
Porfirio Díaz (1830-1915) era un hombre que rompía en llanto cada que escuchaba discursos de amor a la patria, fue un militar que ganó la simpatía de los mexicanos por oponerse a la reelección de Benito Juárez y fue un político que impulsó la conciliación la primera vez que fue presidente del país. Así lo señala en entrevista el historiador Carlos Tello Díaz a propósito de la segunda entrega de la biografía Porfirio Díaz. Su vida y su tiempo, volumen, en el que aborda los años 1867-1884.
“En este tomo quise caracterizar la cualidades y defectos de Díaz, además de su transformación de militar a político. Tenía defectos y uno de ellos era la vanidad, pero también tenía virtudes como la paciencia. Fue un hombre que sabía esperar, cualidad que es importante no sólo para el soldado sino para el político, saber la llegada del momento propicio para actuar”, destaca el autor.
El libro, que se presentará el martes 16 de octubre en el Club de Industriales, da cuenta de cómo Díaz, ese general bigotón de acento cavernoso, lloraba cada que escuchaba un discurso sobre su valiente desempeño como militar en la defensa de la patria.
“Díaz que como soldado estaba acostumbrado a matar y que ordenó fusilar varias veces a lo largo de su vida, también era una persona que se conmovía fácilmente sobre todo al hablar de la patria, son diversas las ocasiones en que hay registro de que lloraba en público. Sus enemigos políticos lo apodaban El llorón”, comenta Carlos Tello.
— ¿Benito Juárez construyó la candidatura de Díaz?
— Después del triunfo de la República, de que fue derrocado el imperio de Maximiliano, llegó el Partido Liberal al poder en el verano de 1867 y en ese momento se dividió respecto a la reelección del presidente Juárez. Una parte de los liberales estuvieron a favor de la reelección y otra parte en contra; los que estaban en contra escogieron a Díaz como su candidato quien era el general más popular del Ejército de la República en ese momento.
“Díaz era el soldado que ganaba batallas, que se fugó cuando lo aprehendieron, que derrotó a los franceses y tomó por asalto la plaza de Puebla el 2 de abril…lo escogieron en parte por eso y por su popularidad, sólo comparable con la de Juárez”, responde.
Otro aspecto, añade el historiador, fue la influencia política, porque Díaz como jefe de la línea de Oriente tuvo el control de varios estados: Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán.
“Díaz era el jefe de esa línea de mando y había nombrado él mismo a los gobernadores y jefes políticos de dos estados, por lo tanto su influencia era muy grande. También demostró la capacidad de gobernar y administrar un territorio no sólo como jefe de la línea de Oriente sino desde que fue jefe del Istmo durante la Guerra de Reforma, eso lo hizo atractivo para los liberales contrarios a la reelección de Juárez”, señala.
DECISIÓN CORRECTA. El impulso al ferrocarril es una imagen asociada a Porfirio Díaz y en palabras del autor Carlos Tello Díaz, esa acción representa una de las buenas decisiones que tomó el expresidente de México.
“La idea de aceptar o no ferrocarriles americanos en el país dividió a los mexicanos. Los ferrocarriles eran necesarios, así lo veían todos los mexicanos pero no podían ser europeos porque el Partido Liberal en el poder acababa de fusilar a Maximiliano y tenía una deuda con Londres y otras potencias europeas que no se habían pagado. Entonces el crédito para construir ferrocarril estaba vetado”, explica el doctor en historia por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
El ferrocarril tenía que ser americano —añade— pero muchos mexicanos pensaban que eso era poner en riesgo la soberanía e integridad del país.
“Esos mexicanos eran representados por Sebastián Lerdo de Tejada que estaba en contra. Otros mexicanos como Matías Romero y Riva Palacio estaban a favor de los ferrocarriles americanos, pensaban que era la solución para acabar con el retraso en México y esos mexicanos estuvieron encabezados por Díaz. Finalmente triunfó esa visión y Porfirio Díaz demostró que fue el camino correcto”, destaca Tello.
— Porfirio fue un político con ideas…
— Era un político con propuestas. A pesar de las diferencias que tuvieron sobre el ferrocarril, tuvo un proyecto muy similar al de Juárez y al de Lerdo de Tejada: modernizar a México, hacer progresar al país. Ése era el proyecto liberal.
“En este libro argumento que hubo continuidad entre los gobiernos de Juárez, Díaz y Manuel González en la medida en que todos buscaban realizar el proyecto liberal que impulsaba la modernización de México”, responde.
— ¿Díaz fue el defensor de las causas perdidas?
— Tenía un carácter conciliador. Después de dos guerras muy sangrientas se necesitaba a alguien conciliador. Díaz era capaz de perdonar y olvidar, en cambio Juárez era estricto y no perdonaba con facilidad. Ni el gobierno de Juárez ni de Lerdo fueron de conciliación, ellos lograron un grupo muy estrecho de partidarios fieles a ellos e identificados con la tendencia del Partido Liberal.
“En cambio, Porfirio Díaz y Manuel González sí gobernaron con juaristas, lerdistas, gonzalistas y personalidades independientes”, indica.
AMISTAD ROTA. Las aspiraciones de Porfirio Díaz a la presidencia lo distanciaron no sólo de Benito Juárez que hasta 1967 fue su protector, maestro, amigo y jefe; también lo alejaron de su mejor amigo de infancia Justo Benítez.
“Fue un rompimiento muy triste porque eran dos grandes amigos desde la infancia. Rompieron porque Justo Benítez quería ser el sucesor de Díaz pero tanto Díaz como los gobernadores se inclinan por otro candidato: el general Manuel González”, narra Tello.
En este libro el historiador también evidencia cómo las relaciones amistosas de Díaz se confunden con alianzas políticas. “Al final, Díaz ya no tenía amigos, tenía aliados políticos”.
► Porfirio Díaz. Su vida y su tiempo. La ambición 1867-1884 se presentará el martes 16 de octubre a las 18:00 horas, en el Club de Industriales (Andrés Bello 29, Polanco, CDMX)
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