Esta Navidad el codiciado pernil (como llaman en Venezuela a la pierna de cerdo deshuesada) no pondrá al régimen bolivariano en graves aprietos, como ocurrió el año pasado, en plena crisis de desabasto y falta de alimentos en el rico país petrolero.

Para evitar un nuevo estallido social en Navidad contra el gobierno de Nicolás Maduro, su aliado, el presidente ruso Vladimir Putin, se encargó de enviar 13 mil 500 toneladas de pernil congelado a Venezuela, a precio subvencionado: 15 millones de dólares.

Este año Rusia reemplaza a Portugal, que venía enviando perniles a Maduro desde los últimos cuatro años hasta que la deuda de casi 80 millones de dólares no fue pagada.

Cuando arribó el cargamento a Caracas el primer lote, cada pierna se vendió a 0.22 centavos de dólar el kilo, mucho más barato que lo que se vende en los supermercados donde cuesta 4.44 dólares, una diferencia tan abismal que los beneficiarios prefieren revender al mercado la subvencionada y ganar un dinero extra.