Metrópoli

Se amurallan por inseguridad; ni Google Maps puede pasar a sus calles

En Jardines del Pedregal, Club de Golf México, Lomas de Chapultepec, San Ángel y Del Valle, algunos vecinos decidieron colocar vigilancia privada y plumas para evitar ser víctimas de robo

Guardia de seguridad en la entrada de un estacionamiento
Guardia de seguridad en la entrada de un estacionamiento Guardia de seguridad en la entrada de un estacionamiento (La Crónica de Hoy)

El muro  propuesto por Donald Trump en la frontera genera la molestia de los mexicanos; sin embargo, en la capital del país, las colonias de mayor plusvalía han levantado sus propias vallas con el mismo fin: aislarse y evitar la llegada de extraños para que los colonos tengan mayor sensación de seguridad.

Ha sido tal el fenómeno de amurallar en las calles capitalinas, que ni Google Maps puede ingresar para tomar imágenes para que aparezcan en la aplicación de Google Street View.

En colonias como Jardines del Pedregal, Club de Golf México, Lomas de Chapultepec, San Ángel y Del Valle, los vecinos han decidido colocar vigilancia privada y plumas para evitar ser víctimas de robo.

No obstante, lo anterior implica una privatización del espacio público y violaciones a la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México.

 De acuerdo con la legislación, impedir o estorbar el uso de la vía pública equivale a una sanción de 11 a 20 días de salario mínimo y arresto de 13 a 24 horas.

Para Roberto Remes, titular de la Autoridad del Espacio Público, este tipo de conductas son más comunes de lo que podría pensarse y admitió que generan la privatización del espacio público.

“En la Benito Juárez hay algunas calles que nunca vamos a poder conocer porque encuentras una limitante que dice ‘hasta ahí no llegas’” explica.

Sin embargo, indica, este tipo de calles enrejadas son permitidas, siempre y cuando no haya una queja, es decir, las autoridades actúan sólo a través de la denuncia.

“Estos espacios se privatizan por la vía de causar algún derecho de los propios vecinos”, comenta.

Remes, quien es el encargado de mejorar el acceso de las vialidades principales, señala que debido a que este fenómeno se da en las calles, es decir, en vialidades secundarias, corresponde a las Jefaturas Delegacionales resolverlo.

No obstante, afirma que los delegados evitan siempre tener conflictos vecinales por un asunto político, por lo que terminan por ser permisivos.

“Pelearte con una colonia completa es un mal incentivo político. No deberíamos de ver a la política como un mero trampolín, pero en la práctica intentas tener cierta gobernabilidad”, señala.

Explicó que los vecinos pagan el predial a partir de su terreno de construcción y no está considerada la calle como su propiedad; sin embargo, la calle, a final de cuentas,  sí funciona como una extensión de su propiedad.

Los vecinos utilizan mil metros cuadrados, pero no están pagando los mil metros cuadrados.

“La ciudad debería discutir en qué casos sí es pertinente este aislamiento, en qué casos no y en qué casos sólo beneficia a los automóviles”, precisa.

“Por desgracia, las personas delimitan sus espacios como una manera de decir: ‘esto es lo que quiero adentro y esto es lo que quiero afuera’. Es un poco como lo que pasa ahora con la nueva política en Estados Unidos: a los ajenos los quieren fuera”, advierte.

Aun así, señala, enrejar tampoco es una estrategia cien por ciento fiable para reducir los robos. Actualmente, la delincuencia utiliza otros métodos para poder asaltar un domicilio.

En Jardines del Pedregal, por ejemplo, al menos 10 calles tienen este tipo de obstáculo.

Crónica hizo un recorrido a pie y una consulta en Google Street View y en ninguna de ellas se permitió el paso para hacer el trabajo de cartografía.

Las calles que tenían plumas y rejas en Jardines del Pedregal fueron Colegio, Lava, Xitle, Grieta, Iglesia, Cañada, Cantil, Rojas, Colina y Brisa.

En San Angel Inn colocaron plumas en la calle Aida, Jardín, Magnolia, Diego Rivera y Mariscal.

En Santa Fe, ciertos complejos impiden el paso de una calle a otra. Sin embargo, según Remes, habría que revisar hasta qué punto es propiedad privada.

Prácticamente toda la colonia Club de Golf México está en estas mismas circunstancias.

En las calles, vecinos  fueron consultados y aseguran que decidieron enrejar debido a la inseguridad que se suscita en la capital mexicana.

—Esto es parte del espacio público, ¿por qué impedirle la entrada a cualquier persona?

—No se les impide el paso. Pueden mostrar una credencial en la entrada. Pero debe informar a qué casa va. Lo hacemos por cuestiones de seguridad,  explica.

En un ejercicio hecho por este diario, elementos de vigilancia impidieron el paso cuando se les informó que sólo se quería conocer la zona.

La CDHDF reveló que este tipo de actos son privatizadores del espacio público, limitan la libre circulación, discrimina a las personas, dificulta su acceso, provoca la fragmentación y obstaculiza la movilidad.

**Según la Ley de Cultura Cívica, en su artículo 25, fracción II, impedir o estorbar el uso de la vía pública equivale a una sanción de 11 a 20 días de salario mínimo y arresto de 13 a 24 horas.

**En el 2016, la CDHDF recibió nueve quejas de vecinos por colocar rejas o plumas en las calles.

**De acuerdo con Roberto Remes, titular de la Autoridad del Espacio Público, este tipo de actos son privatizadores del espacio público y quienes lo hacen deberían de pagar un impuesto mayor.

**La vigilancia  en las calles secundarias y sanción debe realizarse por las jefaturas delegaciones correspondientes.

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