Escenario

Parasite y los humanos llevados al límite por el capitalismo

Especial. El cineasta coreano Bong Joon-ho ganó la Palma de Oro por este filme, que ya es considerado una de las obras maestras de la década y llegó a las salas nacionales este miércoles

(La Crónica de Hoy)

"Creo que sería un poco extraño si en mis filmes no hubiera mensajes políticos o sociales”, con esas palabras comenzó a hablar el cineasta coreano Bong Joon-ho de su más reciente filme Parasite. Habían pasado unos minutos después de su primera proyección en el Festival de Cannes cuando tuvo su primer contacto con la prensa que había salido conmocionada del estreno.

El filme resultó ganador de la prestigiosa Palma de Oro. Desde mayo hasta el día de hoy se ha movido por todo el mundo colándose como su propio nombre lo dice, como parásito por los cinéfilos que ya lo catalogan como una de las grandes obras maestras de la década, por cargar con dureza contra el capitalismo que domina el mundo actual y sacar a relucir los instintos más bajos del ser humano.

En Parasite, Joon-ho cuenta la historia de una familia que vive en un sótano, en condiciones muy precarias desde que los padres perdieron su trabajo y los hijos tratan de buscar empleos para ganar algo de dinero mientras sueñan con ir a la universidad. Una familia de supervivientes acostumbrados a hacer todo tipo de trampas, que se encuentran de repente trabajando, bajo nombres falsos, al servicio de un rico empresario en una lujosa casa que se convierte en un elemento importante de la historia.

Representación de clases.  Durante su charla en Cannes, el director recordó que Kim Ki-duk tienes muchas secuencias rodadas en escaleras y, en general, en el cine, hay muchas escenas emblemáticas que se desarrollan en escaleras porque tienen “una atmósfera muy específica”.

Sin embargo, en su filme juegan como una especie de frontera entre los dos mundos. El de arriba de los ricos; el de abajo, de los pobres. En este caso, además, hay escaleras dentro de las escaleras y pobres dentro de los pobres, porque la comedia con la que comienza la película se transforma en un terrorífico espejo en el que se refleja lo peor de los seres humanos y eso no es exclusivo de clases altas o bajas.

“Yo quería respetar las convenciones y los códigos, pero al mismo tiempo tenía ganas de destruirlo todo. Son dos sentimientos contradictorios que habitan en mí”, señaló Bong, quien indicó que son esos diferentes puntos de vista los que hicieron evolucionar la historia.

Para el cineasta la película es “una representación de la gente común que cae en una conmoción ­inevitable” y que se trata de “una comedia sin payasos, una tragedia sin villanos, todo lo que lleva a un violento enredo y a una caída precipitada por las escaleras”, dijo.

Su éxito ha quedado marcado por cintas como Barking Dog (2000), Memories Of Murder (2003), la destacada The Host (2006), o el fino drama de Mother (2009), así como Snowpiercer (2013), hasta llegar a la ecológica, Okja (2017). Ahora en Parasite juega con la realidad de manera cruda: “los protagonistas de esta película son miembros de la familia que viven en el mundo real. Hay personas que esperan vivir con otras personas en una coexistencia o relación simbiótica, pero eso no funciona, por lo que son empujados a una relación parasitaria”.

En mayo recibió de la mano de la actriz francesa Catherine Deneuve y por un jurado presidido por el director mexicano Alejandro González Iñárritu, la Palma de Oro, su discurso fue el siguiente:

“Estoy realmente honrado. Siempre me ha inspirado el cine francés. Quisiera agradecer a dos directores: Henri-Georges Clouzot y Claude Chabrol. La aventura de Parasite fue muy especial (…) Era un niño de 12 años y un gran fanático del cine, cuando decidí que sería director. Estoy sorprendido de haber ganado este premio, lo que significa mucho para mí. Gracias”, dijo.

Admiración de mexicanos. En aquel entonces Iñárritu dedicó unas palabras a la cinta galardonada, “En los tiempos en los que estamos, en los que la democracia se pierde, esta decisión ha sido totalmente democrática, la hemos tomado juntos y ha sido totalmente unánime”, señaló el director mexicano.

Meses después, la revista Variety publicó un escrito firmado por él sobre el filme coreano: “Comienza como una novela de modales que se transforma en una comedia oscura, una historia de fantasmas, un thriller psicológico, una película de terror, y que termina en una tragedia inesperada pero inevitable”, dice el cineasta como apertura al mismo.

Parasite es un ‘guacamole’ de género picante, con un comentario social que nos habla a todos. Con sólo dos locaciones —una casa rica y una casa pobre, casi como una obra de teatro— Bong Joon- ho establece una guerra de clase feroz, conmovedora y vergonzosa entre dos familias de Corea del Sur. Esto representa de manera universal uno de los mayores desafíos que enfrenta actualmente la humanidad”, añadió.

Además de Iñárritu, Guillermo del Toro también ha mostrado su admiración a la pieza de Joon-ho: “He amado y admirado a Bong Joon-ho desde Memories of murder y él me sorprende, deleita y conmueve cada vez. Entonces, decir que esto es lo mejor, significa mucho para mí. Es una película llena de tristeza, ingenio y profundidad. Irreverente, pero compasiva. Asombroso”, escribió en su cuenta de Twitter.

Finalmente el cineasta coreano se ha tomado los elogios con calma y sabiduría, consciente de que no quiere perder la cosa más valiosa que un cineasta debe respetar: “Un cura tiene una biblia al lado, un abogado el código penal. Nosotros, los directores, no tenemos biblia, tenemos nuestro instinto”, comentó.

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