
Perdieron su patrimonio en el último temblor del 19S, en aquel 2017 que repitió, 32 años después, un terremoto terrorífico en la misma fecha. Son los habitantes del edificio Osa Mayor que este sábado tuvieron ocasión de romper el “quédese en casa” para verificar que el edificio, ubicado en la Delegación Cuauhtémoc, está prácticamente listo para ser entregado.
La Nueva Osa es un edificio estilizado, como antecesora, y su reconstrucción desde cero no se ha detenido en la pandamia del Covid-19, como tampoco lo ha hecho el gemelo edificio Centauro ubicado justo enfrente. Ambos quedaron de pie, pero tan dañados que se optó por tirarlos para luego sustituirlos con versiones nuevos de supercondominios.
En la Osa, sólo faltan dejar operativos los elevadores, que ya llegaron al lugar.
Guillermo Rossell diseñó estos edificios hace 5 años y sus habitantes lo vieron sufrir daños en 1985 y luego en 1017 se resintió en el sismo del 7 de septiembre, pero el daño mayor ocurriría 12 días después. Se les llama Soldominios porque apuntaban al Sol majestuosos en su altura. Como la Torre de Babel, esta presunción humana fue castigada con el caos y el derribo.
La Nueva Osa se levanta imponente ahora, acompañada de los altos edificios de la Ciudad Judicial de la CDMX, y sus habitantes están a punto de cerrar el triste capítulo que ha alterado sus vida por más de dos años. No habrá fiestas, porque no puede haber reuniones en estos tiempo,s. Aún eso le fue negado a la Osa Mayor.
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