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“Huachicolero no era... y si era, ya pagó”

Una hermana de Lorenzo Neri, una de las víctimas de la explosión de Tlahuelilpan, buscó acercarse a López Obrador en busca de ayuda para sus seis sobrinos, quienes tienen entre 8 y 17 años. Le duelen los chicos, su futuro; y también la hostilidad hacia Lorenzo.

Una hermana de Lorenzo Neri, una de las víctimas de la explosión de Tlahuelilpan, buscó acercarse a López Obrador en busca de ayuda para sus seis sobrinos, quienes tienen entre 8 y 17 años. Le duelen los chicos, su futuro; y también la hostilidad hacia Lorenzo.

“Huachicolero no era... y si era, ya pagó”

“Huachicolero no era... y si era, ya pagó”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Doña Isabel Neri vive en Tulancingo, municipio huachicolero visitado ayer por el Presidente… Ella es hermana de Lorenzo Neri, de 48 años, una de las víctimas de la explosión de Tlahuelilpan. A una semana de lo ocurrido, nada se sabe de él.

La mujer buscó acercarse a López Obrador, en busca de ayuda para sus seis sobrinos, quienes tienen entre 8 y 17 años. Le duelen los chicos, su futuro; y también la hostilidad hacia Lorenzo. Como casi todas las familias, imprimió decenas de hojas con la fotografía de él y teléfonos de contacto, por si alguien sabía de su paradero, pero los mensajes negativos han superado las buenas noticias.

“Me han escrito que mi hermano era un delincuente, un ladrón de gasolina y se alegran de lo que le pasó”.

–¿Quiénes?

–Son teléfonos desconocidos, con otras ladas, pero son muy groseros, burlones… A unos les he contestado que lo dejen en paz, que mi hermano no era ningún huachicolero.

–¿A qué se dedicaba?

–Al campo, sembraba maíz y lechuga.

–¿Cómo paró ahí?

–Dicen que un vecino lo invitó. Como la gasolina estaba escasa seguro vieron la oportunidad de juntar un poco.

Los mensajes telefónicos subieron de intensidad tras la difusión en redes sociales “de una mentira”, señala doña Isabel: “Empezaron a decir que las familias de los muertos y desaparecidos le exigíamos al gobierno una indemnización; es falso, quienes no sabemos dónde están nuestros seres queridos, sólo pedimos encontrarlos, vivos o muertos, para ya no andar con este dolor por la calle”.

En uno de los textos anónimos, le escribieron: “¿Cómo piden indemnización? Todos ustedes deberían estar en la cárcel, por ladrones y pillos”.

“¿Por qué juzgan, si no conocen la historia de mi hermano? Doy la cara por él: no era huachicolero, pero si lo hubiese sido, ya vimos como salieron las personas ardiendo. Fuese lo que fuese, ya pagó el precio”, expresa la mujer, ya sin esperanza, resignada a los designios de la muerte. El más grande de sus sobrinos ya le adelantó que abandonará la escuela “porque mi mamá no podrá sola con tanto chiquillo”.

–No te salgas, hijo, yo te ayudo con las libretas –le propuso ella.

Doña Miriam, esposa de Lorenzo, y quien también ha recibido expresiones insultantes en Facebook (“Lo tenía bien merecido”, le han dicho), trabaja de 10 de la mañana a 2 de la madrugada en una cocina económica, donde se ha especializado en hacer tortillas. La dueña del local, además de ese servicio fijo, sale a los pueblos a vender enchiladas y ella es la encargada de trabajar la masa y hacer la salsa. Gana 200 pesos diarios.

La familia vive en el poblado de Huitel, municipio hidalguense de Tezontepec, a media hora de donde explotó la toma. “Ayer pasó una señorita a casa, venía de parte de López Obrador, para registrarme en los programas y ofrecerme una beca para mis niños. Sí estamos necesitamos, vamos al día, pero ahora mi petición no es dinero ni tarjetas”.

–¿Cuál es?

–Que me ayuden a encontrar a mi esposo…