Samuel García es la figura emergente de la elección 2021 a la que habrá que echarle un ojo en los años que vienen. Se cuela a las grandes ligas del poder político mexicano, provocando reacomodos en su partido, Movimiento Ciudadano, que hace unos meses sólo tenía a Enrique Alfaro como gobernador emanado de sus colores, y triunfa además después de haber recibido ataques directos de la Federación y señalamientos como “candidato del Presidente”.

Esto último, pensarlo como ungido de AMLO, es subestimar profundamente a quien ayer, de acuerdo a los primeros datos oficiales, le sacó cerca de 8 puntos a la maquinaria priista que parecía haber recuperado potencia.

El cálculo a partir del conteo rápido realizado por expertos del INE (enviado al órgano electoral de Nuevo León) le dio una clara ventaja a García, quien habría obtenido entre el 35 y el 37 por ciento de la votación, en tanto que Adrián de la Garza, abanderado del PRI, se quedó en el mejor de los casos con 28 por ciento de la votación; es decir, ni en el mejor escenario tricolor hay posibilidad de empatar a la joven promesa emecista.

Joven, muy joven, con apenas 34 años, Samuel representa todas las virtudes de las generaciones que saben adaptarse a malos momentos y salir de ellos. De chiste en redes sociales, se convirtió en un virtuoso de la explotación de estos medios (en lo involucró a su esposa, creando una imagen de dupla efectivísima para contactar con votantes hartos de opciones políticas tradicionales). Si El Bronco fue un evento hace 6 años, Samuel García parece serlo aún más y sin necesidad de caballos, sombreros ni porte campirano.

La Federación que lo acusó de suministrar recursos indebidos a su campaña, pero no lo mermó en absoluto.

El panista Fernando Larrazabal algo rescató del honor panista al lograr muy posiblemente el 19 por ciento de la votación, mientras que la gran esperanza del Presidente, la morenista Clara Luz, alcanzará sólo el 15 por ciento de los sufragios.

“TODOS GANAMOS"

García se mantuvo sereno a lo largo de la jornada electoral y tuvo sólo un desplante final al levantar el brazo antes de tiempo, de los resultados oficiales, algo que la autoridad electoral había pedido evitar.

De hecho, tanto Adrián de la Garza y Samuel García se declararon ganadores de la contienda electoral. Ambos se refugiaron en encuestas en las que “tenemos una amplia” ventaja y sólo De la Garza llegó a plantear, a pregunta expresa, la posibilidad de que la contienda tenga un resultado tan estrecho que sea necesaria una revisión.

Mientras tanto, García se mantenía sereno y sólo respondía a las acusaciones de su rival diciendo que en unas horas se vería quién decía la verdad.

Los dos aspirantes a gobernador, después de declararse ganadores, indicaron que emprenderán una política de conciliación con los que hasta ahora, al acabar la contienda en urnas, eran sus rivales, pero la calentura de la elección comenzó a pasar factura a pesar de estos buenos propósitos: “ustedes saben que Samuel miente muchas veces”, dijo el candidato del PRI (con apoyo del pequeño PRD neoleonés).

García agradeció a su esposa su participación, a la ciudadanía su apoyo e insistió en la necesidad de vigilar el proceso posterior, “luego les digo dónde vamos a gobernar y exhorto a Adrián de la Garza a que acepte la derrota”, señaló y parafraseo el lema de campaña del priista: “Adrián, todo va a estar mejor”.