El gobernador Carlos Joaquín González acababa de hacer una exposición de la crisis del sargazo, que iba —con detalle— del daño a la industria turística hasta llegar a las condiciones económicas que propician la delincuencia. Un discurso que parecía encajar bien en el imaginario amlista... salvo que no fue así: el presidente López Obrador decidió minimizar el problema y contradecir al gobernador opositor.

El Presidente consideró que la situación de sargazo en Quintana Roo no es un problema gravísimo y puntualizó que se va a resolver con apoyo de la Marina.

En el marco de la entrega de apoyos de programas sociales en Tulum, López Obrador ratificó que ya había instruido a la Secretaría de Marina (Semar) para que construya embarcaciones que recojan todo el sargazo del Caribe mexicano.

“Vamos a seguir apoyando con el asunto del sargazo, yo no he hablado mucho de eso porque no considero que sea como algunos sostienen: gravísimo; no. Los vamos a resolver, ya le di instrucciones al secretario de Marina y se van a construir hasta embarcaciones especiales para recoger el sargazo y terminar con ese problema”, afirmó el Presidente.

Minutos antes, Carlos Joaquín González expresaba la necesidad para combatir el problema ya que “a diario se están recogiendo mil toneladas de sargazo en las playas públicas”.

El mandatario estatal aseguró que el problema está afectando al turismo que deja una derrama de 14 mil millones de dólares anuales al país con más de 17 millones de visitantes. “Sin duda alguna otro nuevo gran reto a enfrentar lo constituye el sargazo, que provoca malestar, le quita la belleza a nuestras playas, provoca pérdidas económicas, desempleo, falta de desarrollo y violencia”, aludió el ejecutivo local.

Pero el problema no resultó tan claramente crítico para su invitado de honor. No obstante, el presidente López Obrador dijo dará un trato preferencial a Quintana Roo porque históricamente ha aportado millones de pesos al país gracias a sus destinos turísticos.