Opinión

Pentecostés y los nuevos San Pablo

Pentecostés y los nuevos San Pablo

Pentecostés y los nuevos San Pablo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Notable diferencia hay entre el discurso de aquellos días, cuando los Apóstoles hablaban a pequeñas multitudes, como ocurrió con San Pablo en el Areópago de Atenas donde se reunían en consejo destacados filósofos y funcionarios, y lo que ocurre hoy cuando a través de los medios de comunicación, millones de personas en todo el mundo pueden acceder a cualquier mensaje de manera simultánea aun en tiempo real.

Aunque la situación en Italia y en el Vaticano ha mejorado debido a la pandemia de Covid-19, pero aun no desaparece, como en todas partes del mundo, se ha obligado a guardar una sana distancia entre personas y a usar cubre bocas y gel desinfectante.

En el Vaticano prevalece la prudencia por el bien de todos y este sábado, por ejemplo, se rezó el rosario ferente a la gruta de Lourdes en los jardines del Vaticano, con una audiencia de fieles realmente limitada; en cambio, hubo millones de personas que dieron seguimiento a la transmisión en distintas partes del mundo.

De manera providencial, coincidió con la pandemia la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que cada año celebra la Iglesia, y el mensaje que esta vez dio el Papa Francisco versó sobre “para que puedas contar y grabar en la memoria. La vida se hace historia”, de modo que los medios han venido contando la historia que se escribe en estos días, teniendo como protagonistas a miles de nuevos San Pablos que difunden los eventos de la Iglesia ante el confinamiento al que están sujetos millones de fieles.

Este Pentecostés cibernético nos hace reflexionar la importancia que han tenido los medios en el devenir de la cultura y de la fe. Desde la imprenta de Gutemberg que permitió imprimir unas cuantas biblias, el aprovechamiento de la fotografía, el teléfono, el cine y la televisión, hasta la instalación de la Radio Vaticana en los jardines vaticanos, durante el pontificado de Pío XII, y que puso en marcha el propio Marconi, sin sospechar que ahora transmite en varios idiomas a todo el mundo.

Para 1929, cuando surgió la ciudad del Estado Vaticano mediante los Tratados de Letrán, ésta ya gozaba de un servicio postal, telégrafo y otros servicios. Hoy cuenta con un moderno equipo de TV, salas de prensa, y todo lo necesario para aprovechar las redes sociales y brindar el apoyo a los periodistas y comunicadores que acuden al Vaticano, para difundir las actividades de la Iglesia.

Carlos Villa Roiz