Opinión

“Recordar la crisis sistémica”

“Recordar la crisis sistémica”

“Recordar la crisis sistémica”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Esta financiarización da al mercado monetario y financiero —su mercado, el mercado en el que compiten entre ellos— el estatus de mercado dominante, que modela y dirige a su vez los mercados del trabajo y del intercambio de productos, esta financiarización mundializada se expresa por medio de una transformación de la clase burguesa dirigente, convertida en plutocracia rentista.

Los oligarcas ya no eran solamente rusos, como se decía demasiado a menudo, sino que había mucho más estadunidenses, europeos y japoneses.

La decadencia de la democracia es el producto inevitable de esta concentración del poder en beneficio exclusivo de los oligopolios.

Es igualmente importante precisar la nueva forma de la mundialización capitalista que corresponde a esta transformación, por oposición a la que caracterizaba a la primera “belle époque”. Yo la he expresado con una frase: el paso del imperialismo conjugado en plural (el de las potencias imperialistas en conflicto permanente entre sí) al imperialismo colectivo de la Tríada (Estados Unidos, Europa, Japón).

Los monopolios que emergieron en respuesta a la primera crisis del tipo de beneficio se constituyeron sobre unas bases que reforzaron la violencia de la competencia entre las principales potencias imperialistas de la época, y ­desembocaron en el gran conflicto armado iniciado en 1914 y proseguido a través de la paz de Versalles, primero, y de la Segunda Guerra Mundial después, hasta 1945, es lo que Arrighi, Frank y Wallerstein calificaron desde los años 1970 de “guerra de los treinta años”, una expresión que otros han hecho suya después.

En cambio, la segunda oleada de concentración oligopolística, iniciada en los años 1970, se formó sobre unas bases muy distintas, en el marco de un sistema que se ha calificado de “imperialismo colectivo” de la Tríada (Estados Unidos, Europa y Japón).

En esta nueva mundialización imperialista, la dominación de los centros ya no se ejerce por medio del monopolio de la producción industrial, sino por otros medios (el control de las tecnologías, de los mercados financieros, del acceso a los recursos naturales del planeta, de la información y de las comunicaciones) .

Este sistema, que se ha calificado de “apartheid a escala mundial” implica la guerra permanente contra los Estados y los pueblos de las periferias recalcitrantes, una guerra iniciada en 1990 por el despliegue del control militar del planeta por Estados Unidos y sus aliados subalternos de la OTAN.

La financiarización de este sistema es indisociable, en mi análisis, de su carácter oligopolístico afirmado que se trata de una relación orgánica fundamental, pues éste punto de vista no es precisamente el dominante, no ya en la voluminosa literatura de los economistas convencionales, sino tampoco en la mayoría de escritos críticos relativos a la crisis en curso.

Economista
Twitter: @DrLuisDavidFer