Opinión

Perdonar cambia el futuro

Perdonar cambia el futuro

Perdonar cambia el futuro

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tras la polémica desatada por la solicitud de disculpas por parte del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien sostuvo que “este era un tema  subterráneo que era importante que saliera a la superficie” y así es. Al respecto quisiera compartir en esta ocasión tres anécdotas y una reflexión.

La primera anécdota ocurrió en mi visita a la celebración que se hace en conmemoración del natalicio de Cuauhtémoc, cada 23 de febrero en Ixcateopan, Guerrero, a donde llegan miles de danzantes de todo el país a danzar frente a los restos del último emperador mexica. En la explanada central frente al “mausoleo” se encontraba una mujer atuendada, rodeada de al menos cien genuinos seguidores, quien alzaba la voz con consignas muy duras en contra de los españoles, mientras uno de sus seguidores ofrecía un panfleto con el título “Juicio a España”. Ese episodio me hizo palpar el dolor profundo que todavía existe en muchos rincones del país a causa de una narrativa histórica lineal y eurocentrista con la que se educa en las comunidades indígenas, plagada de complejos de inferioridad.

La segunda anécdota fue en una ocasión cuando una compañera de causa iba con una vestimenta bellísima típica de Campeche a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, para hablar en un foro de los Derechos de la Naturaleza. Allí la presenté con un compañero diputado del PAN, quien antes de saludar preguntó “¿de qué vienes disfrazada?” (mientras él estaba tras su disfraz de Calvin Klein), a lo que yo repuse que era un traje originario valioso y le pedí se disculpara con la compañera, así que lo hizo, pero desde entonces también comprendí que a pesar de nuestro mestizaje, la misma narrativa está plagada de complejos de inferioridad y ha exacerbado un racismo al interior de nuestra sociedad, en donde por un lado hay quienes se sienten superiores frente a lo indígena y preservan una domesticación mental ante lo europeo; “los hijos de la chingada”, sin sentido de pertenencia alguna, a los cuales hace referencia Octavio Paz.

La tercera anécdota fue en una ocasión cuando el grupo de traición Ollmexica me invitó a las costas de Veracruz para participar en una ceremonia, en la que los indígenas de forma simbólica perdonaron a un grupo de europeos que también acudieron al ritual con el objetivo de liberar culpas y, sobre todo de liberar emociones instauradas en la psique, finalmente acabaron con un abrazo y el compromiso de transmitir este mensaje y si bien en esta columna me es imposible describir todos los detalles, basta con resumir que me rodaron lágrimas de los ojos, al igual que a muchos de los que estábamos ahí.

De lo anterior concluyo con la siguiente reflexión, perdonar no cambia el pasado, pero si nuestro futuro. Es el acto más egoísta que existe, porque sólo libera al que perdona. Es un acto que se vive en público, pero se hace en privado desde el interior. A 500 años aún hay muchos corazones que sanar, y para alcanzar la magnanimidad del perdón se requiere humildad y empatía. AMLO ha dado un primer paso, el tema “subterráneo” ha salido a la superficie y es un principio que requiere de humildad y empatía, espero que pronto toque lad puertas de todos los reyes, presidentes y mandatarios para sanar todas las heridas en el planeta. Finalmente hago votos para que lo que hemos de celebrar en el 2021, sea más parecido a lo vivido durante la anécdota en las costas de Veracruz y podamos dar un salto cuántico para que nos permita ser mejores seres humanos y renacer como sociedad.

@CesarG_Madruga

madrugacesardaniel@gmail.com