Cultura

Reúnen los cuentos más dramáticos de Inés Arredondo: deseos oscuros

La escritora es una autora valiosa del siglo XX mexicano, pero no es conocida por el lector general, señala Geney Beltrán, compilador de Estío y otros cuentos. Se compone de 16 relatos de ficción

Frida Kahlo, la pintora mexicana más famosa del mundo
Frida Kahlo, la pintora mexicana más famosa del mundo Frida Kahlo, la pintora mexicana más famosa del mundo (La Crónica de Hoy)

Inés Arredondo (1928-1989) fue la autora que escribió sobre los silencios de las personas y sobre la imposibilidad de expresar deseos. Así lo considera Geney Beltrán Félix (1976), compilador del libro Estío y otros cuentos (Planeta), antología que reúne 16 cuentos de Inés Arredondo, los cuales, en opinión del prologuista, son los más dramáticos por tener personajes que aman a infieles, a una madre que desea a su hijo o un anciano desahuciado que se casa con su sobrina.

“Inés Arredondo es una autora valiosa del siglo XX mexicano pero no es conocida por el lector general, ya que las ediciones anteriores de sus obras van dirigidas a un lector especializado. Este libro es un reconocimiento a una autora importante pero no considerada central, que no se enseña en bachilleratos, aunque sus cuentos tengan características que puedan resultar favorables para acercar a los jóvenes a la literatura mexicana”, indica.

El crítico literario considera que los cuentos de Arredondo podrían tener, entre los jóvenes, la misma aceptación que El llano en llamas, de Juan Rulfo, o Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, pero no sucede, en parte porque es vista como una autora más de la Generación de la Casa del Lago, en el núcleo de Juan García Ponce, José de la Colina, Juan Vicente Melo y Salvador Elizondo.

Otro factor de su poca difusión y enseñanza, indica, es que Arredondo escribió únicamente cuentos, “aunque tiene ensayos, lo central de su obra, es la ficción breve, pero el gran género narrativo que consagra a los escritores es la novela. Entonces, parecería una desventaja que Inés se haya mantenido leal a un género, el más difícil de la ficción”.

Estío y otros cuentos, editado por Oceáno, recopila cuentos como Olga, La Sunamita, Mariana, Orfandad, En la sombra, Wanda y Los hermanos, relatos que están divididos en  tres capítulos, mismos que corresponden a los tres libros compilatorios que en vida publicó Arredondo: La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988).

“Elegí esos cuentos para romper la muralla de lectores especializados y así entregarlos a un lector que no sabe de la existencia de Inés Arredondo o que sólo ha escuchado su nombre. Es una selección muy compacta, que se leen en una sentada pero que dibujan a personajes con los mundos más asfixiantes”, señala el compilador.

Por ejemplo, el cuento Estío, Beltrán Félix lo considera vital, ya que es representativo del deseo femenino silenciado. “El personaje, una mujer, no sabe lo que desea y cuando lo descubre (desea a su hijo), es incestuoso. Por otro lado, ese cuento tiene una prosa sensorial, que hace sentir al lector el calor, el esparcimiento, el decaimiento y la sensación de pérdida. Estío habla de un trabajo de limpieza y pulimiento de Arredondo”.

“Inés es una autora muy innovadora tan sólo en su audacia temática. Sus personajes femeninos dan fe de una sociedad muy represiva porque hay un gran conflicto en ellas: la imposibilidad de expresar el deseo. Esta autora habla de cómo la mujer es llevada a una situación en donde debe de renunciar a su sexualidad, tiene que aceptar que sólo es un objeto del deseo masculino, sin oportunidad de experimentar sus propios deseos”, señala.

Además, agrega, Arredondo utilizó el recurso de la alusión. “Es decir, no muestra el estallido, sino la inminencia del estallido, esa represión de sus personajes abre el ángulo para que especulemos sobre la sociedad en la que estamos viviendo”.

Por ejemplo, el cuento Mariana, es la historia de violencia en una pareja, de amor obsesivo y autodestructivo donde el lector descubre todo lo que le sucede al personaje principal, a través de testimonios de los personajes secundarios. “Ahí hay una zona brumosa del personaje principal del por qué se obsesiona así por un patán, Inés no lo explica e invita al lector a potencializar su imaginación”.

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