Medio centenar de organizaciones de la sociedad civil brasileña difundieron ayer un comunicado en el que recuerdan al presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro, que “una dictadura no se celebra”.

El comunicado fue publicado en ocasión del 55 aniversario del derrocamiento, el 31 de marzo de 1964,  del entonces presidente Joao Goulart, que abrió paso a un periodo de 21 años de gobiernos militares, durante los que 434 militantes de izquierda fueron asesinados y más de 20 mil fueron encarcelados y torturados, como lo fue la expresidenta Dilma Rousseff.

“En ese momento, se interrumpió de forma grave, larga y dolorosa el proceso de construcción democrática del país”, dice el comunicado que firman, entre otros, grupos de derechos humanos, volcados a la educación, la lucha contra la pobreza o hasta el combate a la corrupción, como Transparencia Brasil.

Repudio. En ese marco, las organizaciones firmantes expresan su “repudio” ante la decisión inicial del Gobierno de Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército y defensor del régimen militar, de “conmemorar” el aniversario del golpe, que cambió luego por “rememorar”.

Bolsonaro no hizo alusiones a la fecha, pero el gobierno divulgó un breve video en el que el mandatario dijo que “un 31 de marzo” el Ejército “nos salvó” de la “amenaza comunista”.

¿Embajada en Jerusalén? A nueve días de las elecciones en Israel, Bolsonaro acudió en apoyo de su aliado, el primer ministro Benjamin Netanyahu, al que declaró su admiración, pero al final no le regaló lo que el dirigente derechista israelí esperaba: el traslado de la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén.

Poco después de que el titular de Exteriores israelí, Israel Katz, anunciara en sus redes sociales que Brasil abriría “una sede diplomática” en Jerusalén, Bolsonaro matizó que tendrá carácter comercial “para promover el negocio, la inversión, la tecnología y la innovación”.

Netanyahu agradeció la decisión y consideró que podría ser “el primer paso” para una futura embajada de Brasil en Jerusalén.