Trump: Terror no da el movimiento Antifa o Black Lives Matter; terror da la policía

No, Trump: Terror no da el movimiento Antifa o Black Lives Matter; terror da la policía

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El viernes pasado, una madre de Salt Lake City llamó al 911 para pedir a la policía ayuda con su hijo autista, quien estaba sufriendo un ataque de nervios. Tras especificar que era un niño de 13 años y que no había armas en la casa, obedeció cuando los agentes le pidieron que saliera a la calle. Lo siguiente que escuchó fueron disparos y se encontró a su hijo con heridas de bala en el vientre y en los hombros. Nadie se hubiera enterado de la noticia de no ser porque la madre, escandalizada, decidió contar a “The Washington Post” la historia de su hijo, que sigue grave en un hospital.

El “gatillo fácil” de la policía estadunidense forma parte de los usos y costumbres del país donde es más fácil para un adolescente comprar un arma que tabaco. Pero algo está cambiando. En la era de los celulares y el internet los uniformados ya no pueden hacerlo con la misma impunidad y algunos incluso acaban en la cárcel, por mucho que el presidente Donald Trump alabe la “magnífica labor” de los policías para mantener la ley y el orden, como dijo desde Kenosha, Wisconsin, pocos días después de que un policía disparase por la espalda al afroamericano Jacob Blake, frente a sus tres hijos, hasta dejarlo paralítico.

Las cifras que Trump no lee.

El pasado 8 de junio, “The Washington Post” reveló que, sólo en 2019, unas mil 048 personas habían muerto a manos de la policía, más del triple de personas asesinadas por las milicias de extrema derecha en los últimos 25 años.

La fuente es rigurosa, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS en inglés), que añade, además, un comparativo inquietante: De los casi 900 asesinatos por motivos políticos o raciales cometidos en EU, desde 1994 hasta mayo de 2020, 325 son autoría de milicias de extrema derecha, tres veces menos que los cometidos por la policía el año pasado.

Si se compara con el movimiento Antifa (grupúsculos antifascistas sin jerarquía ni liderazgos), la cifra de asesinatos contabilizados por el CSIS en el último cuarto de siglo es cero. Sólo cuando se extiende a grupos radicales de extrema izquierda y anarquistas -sin relación con el movimiento Antifa-, el centro de estudios contabiliza 21 asesinatos en la última década, frente a los 117 de la extrema derecha en el mismo periodo.

Ni siquiera la suma de los atentados de grupos terroristas extranjeros puede maquillar la cifra de crímenes policiales. Desde 2010 a mayo de 2020 la cifra de muertos por ataques yihadistas es de 95, más de la mitad de esas víctimas en un solo atentado: el tiroteo de un club gay de Orlando (Florida) en 2016.

Black Lives Matter frente a Blue Lives Matter.

En cuanto al movimiento Black Lives Matter (La Vida de los Negros Importan), aún no ha concluido la investigación para determinar que uno de sus miembros fue el que mató de un disparo a Ariel Danielson, supremacista blanco, durante los enfrentamientos de la tarde noche del 29 de agosto en Portland (Oregon). La víctima pertenecía a la milicia supremacista Patriot Prayer y ese día participa en una caravana de apoyo a la candidatura a la reelección de Donald Trump, quien aprovechó una vez más para volver a acusar de terroristas a un movimiento nacido del hartazgo ante tanta brutalidad contra la minoría negra.

Lo único cierto del crimen de Portland es que nada hubiera ocurrido si, tres meses antes, un policía blanco no hubiese asfixiado hasta la muerte con su rodilla al afroamericano George Floyd, mientras miraba desafiante al celular que le grababa. No fue el primer video casero de la brutalidad policial contra los negros, pero el impacto de esos ocho minutos de agonía mientras gritaba cada vez más débil “no puedo respirar”, causó tal impacto que provocó los peores disturbios raciales desde el asesinato de Martin Luther King, hace más de medio siglo.

La tragedia estadunidense es que, la única persona que realmente puede sanar la herida nunca cerrada del racismo en EU y del abuso de la fuerza policial contra la minoría negra es el presidente, y Trump, defensor del movimiento Blue Lives Matter (La vida de los Policías Importan) es básicamente un racista que ni siquiera se preocupa ya de esconder su simpatías con los supremacistas blancos, y que espera seguir siéndolo si gana en noviembre y gobierna otros cuatro años más.

fransink@outlook.com