Cultura

Restauran piezas y objetos de Remedios Varo donados al MAM

Reportaje. Las donaciones fueron realizadas por Walter Gruen, última pareja sentimental de la artista y su esposa Anna Alexandra Varsoviano. El Cencropam recibió 253 piezas, 544 libros, 78 catálogos y revistas de la artista, además de objetos personales, seis carpetas de archivo y un vestido. En él, el acervo será restaurado, estudiado, catalogado y conservado

El sueño de la razón produce monstruos
El sueño de la razón produce monstruos El sueño de la razón produce monstruos (La Crónica de Hoy)

Las facetas del surrealismo de Remedios Varo Uranga (Anglès, Gerona, España, 16 de diciembre de 1908-Ciudad de México, 8 de octubre de 1963) como pintora o escritora, así como su forma de trabajo y lecturas que realizaba, podrán ser estudiadas a través del acervo donado por Walter Gruen (1914-2018) —última pareja sentimental de la artista— y su esposa Anna Alexandra Varsoviano (1927-2015).

Los objetos personales, dibujos preparatorios, bocetos, piezas y libros de Remedios Varo estaban bajo la custodia de Varsoviano, quien tras su muerte, dejó estipulado en su testamento que el acervo debía ser donado al Museo de Arte Moderno (MAM).

Los albaceas de Anna Alexandra Varsoviano acudieron al MAM para notificar de la donación, a partir de eso, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) tomó el caso y recibieron el archivo.

Tras arreglar los asuntos legales, el archivo fue llevado al Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), para ser restaurado, estudiado, catalogado y conservado.

En entrevista, Ernesto Martínez, director del Cencropam, cuenta que recibieron 253 piezas, 544 libros, 78 catálogos y revistas, además de objetos personales, seis carpetas de archivo y un vestido, que está siendo analizado por el Área de registro y control de movimiento de obra; los talleres de Artes Aplicadas, Papel, Maderas, Carpintería, Caballete, Preparación, así como los laboratorios de Papel y Biodeterio, del Cencropam.

“Sabíamos que lo que se recibiera tendría que resguardarse, además de ampliar la información, archivos y obras de Remedios Varo”, declara Martínez Bermúdez, pues el MAM cuenta desde 2002, con 38 pinturas y dibujos de la pintora surrealista, tras la donación de la Colección Isabel Gruen Varsoviano.

Como parte de las 253 piezas, hay dos piezas que resaltan, la primera es As del volante, obra fechada en 1962, clasificada como una “técnica mixta sobre cartulina”, de 46cm por 47cm, y que “de acuerdo con la investigación que hace la curadora Marisol Argüelles, habla un poco entre la amistad de Remedios Varo y Alejandra Varsoviano. Es un regalo que le hace Remedios a ella en el momento en el que le entregan su licencia de manejo”.

La segunda pieza a la que se refiere el director del Cencropam es Ramo floral con pájaros, óleo sobre madera dorada fechado en 1960, de 53cm por 46cm.

Entre las piezas, también se encuentran bocetos y dibujos preparatorios, “que nos permiten conocer los primeros trazos, la idea primigenia de la obras de Remedios Varo. Uno de los trabajos que se hicieron fue el relacionar los dibujos y bocetos con las obras originales”.

De acuerdo con el informe del Cencropam, los bocetos contaban con dobleces y arrugas, dada la forma de trabajo que tenía la artista, que se caracterizaba por utilizar pliegos de grandes magnitudes.

“Los pliegos los iba recortando de una manera singular y entonces nos encontramos con fragmentos sueltos, que al juntarlos, nos dimos cuenta que eran parte de una composición completa. Todos estos trabajos primeros no fueron pensados para conservarse y tenerse con un cuidado especial, porque fueron material base de trabajo y como tal, presentaban las huellas de ese trabajo”.

Martínez Bermúdez señala que los bocetos no sólo tenían dobleces y arrugas, también contaban con manchas de grafito por manufactura, por lo que esas piezas fueron sometidas de forma general a una limpieza mecánica, algunas más con broches o esponjas, mientras que otras tantas recibieron limpieza físico-química.

“En el caso de los objetos personales, había unos hechos en piel y con fibras naturales, entonces estos objetos se hidrataron para mejorar el manejo, flexibilidad y evitar futuras pérdidas o roturas al momento de manipularlos. Mientras que en el caso de las piezas de metal, se limpió, se pasivó, para evitar o aminorar la corrosión activa”.

Entre los objetos personales de Remedios Varo, fueron encontrados algunos textiles, los cuales recibieron lavado acuoso, un planchado para aminorar dobleces, arrugas y marcas, así como la oxidación de las fibras, trabajo que describe Martínez como una labor de paciencia y delicadeza.

De todos los textiles, resalta un vestido de algodón, el cual, requirió una exhaustiva limpieza mecánica, con brocha o aspiradoras, así como limpieza química puntual en ciertos lados donde había manchas, lugares en los que con productos específicos e hisopos, fueron retiradas las manchas, para luego hidratar el textil, plancharlo y montarlo en un maniquí exprofeso.

Los 554 libros tuvieron que ser ingresados al Laboratorio de Biodeterioro, herramienta que está en el Cencropam desde 2008, que es donde biólogos y químicos ayudan a “realizar dictámenes de las piezas”.

“Se hizo un diagnóstico, se revisaron los libros hoja por hoja para ver qué daños podían tener, se hizo una fumigación, luego se hizo una limpieza mecánica, se les pasó una aspiradora para eliminar restos de suciedad general, para terminar con una brocha de pelo suave en cada una de las páginas”.

Ernesto Martínez comenta que algunos libros requirieron un tratamiento puntual, por lo que después de la desinfección y limpieza, fueron llevados al Taller de Papel, para corregir desperfectos en el lomo, por ejemplo.

“Algunos libros tenían hojas o separadores, todo fue conservado, aunque separado del lugar donde fueron encontrados, pero con la debida catalogación para que algún investigador sepa que hay libros con algunos elementos agregados al libro, que seguramente significaron algo para Remedio Varo”.

Los separadores “estaban maltratando al libro”, por lo que se decidió sacarlos, clasificarlos, identificarlos y darles la debida correspondencia e información necesaria.

El mismo proceso de los libros fue aplicado en catálogos y revistas, mientras que en el caso de los objetos personales se fumigaron y limpiaron.

Como parte del archivo donado, se encontraron con una maleta en la que había documentos, mismos que fueron revisados, además de monedas, artes y pendientes.

En el caso de las carpetas de archivos “se tomaron muestras para saber si había microrganismos, pero también hubo fumigación, limpieza mecánica y radiación con luz ultravioleta de onda corta sobre las manchas, para asegurar la efectividad de la fumigación”.

El director del Cencropam señala que los documentos también fueron llevados al Laboratorio de Papel, lugar en el que fueron hidratados y con el fin de evitar arrugas, se pusieron prensas para poderles dar de nuevo la forma que tenía, sobre todo en los casos de papel albanene, pues se trata de un material “frágil, que en el momento en el que se le hace un doblez, queda muy marcado”.

Martínez explica que el Taller de Maderas intervino porque algunas piezas estaban enmarcadas, pero con un material que se caracterizaba por tener rayones, mientras que el taller de carpintería se encargó de hacer los marcos nuevos para los bocetos, tomando en cuenta los materiales y el pH indicado.

“Todas las piezas estaban en buen estado, pero As del volante tenía una marialuisa con mancha y el marco con rayones, aunque la obra estaba intacta. Al dictaminar se determinó que las manchas pudieran deberse a un ataque biológico y pérdidas de acabado en el marco”.

El funcionario comenta que ninguna obra presentó daños de consideración, “los daños que presentaban eran muy similares en todos”, a parte, en algunos casos, las obras estaban acompañadas de manchas de grasa o grafito.

“Los daños que tenían son propios de del trabajo del artista con el boceto, porque seguramente ella imaginaba, hacía el trazo y luego lo utilizaba como plantilla para ponerlo en la obra final. El trabajar con papel albanene produjo todos estos daños”.

“No tenemos fecha específica para las piezas restantes. Seguramente en el 2019 terminaremos de realizar los trabajos de la restauración más el trabajo del enmarcado, ahorita no hay ninguna urgencia”.

Ernesto Martínez comenta que la urgencia se tuvo en un inicio, pues al recibir el archivo, el Museo de Arte Moderno tenía pensado hacer Adictos a Remedios Varo. Nuevo legado 2018, inaugurada el 19 de octubre, que cuenta con algunas piezas recién donadas.

El director del Cencropam niega que la transición de una administración a otra incida para el desarrollo de los trabajos en los que se encuentran, aún más porque son dos tipos de tiempos que el encuentra:

“Hablamos de dos tipos de tiempos, cuando hablamos de transición hablamos de tiempos administrativos y cuando hablamos de restauración, hablamos de tiempos técnicos. Uno y otro no se contraponen y nosotros que somos un área técnica, estamos abocados con los tiempos como nos marcan las técnicas que hay que hacer. No tenemos una prisa en realizar esos trabajos, porque hay que hacerlos bien”.

“Dentro del ejercicio de relación boceto-obra, nos dimos cuenta que son exactos, precisos, no hay nada nuevo. Sin embargo, hay bocetos sueltos que no sabemos a dónde pertenecen, que son manos o pies, pero aún no nos hemos involucrado hasta allá para poder decir con precisión dónde está el trabajo final”.

Martínez enfatiza en que son pocos los bocetos que no cuenta con una relación específica con la obra, aunque por el momento, han sido catalogados como “probable boceto de”.

Por el momento, en el MAM se presenta Adictos a Remedios Varo. Nuevo legado 2018, donde están expuestos bocetos que se acompañan con su obras originales, así como la relación epistolar entre Remedios Varo, César Moro, Óscar Domínguez, Leonora Carrington y Octavio Paz, Nobel que incluso le escribió un poema a la pintora.

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