Cultura

“Nos hace mucha falta regresar a las ideas de una crianza compartida”

DÍA DE LA MADRE. Jazmina Barrera habla en su reciente libro Línea nigra, habla de la magia del cuerpo femenino por los drásticos cambios que éste vive durante el embarazo, el parto y la lactancia.

DÍA DE LA MADRE. Jazmina Barrera habla en su reciente libro Línea nigra, habla de la magia del cuerpo femenino por los drásticos cambios que éste vive durante el embarazo, el parto y la lac-tancia.

“Nos hace mucha falta regresar a las ideas de una crianza compartida”

“Nos hace mucha falta regresar a las ideas de una crianza compartida”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El primer autorretrato de una mujer embarazada se pintó hasta principios del siglo XX, la novela ­Frankenstein es la historia de un hombre que juega a ser madre y por qué la indígena Luz Jiménez posó para artistas como Tina Modotti y José Clemente Orozco, son algunas historias que desarrolla Jazmina Barrera (Ciudad de México, 1988) en su reciente libro Línea nigra.

“Cuando estuve embarazada empecé a buscar referencias tanto en el arte como en la literatura de otras mujeres que hubieran trabajado los temas de embarazo, parto y lactancia. Al principio me costó trabajo, no eran referentes tan evidentes, inmediatos ni tan abundantes como yo esperaba, siendo uno de los temas más importantes de la humanidad”, comentó la autora en entrevista.

Haciendo esa búsqueda, Jazmina Barrera habló con una amiga y de esa plática resultó la reflexión de que la novela Frankenstein, escrita por Mary Shelley, habla de la creación de vida, de un hombre que más que jugar a ser dios juega a ser mujer.

“La vida de Mary Shelley está atravesada por un muchas experiencias duras de maternidad: tuvo varios hijos que murieron, su esposo murió también y su madre murió después del parto. La experiencia de la maternidad debió de haber sido muy dura para ella”, narra.

Esa interpretación, para sorpresa de la autora, apareció en otros libros relacionados a la maternidad.

“Empecé a encontrar esa misma referencia en otros libros sobre maternidad, incluso en series, en comedias, debe ser porque en el arte y la literatura hecha por mujeres de épocas anteriores no hay referencias de estos temas y las que hay, por tanto, se vuelven icónicas, como Frankenstein”, indica.

LACTANCIA. Entre las historias que Jazmina Barrera recupera en Línea nigra, editado por Almadía, se encuentran la de Paula ­Modersohn-Becker, artista que a principios del siglo XX se pintó embarazada, antes de morir de una embolia pulmonar que le causó el parto.

“Hay muchos retratos de mujeres embarazadas hechos por mujeres en épocas más antiguas del arte, sobre todo, en las culturas africanas y mesoamericanas; pero en el arte canónico occidental es difícil encontrarlas o imposible hasta el siglo pasado”, precisa.

— El siglo XX nos resulta cercano…

— Tiene todo que ver con los estereotipos del sistema patriarcal en el que vivimos. Todavía el cuerpo de la mujer es tabú en muchos momentos, en particular, en referencia a lo escatológico, a momentos como el parto, la lactancia, todas las secreciones del cuerpo de una mujer que aún se consideran asquerosos.

La autora menciona en su ensayo a otra mujer: Luz Jiménez, indígena náhuatl que posó para José Clemente Orozco, Diego Rivera, Edward Weston y Tina Modotti.

“Me pareció un personaje fascinante porque no es tan conocido en la historia del arte mexicano, no se habla de ella a pesar de que fue una modelo que posó para un número enorme de pintores importantes de su época y fotógrafos como Tina Modotti”, comenta.

Luz Jiménez era una mujer de Milpa Alta que durante la Revolución tuvo que huir de su pueblo, instalarse en la Ciudad de México y comenzar a trabajar de modelo.

“En ese entonces había una corriente pictórica que estaba buscando modelos, imágenes que representaran sus ideas de nación mexicana, entonces la imagen de esta mujer les pareció adecuada. Ella era una mujer hermosa y distinta del estereotipo de belleza occidental, y fue sujeto de un conjunto enorme de imágenes, que entre tantas, las que me parecen más entrañables son las fotografías Tina Modotti”, indica.

En esas fotografías se mira a Luz Jiménez amamantando a su hija, la cual rompe con el estereotipo de la madre virginal y abnegada para mostrar el vínculo emocional entre los cuerpos, agrega Barrera.

CRIANZA COMPARTIDA. En el ensayo, la autora habla de la magia del cuerpo femenino por los drásticos cambios que éste vive durante el embarazo, el parto y la lactancia. “La medicina y la biología han avanzado mucho en los últimos siglos, pero es cierto que por el sistema patriarcal, el cuerpo de la mujer quizá ha sido menos estudiado. Hay mucho que sí se sabe, pero no se difunde como considero que debería difundirse. En mi caso, llegué al embarazo con una ignorancia muy grande", expresó Jazmina Barrera.

— ¿Por qué un tema del libro es la convivencia con la madre y la abuela?

— Tener un hijo sin una comunidad que te apoye es una tortura, es difícil. Creo que no debe ser así. Vivimos en un mundo que ha creado la idea de la familia nuclear, de la madre sacrificada y abnegada que puede con todo sola, que es la súper mamá.

“Nos hace mucha falta regresar a las ideas de una crianza compartida, apoyada por una comunidad que debe estar dada desde las políticas públicas hasta la vida familiar y cotidiana. Para mí, era importante retratar ese apoyo de las amigas y la familia”, responde.