Cultura

Río Bec, sitio maya que sale de la regla

Probablemente fue el único lugar maya sin un rey y las casas de los campesinos eran tan grandes que los arqueólogos las confundían con templos. Iniciarán otra temporada de excavación.

Templo maya en ruinas
Templo maya en ruinas Templo maya en ruinas (La Crónica de Hoy)

¿Río Bec es el único asentamiento maya que no fue gobernado por reyes? Es una pregunta que este año empezarán a contestar las arqueólogas francesas Charlotte Arnauld y Eva Lemonnier, durante la segunda temporada de trabajo en dicho sitio arqueológico de 30 kilómetros cuadrados ubicado en el corazón de la península de Yucatán, a mitad del camino entre Dzibanché, Quintana Roo, y Calakmul, Campeche.

El trabajo que emprenderán especialistas franceses, mexicanos y guatemaltecos de 2019 a 2022 también es un homenaje al epigrafista Alfonso Lacadena (España, 1964-2018), uno de los principales investigadores a quien México le debe el desciframiento del alfabeto maya y quien falleció el año pasado.

Río Bec se descubrió en 1907, tuvo trabajos de exploración de 1910 a 1930  y después, con la construcción de la carretera federal que va de Escárcega a Chetumal, se ­reencontró en 1973.

“La sociedades mayas antiguas eran agrarias y durante su auge, año 600, hasta su colapso, siglo IX y X, construyeron edificios públicos y residenciales, lograron edificar grandes ciudades con centros políticos y religiosos que hoy se pueden ver en las pirámides, canchas del juego de pelota, palacios y estelas con glifos”, explica Éva Lemonnier.

Ese patrón se encuentra en casi todo el mundo maya del clásico (200-900 d.C.): Tikal, Guatemala; Palenque, Chiapas; Copán, Honduras; Oxkintok, Yucatán y Cobá, Quintana Roo.

Sin embargo, Río Bec es una excepción porque no tiene ese tipo de centro, tampoco las evidencias registran una fuerte densidad, ya que se compone de grupos dispersos con arquitectura monumental.

“Desde el punto de vista arqueológico, Río Bec se ubica en el centro de las tierras bajas mayas y es uno de los sitios más prestigiosos de estas sociedades. Su estilo se caracteriza por edificios muy elaborados: fachadas adornadas, series de columnas, paneles con motivos geométricos y mascarones”, detalla Lemonnier.

En la anterior temporada de trabajo (2002-2010), los expertos registraron en Río Bec una concentración de 73 grupos monumentales dispersos en un área de 30 kilómetros cuadrados y una zona nuclear en 159 hectáreas que no indica el fenómeno de aglomeración típico del urbanismo maya.

“Lo que es de subrayarse es que Río Bec no es un sitio como los demás, difiere por la ausencia de rey y de corte, al menos entre finales del siglo VII y siglo IX, justo antes del colapso de todas las tierras bajas del sur”, señala la arqueóloga francesa.

Otra característica de Río Bec, añade, son sus extensas redes de terrazas agrícolas, lo que indica un patrón de asentamiento rural.

“Políticamente Río Bec se ubica en una región intermedia entre el sur y el norte. El sur estaba organizado en reinos con dinastía reales, mientras que el norte conoció su apogeo más tarde y estaba caracterizado por grupos sociales de economías agrarias, así que por su ubicación geopolítica intermedia Río Bec aparece como un sitio estratégico para profundizar el colapso maya y estudiar el cambio del sistema político: de una monarquía a un sistema aristocrático”, detalla.

Eva Lemonnier explica que en la zona nuclear pudieron notar que entre los espacios intermedios de los grupos monumentales notaron casas modestas sin decoraciones, dispositivos agrícolas, reservorios, camellones y estructuras lineales que fueron usadas para separar grupos sociales.

“Excavamos para demostrar que son residencias, que fueron construidas por los mismos campesinos que vivían adentro, que se construyeron muy lentamente en casi más o menos un siglo y que se construyeron con ayuda de los vecinos”, destaca.

Esto último, añade, porque comprobaron que cuando se empezaban a construir las residencias, las casitas de alrededor eran abandonadas quizá porque se expulsaba a la gente de menor jerarquía o porque los absorbían.

“En lugar de expulsar a la mano de obra y a guerreros que vivían alrededor, todos se juntaban y lo que no es común para los mayas es que vivían bajo el mismo techo. Eso es fundamentalmente Río Bec: vivir juntos en una casa muy prestigiosa. El corazón sociopolítico es la casa y eso da lugar a sistemas aristocráticos y no monárquicos”, indica Arnauld.

La arqueóloga precisa que no saben si había reyes o no en Río Bec y tampoco cuál fue la prosperidad de los campesinos mayas para poder construir casas tan grandes como las halladas.

Para ello, indica, es necesario tener los registros de actividad política maya, es decir, estelas e inscripciones jeroglíficas. “Tenemos pocas estelas y altares con inscripciones, son 18, y sólo están en tres grupos periféricos pero quizá nos equivocamos y no están en la periferia”, comenta.

El epigrafista Alfonso Lacadena (España, 1964-2018) trabajó en Río Bec hasta 2007, hizo fotogrametrías y publicó varios de sus trabajos en coautoría con los arqueólogos franceses, por eso el segundo proyecto es un homenaje a este investigador quien planteó una hipótesis para el sitio.

“Alfonso se dio cuenta que tres estelas ubicadas en cada uno los tres grupos periféricos tienen el mismo nombre: rey de B’olon (il), lo que es absolutamente anormal. La hipótesis de Lacadena es que hubo un sistema monárquico rotativo, es decir, la gente tomaba puestos durante ciclos determinados según el calendario”, precisa Arnauld.

Copyright © 2019 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México