
Cuando transcurría la mitad del programa de los Juegos Olímpico de México 68 vino otra gran alegría para nuestro país, después de la medalla de plata del Sargento Pedraza en los 20 kilómetros de marcha, obtenida casi al inicio de las competencias. Era el 20 de octubre de 1968 cuando Pilar Roldán conquistó la medalla de plata en esgrima que la convirtió en la primera mexicana en conseguir una medalla en Juegos Olímpicos.
Esa mañana del domingo, en la Sala de Armas Fernando Montes de Oca, en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, ya había dado un gran paso al colocarse entre las ocho mejores semifinalistas. En esa etapa eliminó a la italiana Giovanna Masciotta y a la húngara Lidia Sakovics.
Ya en la fase de finales, Roldán perdió ante la rusa Helena Novikova y con la húngara Ujlaky Rejto, pero devolvió la esperanza al vencer a Galina Gorokhova y a Gapais, para ubicarse en el combate contra la sueca Kerstin Palme, quien la había vencido en el último enfrentamiento en La Habana, Cuba.
Esta vez la esgrimista mexicana no estaba dispuesta a fallar, rápidamente se fue al frente con veloces movimientos realizó tres toques consecutivos, pero Palme consiguió el empate ante la mirada nerviosa de los espectadores.
Después de una gran batalla en la pista que se prolongó cinco eternos minutos, un rugido ensordecedor estremeció el recinto deportivo, cuando Roldán consiguió el toque de la victoria, sin saber con exactitud qué lugar ocuparía en el podio.
Novikova ganaba el oro, con cuatro victorias, una derrota, 19 toques a favor y 11 en contra. Pilar y la húngara Rejto, campeona olímpica en Tokio 64, empataron con tres victorias y dos derrotas. Pero la medalla de plata fue para la mexicana por su mejor diferencia entre toques dados y recibidos: 17-14 contra 14-16. Un estallido de felicidad cimbró el escenario. Pilar pudo ganar el oro, luego de que la rusa Novikova estuvo a punto de perder por default por tardar en salir a escena mientras la mexicana esperaba, pero Pilar fue paciente como todo una dama.
La medalla de plata envolvió a Pilar en felicidad por haber alcanzado su sueño en su país, en los Juegos Olímpicos que la pusieron en la lista de los inmortales.
“Recuerdo que había mucho escándalo en la Sala de Armas, sólo que de pronto ya no escuché el ruido, la sueca comenzó a atacarme e hice un toque que me dio la victoria. En aquel momento no sabía que la medalla de plata ya era mía y mucho menos que sería la primera mujer mexicana en subir a un podio olímpicoE, dijo la subcampeona olímpica.
Esa medalla de plata acabó con su decepción de haber sido relegada de la delegación mexicana que compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio 64, de la que fue borrada de la lista a sólo unos días del viaje. ,Las autoridades deportivas decían que no tenía la calidad suficiente para competir. Yo tenía 25 años y no entendía por qué me borraron de la listaL, confesó Pilar posteriormente.
SU INSPIRACIÓN. El interés de Pilar Roldán por la esgrima le surgió tras leer Los tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas, y vio la película, lo que marcó el antes y después de su vida.
Le surgió una obsesión por imitar a D’Artagnan, un día se vio en la clase de esgrima del maestro italiano Eduardo Alajmo y ahí inició su crecimiento como deportista.
“No fue difícil decidirme por la esgrima porque era buena, así que cada vez me dediqué más al florete y empecé a mejorar”, recuerda que se inició en esta actividad cuando tenía 13 años de edad.
Antes de cumplir los 15 años la llamaron para ser parte de la delegación mexicana a los Juegos Panamericanos de México 1955, en la cual estaban sus padres como miembros veteranos del equipo de tenis. Pilar no ganó medalla, pero se dio a conocer en el circuito mundial.
Debutó en Juegos Olímpicos en Helsinki 56 con un décimo sitio. Después fue a Roma 60 como abanderada de la delegación. No la llevaron a Tokio 64 porque el presidente del Comité Olímpico Mexicano, en ese entonces el General José de Jesús Clark Flores, dijo que no tenía calidad para asistir. Pero volvió para los de México 68 y se concentró en sí misma, lo que le hizo derrotar a las mejores del mundo en diversas competencias en Estados Unidos y Europa. Un año antes, en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967 conquistó medalla de oro que le dio aún más confianza para llegar al cien a los Juegos Olímpicos en su país y la medalla de plata lo certificó.
Después de eso dejó la esgrima y regresó de inmediato a casa con sus hijos, Eduardo de siete años de edad, e Ingrid de cinco, así como con su esposo Edgar Giffebing que la esperaban. LPor un tiempo me dediqué a la familia, tuve otra hija y a los 15 años regresé y gané el Mundial de veteranas de 1983 en Toronto, pero en espada”, recordó.
En la actualidad, Pilar vive en Puerto Aventuras, Quintana Roo, con su familia y de los recuerdos. “Sólo tengo la medalla de plata y algunos recortes de periódicos”.
El saltador de altura, el estadunidense Richard Douglas Fosbury avanzó el mismo 20 de octubre a la final con 2.14 metros. Durante la calificación mostró en pocas ocasiones su salto de espalda, y más adelante vendría lo mejor.
En más del atletismo continuó la cascada de plusmarcas, se llegó a 13 nuevos records mundiales. Destacando los dos relevos 4 x 100 y 800 metros planos damas. Esta última prueba la ganó La estadunidense Madeleine Manning mejoró la marca olímpica con registro de 2:00.9 minutos.
En la natación el australiano Michael Wenden nadó los 100 libres en 52.2 segundos y estableció una nueva marca mundial y olímpica. La mexicana María Teresa Ramírez calificó en los 400 metros libres y el clavadista Luis Niño de Rivera se ubicó quinto en el trampolín.
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