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Pueblos antiguos usaron arte para describir males de la glándula tiroides

El libro Un torbellino de miradas a la… es un recorrido sobre cómo el arte egipcio, olmeca y de otros pueblos describieron gráficamente estos padecimientos

El músico argentino León Gieco junto al cantautor español Joan Manuel Serrat.
El músico argentino León Gieco junto al cantautor español Joan Manuel Serrat. El músico argentino León Gieco junto al cantautor español Joan Manuel Serrat. (La Crónica de Hoy)

El crecimiento anormal de la glándula tiroides y las enfermedades que esto provoca, como el bocio, el cretinismo y trastornos cerebrales fueron registrados por la pintura y la escultura desde las culturas olmeca y egipcia, así lo documenta un nuevo libro editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que combina información sobre la fisiología de las glándulas y registros de la historia del arte donde aparecen personas con estas alteraciones.

El volumen, llamado Un torbellino de miradas a la glándula tiroides, fue escrito “a cuatro manos” por el médico e investigador del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Carlos Valverde, y por el doctor en estudios ibéricos Alejandro Ortiz Bullé Goyri, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, quienes lo presentaron en el Congreso de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas, en Monterrey.

A lo largo de 185 páginas los autores hacen un recorrido histórico y muestran personajes que aparecen en esculturas egipcias, olmecas, en íconos bizantinos y en pinturas de diferentes épocas en las que aparecen personajes con la inflamación de la garganta que caracteriza al Bocio, o aumento del tamaño de la glándula tiroides por la falta de yodo. En la misma revisión iconográfica de este tema médico, se presentan pinturas de personas con Bocio, retratadas por autores como el español Diego Velázquez -autor de la famosa pintura Las Meninas-, así como por los italianos renacentistas Leonardo Da Vinci, Giovanni Batista Moroni y, en tiempos más recientes, por el colombiano Fernando Botero.

“Uno de los objetivos del libro es llegar a personas que normalmente no leerían un libro médico”, explicó en entrevista Carlos Valverde, quien es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel III, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

“Hay mucha información histórica que describe padecimientos que seguramente tenían que ver con la glándula tiroides, pero el momento de la historia en que comenzó a llamar más la atención fue cuando se descubrió que ésta es una enfermedad que aparece por una carencia de yodo, es una enfermedad carencial. llama mucho la atención porque nos indica que aparece porque las personas no comen lo que necesitan. Es una patología de la pobreza. Es una enfermedad que padecen, por ejemplo, grupos sociales que en lugar de comer leche o huevo se toman una Coca Cola. Por esto se ha intentado enriquecer con yodo a la sal, pero no siempre se cumple”, indica el doctor Valverde.

Algunas de las pinturas que incluyen el libro son verdaderas obras de arte, como la pintura llamada Francisco Lezcano. El niño de Vallecas, pintada en 1645 por Diego Velázquez y que se exhibe en el Museo del Prado. Éste es uno de los retratos más precisos, bellos y respetuosos de una persona con bocio.

“Lo que intentamos hacer en este libro fue un diálogo creativo en torno a la glándula tiroides, que no fuera nada más la visión plana de estos órganos. El libro tiene información histórica y médica, pero también tiene una parte en la que incluimos viñetas creativas, es decir, que por medio de algunos textos escritos con imaginación —y que así son presentados— intentamos llenar algunos huecos que han quedado vacíos porque no fueron registrados por la historia, por ejemplo, el momento en el que el químico francés Bernard Courtois descubre el yodo, en el siglo XIX. Esto es una propuesta, nada más. Al igual que una viñeta que creamos sobre el Rey Gordo de Cempoala, que fue uno de los primeros líderes prehispánicos que conoció Hernán Cortés y que tiene características de una persona con problemas de tiroides”, explicó en entrevista Alejandro Ortiz Bullé Goyri.

“Tratamos de hacerlo menos académico y plantear que la historia del arte también puede ser una fuente de información para el arte”, concluyó el profesor-investigador de la UAM-Azcapotzalco.

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